Hoy es la única de la familia que sigue despuntando el vicio. Se considera un caso extraño porque “voy sola, ato mis anzuelos, armo mis equipos, tengo esa independencia. Dentro de la Federación Misionera de Pesca -donde fue elegida vicepresidenta- hay excelentes pescadoras y espero que se animen muchas más, sobre todo ahora, al ver que hay una mujer más cerca de ellas”, manifestó. Por lo general, “hacemos con devolución y respetamos mucho al pez”, dijo la mujer, que considera “terrible la bajante del Paraná”.
Alicia Susana Talavera es fanática de la pesca, uno de los deportes que más se practica en el mundo. Su pasión comenzó de muy pequeña junto a papá Osvaldo, y aún recuerda que si el domingo que debían ir a pescar, llovía, no paraba de llorar en todo el día. Pasaron los años, y es la única de la familia que sigue pescando. Con su relató entusiasmó a los oyentes del programa “El aire de las Misiones” que se emite por FM 89.3 Santa María de las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN.
Entiende que es una práctica para la que “hay que tener ganas. Las casas de pesca te pasan datos, pero cualquiera con una cañita, una boyita, ya puede empezar a pescar. Después vas adquiriendo conocimientos durante toda la vida porque siempre hay algún secretito más pero, en general, no hay grandes secretos”, dijo la agrimensora oriunda de Buenos Aires, donde pescaba para la Federación Metropolitana, y ahora está afincada en nuestra provincia.
Contó que en una ocasión, representando a la Argentina, clasificó para un Sudamericano que se hizo en Paraguay. “Competimos con Uruguay, Paraguay y Chile -faltó Brasil- que son los países que participan. Argentina ganó como país pero las damas salimos segundas. Después volví a pescar a Paraguay pero en un Sudamericano de Clubes, representando al Pira Pytá, del que era socia”. Ahora pertenece al Club Roca-Corpus, que representa a ambos municipios.
Talavera vivía en Buenos Aires y junto a su esposo buscaban un cambio. “No conocía Misiones a diferencia de él, que había trabajado acá. Vinimos, me gustó y nos quedamos. Después de empezar a trabajar, lo primero que hice fue acercarme a la pesca, y así empecé a frecuentar el grupo”, dijo la mujer que, gracias a su profesión, pudo desempeñar tareas en distintos lugares.
Sostuvo que este deporte aglutina a bastantes mujeres. “En casi todas las federaciones se da que las mujeres se arriman a pescar acompañando al papá, como lo hice yo de chiquita, a un hermano, novio o marido. Y es ahí donde se enganchan. Por ahí les cuesta más porque van acompañadas de los hombres. Lo que busco es que se reactive el lanzamiento, una de las prácticas que se abandonó en casi todas las federaciones”. Se considera un caso bastante extraño porque va sola en su vehículo, ata sus anzuelos, arma sus equipos sola. A veces, antes de la pandemia, algunas amigas la acompañaban pero no a pescas sino para cebar un mate. “Pude llevar a varios chicos, les enseñé y arrancaron. Cuando fui socia del Pira Pytá, creamos una Escuela de Pesca y daba clases a los pequeños. Muchos aprendieron, también los papás y las mamás que los acompañaban, fue muy bueno”, agregó.
La pesca es un deporte bastante caro. “Los precios de un reel, una caña, un anzuelo, aumentaron bastante, pero con pocas cosas te podés mantener y hacer una pesca. En Misiones, por el tipo de suelo, con piedras, se pierden bastantes equipos, se enganchan y eso es inevitable. Los chicos se frustran un poco ante esas pérdidas. Pero forma parte casi de todos los deportes, salvo el fútbol que lo haces en un potrero, en una esquina, los demás tienen su parte de costo”.
Comentó que cuando pescaba en el Delta del Paraná no había un horario especial, pero que en esta zona es notable como, cuando comienza a bajar el sol, el pique cambia del día a la noche.
En una prueba donde nadie había pescado nada, vi que bajaba el sol, acomodé mi equipo e hice tres o cuatro tiros rapidísimos. Saqué cuatro piezas y gané el torneo. Cuando empieza a bajar el sol, si los mosquitos te permiten, podés aprovechar porque hay mejor pique”.
Aconsejó no llevar repelente, ni medicamentos, sólo jabón blanco, porque los olores perduran en las manos y el pez los percibe cuando se va a encarnar. “Hay que ponerse repelente antes y después se debe lavar las manos con jabón blanco. Me pasó una vez que tenía un torneo en el Pira Pytá y justo tuve que cambiar la cubierta del auto. Llegué sobre la hora, empecé a pescar y no sacaba nada. Un nenito me dijo: ‘acordate que cambiase el neumático, lavate las manos’”.
Sobre la visible bajante del río Paraná, señaló que “es terrible, es muy grave. Lo que nos anunciaron es que desde el arroyo Ñacanguazu hacia el sur, podemos pescar. La veda está arriba. No hace mucho que estoy en la provincia pero los chicos comentaban que en Puerto Rico y Montecarlo, que la bajante no es tan grave, que tuvieron bajantes más complicadas, no por falta de agua sino por el comportamiento normal del cauce. Ellos podrían estar pescando pero no sé por qué la nueva veda se estableció desde el Ñacanguazu hacia el norte”.
Acotó que la mejor pesca depende de la costa, de las piedras. “El domingo tuvimos un torneo y con el agua transparente no pescamos prácticamente nada. Cuesta mucho pescar, es que por la falta de lluvia bajan menos turbias las aguas de los arroyos, pero después de la represa no hay lugares muy óptimos. Salvo que vayas embarcado. Pero es para algunas personas, no para todas. Lo mejor es que el lugar al que acudas tengas un muellecito, algo desde donde no tengas que tirar tan lejos para tener una profundidad”. Reconoció que “lo mío es costa, no tengo embarcación. El domingo pesqué embarcada porque uno de los muchachos tuvo la valentía de invitarme al bote. Mis amigas me dicen y ¿qué haces si tenés ganas de hacer pis? Contesté: aviso, llevo un baldecito tipo de playa, y hago. Hay que adaptarse”.
Sugirió que para la costa, la mejor carnada es la californiana que se puede criar en casa. Después, está la que encontrás en al tierra, “pero se parte y se te pega”. Los embarcados emplean filet de otro pescado o carne roja.