Tras una reunión con el equipo económico, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó la postura que viene fijando hace meses respecto de que no se aplicará ningún tipo de política de shock ni una devaluación pronunciada para normalizar la economía después de las elecciones.
En ese marco, el funcionario destacó los avances logrados en materia de estabilización cambiaria al asegurar que hay condiciones para que el dólar oficial proyectado para diciembre en $102,40 llegue en ese rango a fin de año y destacó la importancia de encarar el camino hacia la estabilización económica, como parte de un plan que requiere un enfoque integral y no solamente cambiario.
Ya varias veces el Gobierno ha salido a desmentir que tenga planeado devaluar fuertemente la moneda después de las elecciones y dejar atrás su estrategia de llevar la evolución del tipo de cambio por detrás de la inflación, tal como lo viene haciendo hasta ahora.
De hecho, hace pocos días, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, había reforzado esta postura cuando dijo públicamente que “no creemos que la devaluación sea la solución para ninguno de los problemas”.
El economista Fabio Rodríguez, socio de la consultora M&R, una vez más dejó en claro que “las autoridades económicas han descartado de plano cualquier movimiento devaluatorio brusco del mercado oficial, asegurando además que la brecha y el blue se mantendrán cerca de los niveles actuales aunque con cierta volatilidad”.
Telón de fondo
La presión por una devaluación tiene su explicación en lo que Rodríguez identifica como “las tensiones cambiarias preelectorales, que son un clásico en Argentina bajo cualquier circunstancia”. Y, en este sentido, anticipa que, seguramente, la dolarización de cartera irá subiendo a la largo de agosto, presionando más que nada los dólares financieros y la brecha.
En la misma línea, el economista Camilo Tiscornia, director de CyT Asesores Económicos, apunta que “el trasfondo siempre es el contexto electoral y el Gobierno tiene bien en claro que, para ganar las elecciones, tiene que mostrar buenos resultados económicos”.
Así, detalla que, en el actual contexto, generar un contexto favorable implica continuar bajando la inflación y que no se escape para que mejore el poder adquisitivo de las personas y asegura que eso va de la mano de que no salte el dólar oficial.
“Si el dólar empezara a moverse a lo loco cerca de las elecciones, en cualquiera de los diferentes mercados de divisas que hay hoy, sería un gran problema para el equipo económico”, señala Tiscornia.
Es por eso que espera que en los próximos meses el Gobierno apueste a reforzar los controles sobre el dólar, a seguir incentivando la liquidación por parte de los exportadores y a intervenir las cotizaciones financieras, que es lo que vienen haciendo.
Advierte, no obstante, que la variable más peligrosa es el mercado blue porque “el BCRA no pueden intervenir en ese mercado por ser ilegal”, pero no descarta que buscará mecanismos para presionar y que puedan hacer alguna intervención indirecta con manos amigas.
Razones para no devaluar
¿Por qué el Gobierno busca por todos los medios no devaluar? Según explica Julián Zicari, economista e investigador del CONICET, esto se debe a que eso generaría un impacto recesivo, traslado a precios, con una consecuente aceleración de la inflación y aumento de la pobreza.
“Todo eso implicaría una caída económica cuando lo que se está buscando es todo lo contrario: apuntalar la recuperación y desacelerar la pauta inflacionaria y, para ello, usa el tipo de cambio como ancla”, asegura.
Desde Ecolatina, Matías Rajnerman, director de la consultora, coincide con esta mirada al señalar que “la devaluación es mala para las variables inmediatas de la economía”. Al igual que Zicari, advierte que avanzar en ese sentido generaría una aceleración de la inflación.