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“Se están volviendo recurrente los casos de abigeato. Si bien es en toda la zona de Montecarlo donde los hechos provocan pérdidas muy importantes, los pequeños productores de esta localidad queremos una solución a esta problemática que se acrecienta”, contó a FM 89.3 Santa María de Las Misiones, Lucas Spath, uno de los tantos afectados.
En esa comuna se viene dando un desarrollo incipiente de pequeños productores ganaderos, quienes en los últimos dos años han visto pronunciarse las pérdidas económicas sin que nadie pueda responder por ellas.
Según su detallado relato del productor ganadero, sus vecinos tienen mucho miedo de salir a denunciar lo que pasa, ya que según pudo saber PRIMERA EDICIÓN los responsables actúan bajo el amparo de “bandas bien organizadas”.
“En mi caso tengo 35 animales y en lo que va del año, en el lapso de cuatro meses, me robaron dos. Es un número importante”, lamentó. No es para menos, ya que en un cálculo a groso modo cada animal vale por encima de los 200 mil pesos.
Consultado sobre la respuesta de las autoridades policiales, el joven productor explicó que hizo todas las denuncias como corresponde, “los agentes recorrieron el campo, pero más que eso no se investiga. Queda todo en la primera etapa y queda sin resolver. Mientras tanto, en el pueblo aparece gente que vende cortes a precios muy económicos, pero por ejemplo, no se investiga de dónde salió la carne”.
“Este es un pueblo chico, enseguida se sabe quiénes son los responsables, algunos incluso tienen antecedentes, o bien son personas quienes ya salieron de la cárcel donde estuvieron detenidos por abigeato”.
Tienen miedo
“Hay muchos casos que no llegan ni a denunciarse, la gente se cansó de hacerlo, porque se pierde un montón de tiempo y nunca llegan a los responsables”, fue el relato del productor ganadero quien explicó que en toda la jurisdicción de El Alcázar no se cuenta con el servicio de la Policía Rural.
La chacra de Spath es de muy difícil acceso, de hecho sin vehículo se torna imposible, por eso se calcula que el ataque fue organizado y cometido por varias personas.
“Me carnearon el animal en el mismo campo, me lo sacaron del corral caminando por un tramo de 450 metros aproximadamente para sacarlo a la ruta”, fue su descripción.
“No sabemos qué hacer, tampoco cuándo puede volver a ocurrir. Acá la mayoría de los productores están armados”, amplió.
Y aseguró: “Yo no me acuerdo que hayan detenido a alguien recientemente por este motivo”.
“Nos sentimos indefensos, esto se convirtió en tierra de nadie”
Alejandro Yede, otro productor agropecuario del pueblo, víctima de la creciente inseguridad decidió hacer público lo vivido para que sirva como un llamado de atención a las autoridades.
“Hace dos meses ingresaron a mi domicilio y me despojaron de todas las herramientas de trabajo. Soy productor agrícola y me sacaron los elementos fundamentales para el desarrollo de mi actividad”, fue su relato.
Yede no sólo explicó que las acciones policiales fueron ineficaces para recuperar las herramientas sino que la sensación de inseguridad va en crecimiento.
“Después de lo que me pasó a mí, me enteré que habían ocurrido hechos parecidos durante la misma semana y un poco antes. Lo lamentable es que después de denunciar ante la policía no pasa nada, entonces está sucediendo. Salir a manifestarse es una pérdida de tiempo”, aseguró el hombre.
“Hay dos partes de un mismo problema: el que las roba y las vende y el cliente que compra”, analizó Yede sobre una cuestión que atraviesa lo social y cultural.
Impunidad
La sensación de impunidad con que los trabajadores sienten que les roban sus pertenencias se une con la de estar indefenso.
“Las cosas estaban a 10 metros de donde duerme mi mamá, es muy feo. Uno se pone a pensar seriamente en la autodefensa, parece que lamentablemente es la única opción que nos dejan”, comentó sobre la posibilidad de armarse.
Las villas de emergencia crecen al mismo ritmo que los delitos
Guadañas, motosierras, secarropas, garrafas, fumigadoras, hidrolavadoras y el listado de elementos robados a la familia de Vilma Alfonso sigue.
En diciembre último, la mujer fue víctima de un robo junto a su esposo mientras dormían en horas de la madrugada y según contó a PRIMERA EDICIÓN nunca sirvió de nada hacer las denuncias ante la policía.
“Fuimos a todos lados, inclusive en la jurisdicción de la Policía de Puerto Rico y hasta el día de hoy no cayó ni un responsable”, explicó.
Lo sustraído era nada menos que el total de las herramientas de trabajo de su esposo a quien lo dejaron sin trabajo.
Carmen Cantero, otra vecina de El Alcázar graficó todo lo relatado por sus vecinos y se mostró dispuesta a salir a reclamar la intervención de las autoridades provinciales, lo mismo que Gertrudis Pers, quienes aseguraron “no tener miedo”.
Y dijo: “Es hora que se haga algo, los vecinos queremos que se sepa lo que pasa en nuestra localidad. Detrás de los robos hay un montón de esfuerzo de productores que luchan por su supervivencia”.