Aunque pocos lo sepan, Misiones es uno de los ocho distritos que tiene mayor cantidad de jugadores en todo el país. Según la Federación Argentina de Tenis de Mesa, en la Argentina hay alrededor de mil jugadores federados y otros 20 mil aficionados que practican la disciplina en ligas provinciales. El ranking lo encabezan Capital Federal y Buenos Aires, y le siguen Mendoza, Córdoba, Chaco, Jujuy, Salta… y Misiones.
Localidades como Montecarlo, Puerto Rico u Oberá son consideradas referentes en la tierra colorada: hay varios clubes y escuelas que forman a los players desde pequeños y le inculcan esa pasión por la paleta.
Sin embargo, pese a ser la ciudad más poblada, Posadas carecía hasta ahora de un lugar donde practicar el deporte con aspiraciones a más. Hasta ahora. Es que en enero último abrió sus puertas Master Club Tenis de Mesa, una iniciativa que busca fortalecer la disciplina en la capital provincial.
“El objetivo es proyectar a Misiones a nivel nacional e internacional, que los jugadores de acá tengan protagonismo. Y por qué no, soñar con que algún día haya un misionero jugando a nivel internacional, llevando la bandera de la provincia a los Juegos Olímpicos. Soñar en grande también es parte del proyecto”, se ilusiona el experimentado jugador Mariano Irrazábal (51), entrenador Nivel I de la Federación Argentina y principal artífice de Master Club, quien contó a EL DEPOR detalles de una iniciativa que busca aglutinar a los amantes posadeños de la mesa y las pelotitas.
Mariano, ¿cómo surgió la idea?
La idea nació el año pasado, cuando empezamos a preguntar y conseguimos un lugar en el salón La Stanza, en el complejo de canchas de fútbol 5 que está sobre la avenida Uruguay. Al principio empezamos a jugar nosotros, un grupo de amigos, a puertas cerradas. Hasta que en noviembre comenzamos a trabajar en la idea de abrir todo esto al público.
Así estuvimos hasta enero, que arrancamos con los primeros alumnos y con gente de otros lugares. Hoy tenemos alrededor de 15 jugadores activos, además de que también alquilamos las mesas para cualquiera que quiera jugar.
¿Por qué Posadas nunca tuvo un club o escuela de tenis de mesa?
En mi visión, hay muchísima gente que juega en Posadas, pero el problema es que los lugares para jugar siempre fueron en espacios particulares. Por eso la idea fue crear este lugar para que todos los jugadores, que están dispersos, tengan un punto de encuentro y con un nivel acorde, de calidad, para poder divertirse pero también despertar el sentimiento de sana competencia.
El tenis de mesa hace amigos y creo que, después del fútbol, es el deporte más practicado de manera amateur. ¿Quién no agarró alguna vez una paleta y se enamoró del tenis de mesa?

¿Cuál es el objetivo?
El objetivo es proyectar a Misiones a nivel nacional e internacional, que los jugadores de acá tengan protagonismo. Y por qué no, soñar con que algún día haya un misionero jugando a nivel internacional, llevando la bandera de la provincia a los Juegos Olímpicos.
Soñar en grande también es parte del proyecto. En la provincia y en la ciudad hay jugadores de jerarquía, de excelente nivel. Entonces todo eso es posible con entrenamiento y trabajo.
Como en toda disciplina, llegar a lo más alto no es una tarea sencilla…
Pues bien, para llegar a ser un atleta de élite, como en todo deporte, se requiere mucho entrenamiento y sacrificio. Y también queremos brindar esa posibilidad. Por eso le apuntamos a los más chicos, al semillero, y a la formación de jugadores de alto rendimiento.
Y por eso tenemos mesas oficiales de competición, que son lo más alto en el país y el continente. Hoy por hoy tenemos chicos como Lisandro (7), Victoria (10) o Chiara (13), que son los más chiquititos y que ya están entrenando a full. Por eso hay que resaltar que se puede. Cuesta pero se puede.

La última y, no por ello, menos importante… como amante del tenis de mesa… ¿te molesta cuando se habla de “ping pong”?
(Se ríe) Mirá, pese a lo que muchos creen, esta disciplina no nació en China sino en Inglaterra, hacia 1870, como una adaptación del tenis pero para jugarse en interiores. Y las primeras pelotitas eran de celuloide, entonces al picar hacían ese ruido.
No me molesta en absoluto cuando te dicen “ping pong” (se ríe)… Pero hay algo cierto: cuando me decís que jugás al ping pong, estás diciendo mucho. El ping pong, se podría decir, es como hablar del “fulbito” de barrio. Por eso, cuando hablamos de tenis de mesa, estamos hablando en otro idioma.