Cada año, el Instituto Reuters para el periodismo elabora un “Reporte de noticias digitales” a nivel mundial, donde desmenuza el ecosistema en el que se desenvuelven los medios de comunicación tanto a nivel global como particular en casi medio centenar de países, entre ellos Argentina. Estas son las principales conclusiones del estudio de este año, para saber dónde estamos parados en estos tiempos inciertos.
Más de un año después de su inicio, la pandemia del coronavirus sigue colocando una nube oscura no sólo sobre la salud de nuestras comunidades, sino también sobre el sector periodístico. La crisis, con sus confinamientos y demás restricciones, ha acelerado el declive de los periódicos impresos, lo cual impacta aún más en los balances de muchas empresas de medios alguna vez orgullosas e independientes.
Este año las páginas que analizan cada país están repletas de historias sobre despidos de periodistas, mientras los anunciantes se asustan frente a la recesión económica mundial. La crisis ha acelerado nuevos modelos de negocios como la suscripción y la membresía, pero en la mayoría de los casos todavía ni siquiera se acerca a compensar los ingresos perdidos.
Sin embargo la crisis también ha mostrado el valor de la información rigurosa y fiable cuando hay vidas en juego. En varios países vemos a las audiencias volcándose hacia las marcas confiables y atribuyendo mayor confianza a los medios en general. La diferencia entre “los mejores y el resto” ha crecido, al igual que la brecha de confianza entre los medios y las redes sociales.
Por supuesto, estas tendencias no son universales y el informe de este año también expone preocupantes desigualdades tanto en consumo como en confianza: jóvenes, mujeres, personas de minorías étnicas y partidarios políticos a menudo se sienten menos representados de forma justa en los medios.
En términos globales, y después de dos años de abrupta caída, la confianza en las noticias se ha incrementado con la pandemia: el 44% confía en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo. Sin embargo, se mantiene estable la confianza en las noticias halladas en motores de búsqueda y en redes sociales, lo que significa que las audiencias parecen dar más importancia a las fuentes rigurosas y fiables.
Proporción de personas que confía en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo
Sin embargo, se mantiene fuerte el uso de redes sociales para consumir noticias, sobre todo entre los jóvenes y quienes poseen niveles educativos más bajos. Las aplicaciones de mensajería como Whatsapp y Telegram se han vuelto especialmente populares en el Sur Global, lo cual ha generado más inquietud en torno a la propagación de desinformación.
De hecho, la preocupación global por el fenómeno de la información falsa y engañosa ha crecido ligeramente este año y casi todos perciben a Facebook como el canal principal de su diseminación, junto a Whatsapp.
Paralelamente, a pesar del crecimiento de los medios “partidistas” o “militantes”, la mayoría (74%) sigue prefiriendo las noticias que reflejan un abanico de puntos de vista y un 66% piensa que los medios deberían tratar de ser neutrales en todos los temas, aunque algunos grupos más jóvenes piensan que la “imparcialidad” puede no ser apropiada o deseable en ciertos asuntos de justicia social.
Pagar por informarse
Otro fenómeno destacado es el significativo incremento en el pago por noticias online en los países occidentales más ricos, aunque el porcentaje general a nivel mundial permanece bajo.
En el último año, más “periodismo de calidad” se colocó detrás de muros de pago: medios impresos y nativos digitales se volcaron hacia las suscripciones, las membresías y las donaciones para reducir su dependencia de la publicidad, que en el ámbito digital sigue yendo primordialmente a Google y Facebook.
Proporción que pagó por noticias online en el último año
El progreso en general se mantiene lento. En los 20 países donde los editores han impulsado activamente las suscripciones digitales, un 17% dice que ha pagado por noticias online en el último año, ya sea vía suscripción, donación o pago único. Esto implica un crecimiento de dos puntos porcentuales desde 2020 y de cinco desde 2016 (cuando era un 12%). A pesar de ello, una vasta mayoría de los consumidores en esos países continúan resistiéndose a pagar por cualquier tipo de noticias online.
En cualquier caso, la gran mayoría de esas suscripciones digitales se concentra en unas pocas marcas grandes, mientras que el valor de los medios tradicionales a nivel local y regional se limita cada vez más a una cantidad acotada de temas, como la política local y los sucesos.
Menos interés en las noticias
En realidad se observa un descenso del interés por las noticias en muchos países, pese a los tiempos turbulentos que vivimos. El porcentaje que dice estar muy o extremadamente interesado ha bajado en promedio cinco puntos porcentuales desde 2016. Más de un año después del inicio de la pandemia, el intenso interés por el tema parece ir menguando y muchas personas dicen que a menudo las noticias les parecen repetitivas, confusas e incluso deprimentes.
Esa caída del interés por las noticias convencionales permanece como un enorme desafío en tiempos en que las sociedades afrontan tantas amenazas existenciales a la salud y la prosperidad. El reto para los medios es cómo volver a captar ese interés sin bajar el nivel ni recurrir al sensacionalismo, lo cual a su vez puede dañar la confianza.
Otro “clavo en el ataúd” de los impresos
Las publicaciones impresas se han visto muy afectadas por el COVID-19, en parte debido a las restricciones en la distribución y en parte por el golpe asociado que sufrieron los ingresos publicitarios. Países que tradicionalmente han tenido altos niveles de venta de ejemplares, y en varios lugares, las ventas diarias en quioscos sufrieron por la inquietud que generaba una posible contaminación de los ejemplares.
