“Hay que prestar atención a la próxima cumbre de Presidentes del G20. Ahí puede haber novedades”, recomienda el ministro del equipo económico en diálogo con iProfesional. Se refiere a la negociación con el Fondo Monetario y la posibilidad de un acercamiento clave, que defina un pronto acuerdo con el organismo.
En esa cumbre de jefes de Estado -que se realizará a fines de octubre en Roma-, el Gobierno espera que, por fin, haya un guiño político definitivo para que el FMI acceda a la demanda para rebajar el sobrecosto que le cobra a la Argentina por el crédito de u$s45.000 millones otorgados a la Argentina entre 2018 y 2019.
En el Gobierno hay preocupación por la aceleración que ha tomado la dinámica dolarizadora en la última semana. No por esperadas, las turbulencias dejan de intranquilizar.
Las ventas del Banco Central en el mercado oficial no frenan: este miércoles, la mesa de operaciones del BCRA tuvo que vender u$s90 millones y ya acumuló un rojo de u$s750 millones en los últimos diez días hábiles.
Hacia afuera, el mensaje del Gobierno es de “manual”: “El Banco Central tuvo muchas rondas compradoras y acumuló muchas reservas, así que no vemos ningún riesgo”, consideró Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo tras la reunión de gabinete económico en Casa Rosada.
“Estamos viendo un escenario en que el Banco Central está en control de la situación”, refrendó.
En la interna, los funcionarios del área económica cuentan las horas hasta las elecciones del domingo. Y esperan una luz verde del poder político para avanzar en el acuerdo con el Fondo Monetario.
Martín Guzmán cree que la firma con el FMI sería estabilizador de la crisis cambiaria. A esta altura, con un Banco Central que vende de a u$s100 millones por día, el ministro está convencido de que la mejor manera de tranquilizar el escenario sería con un programa económico con el Fondo Monetario.
En eso estuvo trabajando todo este año, hasta que Cristina Kirchner dio la orden de posponer el cierre de las negociaciones hasta después de las elecciones de noviembre.
El problema que ahora enfrenta el Gobierno es que la dolarización se aceleró, y se corre el riesgo de que la posición en reservas del BCRA quede más debilitada. Tras el ingreso de los DEGs del FMI, las denominadas reservas “netas” treparon a u$s10.000 millones, pero se sabe que de ese total, unos u$s5.000 millones se irán para cumplir con compromisos de deuda con los organismos internacionales, de acá hasta fin de año.
De acuerdo a la información que dejan trascender los propios funcionarios del equipo económico, la clave de la negociación con el FMI pasa por la posibilidad de reducir los costos del crédito. La Argentina, en ese sentido, paga entre tres y cuatro veces más que el resto de los socios endeudados con el organismo ya que su deuda excedió la cuota que le pertenece.
El Gobierno argumenta que no fue responsable de algo acordado entre el propio FMI -en violación de sus propios estatutos- y la administración macrista.
En su última reunión con Kristalina Georgieva, el propio Fernández se llevó el compromiso de la titular del Fondo de analizar esa posibilidad, algo que el propio directorio del organismo podría revisar.
Distinto es el caso de la extensión de los plazos de los créditos, que no van más allá de los diez años. Guzmán también viene reclamando una extensión de esos vencimientos, de manera de darle aire a la economía argentina.
Para refrendar un cambio de esa magnitud, haría falta una modificación en los estatutos del FMI, lo que lleva tiempo y, sobre todo, acuerdos políticos entre los países socios.
Por eso la expectativa, alimentada por el propio Presidente en las últimas horas, a través de una entrevista con un matutino porteño, refiere a la posibilidad de que el acuerdo se rubrique en el corto plazo. Incluso antes de las elecciones de noviembre.
Guzmán siempre se mostró proclive a un rápido acuerdo, incluso en la previa a las elecciones. Incluso para “ahorrarse” los DEGs que envió el Fondo y que servirían para fortalecer las reservas.
Ahora, con un BCRA interviniendo tanto en el mercado “oficial” como el “alternativo” -a razón de u$s100 millones diarios e incluso algo más- un acercamiento con el FMI podría colocar paños fríos en el cada vez más convulsionado mercado.
¿Medidas en camino?
Habrá que ver si en el actual contexto de tensión cambiaria y menor oferta de divisas, el nivel de importaciones de los últimos meses podrá mantenerse. Las compras en el exterior estuvieron en el orden de los u$s 5.700 millones mensuales, un monto difícil de sostener en el nuevo contexto.
¿Volverán a pisar las importaciones? Por ahora, el Gobierno rechazó esa posibilidad para darle oxígeno a la recuperación de la actividad económica.
Más allá de que en la coyuntura el Gobierno extreme las precauciones, está más que claro que el escenario de fondo es desafiante para las autoridades.
Básicamente porque se presume que las liquidaciones de las cerealeras -hasta ahora en niveles récord- van a contraerse en las próximas semanas, al menos hasta fin de año.
En los últimos dos meses, las importaciones rondaron los u$s5.700/u$s5.800 millones mensuales. ¿Será necesario ajustar el grifo para evitar un cimbronazos? Y si se ajusta, ¿cuál es el riesgo de perjudicar la actividad económica, que está en plena recuperación, tras el desplome por la pandemia? ¿Acaso será imprescindible volver a tomar medidas restrictivas en el mercado cambiario? ¿En las operaciones del contado con liqui?
A eso hay que sumarle las obligaciones de deuda que tiene el Gobierno. Los más grandes serán los vencimientos con el Fondo Monetario.
De acuerdo al resultado
Los bancos de Wall Street siguen intentando descifrar qué pasará después de las primarias y (en base a ese resultado) el “partido por los puntos” como se consideran los comicios de noviembre. Sea como fuere, una de las entidades más poderosas del mundo y que sigue particularmente a la Argentina como Barclays Capital publicó un interesante paper para sus clientes alertando los efectos de un triunfo o un derrota del Frente de Todos para la economía.
“Una derrota del gobierno o una cómoda victoria podría conducir a escenario de distintas políticas”, advierte Pilar Tavella, directora de Barclays.
La entidad de origen inglés tiene como escenario base que el Gobierno buscará llegar a un acuerdo de IMF después de las elecciones de noviembre y antes de la amortización de marzo. “Este escenario es particularmente probable si el gobierno gana o si las elecciones tienen un resultado ajustado. En ese caso, esperamos que el gasto se mantenga alto en y las reservas sigan disminuyendo”, alertó
Agencias y medios digitales