La pandemia de COVID-19 modificó los hábitos de la sociedad y dio un giro de 360 grados en materia de cuidado personal, tanto para hombres como para mujeres. Cuáles son las principales prácticas adoptadas en los últimos meses en la región, les comparto este artículo para que lo tengan presente.
Muchas personas aprendieran a recrear de forma casera aquello que los expertos hacían de manera profesional. La agencia Another elaboró un reporte, sobre la base de una encuesta regional, en el que comparte los nuevos comportamientos y hábitos de conducta de los consumidores tras un año de pandemia.
“El 59% de los consumidores encuestados afirma haber cambiado su rutina de cuidado personal durante la cuarentena.
Mayor disciplina en el cuidado de la piel
Tanto hombres como mujeres de América Latina mencionan haber incrementado el tiempo, esfuerzo y dinero que dedican al cuidado de la piel, sobre todo, por el hecho de contar con más tiempo para sí mismos, lo que los motiva a probar nuevos productos, agregar más pasos y realizar con más frecuencia sus rutinas. El 21% de los encuestados asegura haber gastado más en productos de belleza y cuidado personal durante la pandemia.
Las prácticas que aumentaron entre las mujeres son las siguientes:
– Rutina de skincare más largas y con más productos.
– Adopción de nuevos horarios y mayor frecuencia en la aplicación.
– Mayor cuidado interno: salud emocional y suplementos alimenticios.
– Mayor frecuencia de limpieza facial y de manos, así como la aplicación de mascarillas.
– Investigar sobre los beneficios de los productos y ver tutoriales de make up y rutinas faciales, principalmente, en generaciones jóvenes.
– Búsqueda de soluciones para problemas específicos, como acné y manchas.
– Rutinas de belleza DIY (do it yourself) con productos de origen natural.
Entre las prácticas que disminuyeron se encuentran el uso de la planchita de pelo y secador, la utilización de maquillaje y la depilación.
Entre los hombres, las prácticas que aumentaron fueron:
– Lavado de cara, dientes y manos.
– Uso de productos especializados.
– Mayor frecuencia y constancia de aplicación.
– Búsqueda de soluciones para temas específicos, como acné.
– Atención a la ansiedad.
– Experimentación con nuevos productos.
– Adopción de nuevos rituales, como aplicación de mascarillas.
– Inversión en skincare.