Si bien la gente aún cree que los periódicos son la mejor opción para informarse sobre política local, en otras áreas temáticas ahora se consideran mejores o más convenientes los motores de búsqueda, los sitios online o las redes sociales.
También para acceder a datos sobre el tiempo o el mercado laboral local, y las redes sociales a la hora de buscar recomendaciones sobre “actividades para hacer”. Los periódicos ni siquiera son el principal lugar para la información sobre COVID-19, a la que se accede fácilmente mediante visualizaciones de datos en los resultados de búsqueda de Google, en las redes sociales o en sitios gubernamentales.
Perspectivas futuras
Las suscripciones empiezan a funcionar para algunos medios, pero no está claro que vayan a funcionar para todos los consumidores. La mayoría de la gente no siente suficiente interés por las noticias o no dispone de suficientes ingresos para dar prioridad a las noticias sobre otras cuestiones de su vida. Otros pueden resistirse porque disfrutan eligiendo entre varias fuentes y no quieren limitarse a una publicación o dos.
Entre quienes no pagan, sólo una pequeña minoría dice que probablemente lo hará en el futuro por publicaciones online de su agrado. Así, si bien existe espacio para crecer en este sentido, la abundante provisión gratuita de noticias, ya sea de medios comerciales o públicos, es un factor clave para algunos de los que no pagan.
En una época en la que el consumo de noticias se ha vuelto más abundante, más fragmentado y más difícil de controlar, los medios se enfrentan a una elección. Por un lado, pueden tratar de establecer una relación más profunda con una audiencia o un grupo demográfico específicos, representando y reflejando sus visiones y aspiraciones. Este periodismo tal vez deba adoptar un “punto de vista” más claro, aunque al mismo tiempo puede crear una sólida confianza con ese grupo. Por otro lado, los medios pueden intentar ponerse a salvo de las diferencias brindando servicios que funcionen para la mayor cantidad de gente posible.
Es lo que gran parte del público dice querer. En este caso, el desafío consistirá en ver si el periodismo que pretende equilibrar diferentes puntos de vista puede atraer suficientemente a las audiencias y al mismo tiempo evita quedar atrapado en las batallas partidistas y culturales que tanto han caracterizado a los últimos años.
Evolución de las fuentes de noticias en Argentina
¿Y por casa, cómo andamos?
A pesar del COVID-19, el consumo de noticias cayó en la Argentina en la televisión, los medios online, las redes sociales y los medios impresos. Las tiradas más bajas llevaron a los periódicos a establecer o endurecer muros de pago. Pese a la crisis económica, un 15% de los encuestados dijo pagar por noticias online, en comparación con el 11% del año anterior.
En realidad, el consumo de noticias viene decreciendo desde 2017. Durante 2020, el mayor interés por las noticias al principio de la pandemia dio paso a la fatiga en los últimos meses del año.
A su vez, la confianza general en las noticias y en “las noticias que consumo” aumentó respectivamente a 36% y 47% en comparación con el año previo, pero se mantienen lejos del “pico” de 41% y 52% registrado en 2018.
En contraste, la confianza en las noticias en redes sociales permanece baja, pero estable. El alto nivel de polarización afecta al sector de los medios en la Argentina y varias marcas conocidas generan fuerte desconfianza.
¿Cuánta atención reciben los medios en las redes sociales?
Esta pregunta, poco investigada, es uno de los grandes hallazgos del informe 2021, en el que se trata de profundizar en el modo en que la gente utiliza las distintas redes para las noticias. Sabemos que muchos periodistas se esfuerzan por cultivar su presencia en Twitter y Facebook, y hasta cierto punto parece dar frutos. Pues bien: en todos los países, afirman prestar la mayor atención a los medios convencionales cuando consumen noticias en Twitter (31%) y en Facebook (28%), cifras considerablemente superiores a las de los políticos, las fuentes alternativas u otros influencers.
Pero el impacto democratizador de las redes sociales también se pone de manifiesto la atención significativa a las opiniones de la gente común en todas las redes, también para las noticias. En plataformas como Instagram, Snapchat y TikTok el foco también se orienta firmemente a las personalidades (por ejemplo, celebridades u otros influencers) y los periodistas pasan a un segundo plano, incluso cuando se trata de noticias.
Uso de las redes sociales y apps de mensajería en Argentina
En cuanto a la motivación de los consumidores de información a la hora de usar una red, se detectan claras diferencias entre Twitter (cuyos usuarios perciben como un buen lugar donde obtener y debatir las últimas noticias) y plataformas como Facebook, donde las personas están “principalmente por otras razones”.
Instagram, Snapchat y TikTok se ven de forma clara como formas divertidas y entretenidas de pasar el tiempo, en consonancia con el carácter más joven y lúdico de estas redes. Los usuarios de noticias en YouTube tienen una variedad de motivaciones, incluyendo la firme intención de buscar perspectivas alternativas para las noticias.
Las redes nuevas orientadas a los jóvenes representan un reto significativo para los medios convencionales.
Las noticias son en gran medida casuales y las expectativas de contenidos ágiles, visuales y entretenidos no siempre resultan naturales en redacciones integradas por periodistas de mayor edad con foco en formatos tradicionales.