El mecanismo utilizado para el secado artesanal está constituido por un cajón de madera pintado de negro en el interior, rejillas de alambre o de plástico, una puerta de vidrio y virutas de hierro.
Se colocan las rejillas a distintas alturas en el interior del cajón (allí se colocan los alimentos a secar). Con la puerta de vidrio se cierra la entrada del cajón, en cuyo piso se coloca la viruta.
Se realizan dos orificios, uno en la parte inferior del cajón y otro en la parte superior, para permitir la circulación de aire.
Una vez que tenemos la “infraestructura”, el procedimiento recomendado es el siguiente:
1. Cortar las frutas en rodajas para facilitar el secado. Sumergir entre 10 y 15 minutos las frutas cortadas en agua con limón (esto evita el oscurecimiento). La proporción recomendada es 4 limones por litro de agua.
2. Cargar las rejillas con los alimentos que se desea secar.
3. Se coloca el cajón al sol, inclinado de manera que los rayos del sol den directamente en los alimentos. Debe haber una buena circulación de aire: el aire seco y fresco ingresa por el orificio inferior, se calienta sobre las virutas y sale por el orificio superior aire cálido y húmedo.
4. Durante la noche se debe entrar el cajón.
5. El tiempo de secado oscila entre dos y tres días, dependiendo de las condiciones climáticas del lugar en donde se realiza.
6. La fruta no debe perder flexibilidad en el secado. Cuando las frutas se endurecen demasiado, pueden enjuagarlas y secarlas con un trapo limpio.
Se pueden secar: duraznos, damascos, ciruelas (cortados a la mitad y sin carozo), peras, higos (cortados en mitades o en rebanadas), uvas, zanahorias (ralladas o cortadas en rebanadas), zapallitos (cortados en cuatro pedazos), cebollas (cortadas en rebanadas), arvejas o maíz (en granos).
Ventajas
-El secado es más rápido, y de esta forma los alimentos conservan mejor sabor.
-No permite la entrada de insectos, hongos, bacterias.