Si se tiene en cuenta a Antonio Sepp, el Jesuita que en 1732 imprimió un libro sobre el cultivo y la elaboración de vino en las reducciones, el hecho histórico coloca a la provincia en un lugar de privilegio para ocupar un rol clave en cuanto al producto y le añade riqueza histórica, cultural y paisajística.
“En 1730, de hecho, había bodegas en todo el Virreinato del Río de la Plata, pero no un libro que describa cómo se cultivaba y cómo se elaboraba el vino. Ese es sin duda un hecho mucho más trascendente”, apuntó Agustín Borzi, del Instituto Agrotécnico Salesiano “Pascual Gentilini”, quien ocupa un rol estratégico dentro del proyecto para revalorizar y dar a conocer la producción del “Vino de las Misiones”.
“Realmente es necesario hacer todo un trabajo para que entienda todo lo trascendente que es, porque no hay un relato igual en todo el país”, aseguró.
“Cuando llegó a mis manos, el libro del padre Antonio Sepp vi que el ‘Vino de las Misiones’ no era un invento, sino algo muy real y en ese recorrido se fueron sumando algunos emprendedores que vienen trabajando mucho y muy bien al respecto”.
En ese sentido, Borzi remarcó que a lo largo y ancho de la tierra roja existe un arduo e invisibilizado trabajo de los pequeños productores de vino artesanal.
“Eso me parece muy importante y es necesario hacerlo visible, fundamentalmente porque hay un segundo período histórico de la producción de vino en esta provincia y ocurre con la llegada de los inmigrantes durante el gobierno Juan José Lanusse (1896/1905), con la llegada de los ucranianos y polacos, quienes vuelcan aquí sus costumbres y tradiciones para prepararlo”.
Visibilidad
Para que ambos aspecto: el período de producción vitivinícola Jesuita y siglos después con la llegada de los extranjeros a la provincia en busca de paz, pan y trabajo, sean conocidos para así poder ser valorados, en junio último la Universidad nacional de Misiones, a través del proyecto de Extensión Ñeé de Turismo, propició un conversatorio sobre el “Vino de las Misiones. Historia, Turismo y Tecnología”.
La actividad contó con la participación de especialistas locales y nacionales, quienes desde diferentes perspectivas dieron a conocer aspectos desconocidos sobre la temática: Historia, Turismo y Tecnología a partir del planteo de algunos límites existentes en cuanto a la elaboración de vinos misioneros y sus posibilidades culturales y geográficas.
“Hay denominaciones geográficas que están autorizadas por el (Instituto Nacional de Vitivinicultura) INV y el INTA está trabajando sobre todo en el tema, sobre todo en lo referente al vino de uvas de mesa”.
“Hay potencial viendo las diferentes resoluciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura con respecto a las indicaciones y a una Denominación de Origen Misiones”, se alegró.
Uvas en Noviembre
Uno de los aspectos más interesantes que tiene la temática es el potencial de Misiones que tiene uva fresca en noviembre.
“Ese aspecto nos hace ver un futuro más cercano, que si bien está relacionado a la producción de vino, poder tener uvas frescas cuando en ninguna otra región hay”, destacó Agustín Borzi. Para esa fecha toda la que llega a Buenos Aires de Jujuy o Bolivia no está en temporada.
“Creo que ese es uno de los puntos fuertes que hay que seguir fortaleciendo entre los productores de 25 de mayo, Cainguas, Alem y Andrade”, añadió.