Al finalizar la II Guerra Mundial, tras la división de Alemania, Berlín también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos alemanias.
En 1949, los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).
En ese marco, el 13 de agosto de 1961, soldados alemanes comenzaron a colocar alambre de púas y a construir un muro de 45 kilómetros para dividir Berlín en dos partes.
Era una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia.
Así permaneció durante 28 años, separando a familias y amigos. Desde entonces hasta 1989, más de 5.000 personas trataron de cruzar el muro y más de 3.000 fueron detenidas. Alrededor de 100 personas murieron en el intento, la última de ellas el 5 de febrero de 1989.
Finalmente, el 9 de noviembre de 1989, masas de alemanes del este y del oeste comenzaron a escalar el muro y a derribarlo. La unificación del país se consolidó con la firma de un tratado el 3 de octubre de 1990.