Llegamos a los 50 y algunas los pasamos; somos mayores para nuestra generación, aunque hoy el paradigma de la “mujer mayor” ha cambiado.
Aunque, las experiencias vividas denotan que aún existen estereotipos negativos que enfrentamos a diario los adultos mayores y cómo influyen en nuestra calidad de vida y relaciones.
Un cambio de paradigma implica un profundo cambio de mentalidad de una época, de los valores que forman una visión particular de la realidad. Cuesta, además muchas lo padecemos porque las que se atreven a cuestionar ese paradigma saben que serán criticadas.
Aún permanece instalado en la sociedad -mal que nos pese-, el “viejismo”, donde se consideraba de manera negativa a las personas mayores, vistas como objetos de asistencia, in-útiles en muchas otras cuestiones cotidianas; por suerte está cambiando por el nuevo paradigma de la mujer mayor como sujeto de valor, experiencia, modelo de moda, de ropa deportiva, maquillaje, estética y valor dentro de la sociedad.
Esto no surgió solo sino porque nostras, las mujeres mayores y también los hombres nos aggiornamos a esta nueva sociedad, no es gratis.
“¿Estoy conforme?”
Mujeres que deciden ser madres a los 40 años y otras somos abuelas a los 45 o 50 años. Maravilloso el cómo nos hemos acercado todas.
Tengo amigas de la edad de mi hijo mayor y de mi hermano menor y además del fabuloso el intercambio generacional, compartimos muchas otras cosas, hijos y nietos, secretos de belleza, viajes, deportes, confidencias y una absoluta lealtad.
Soy mayor y tengo el aspecto de una mujer de mi edad. Algunas mañanas, al mirarme en el espejo pienso: “¿Estoy conforme?”.
Descarto la cirugía facial (salvo los retoques en la frente y patas de gallo) porque amo mis expresiones dramáticas y las arrugas que me aparecen con estos gestos, son parte de mí y de las sonrisas que provocan en los demás. Aún prefiero eso. No sé dentro de un tiempo que haré cuando me levante y me pregunte lo mismo.
Pienso que la belleza de la mujer madura está en su propio look, en su elegancia e inteligencia. Vienen a mi mente: Maria Callas, Frida Kahlo, Rigoberta Menchu o Meryl Streep.
A los 20, todos somos hermosos con unos vaqueros y una camiseta. Pero después, la belleza es una cuestión de estilo, personalidad, carisma. No ocultar los defectos sino transformarlos para ser únicos. Yo ya no busco resultar sexy sino encontrar la mejor expresión de mí misma.
Ya estás grande para…
Parece mentira pero existen algunos mitos como: “Los Adultos Mayores son como niños, hay que cuidarlos y protegerlos ya que no pueden hacer nada por ellos mismos”, este mito desconoce las potencialidades que tenemos, reforzadas, por cierto.
Si permitimos esta idea sobre nosotros, permitimos la construcción de una imagen infantilizada del adulto mayor, por lo que se cree que no se nos debe pedir opinión o la que tenemos es antigua y ya no es válida. Porque nos hicieron creer que comenzar a tenernos en cuenta es ser egoístas; que solo vivimos para nuestros nietos o cosiendo y cocinando. Amo hace estas cosas, pero no es lo único que quiero hacer.
Si nos escuchamos, atendemos y decidimos lo que queremos hacer es cuando podremos estar con los demás sin dejar que nos digan: “ya estás grande para tal cosa” y sumar activamente a la vida de los demás.
Estamos activas, presentes y vigentes y no estaremos esperando que nos den permiso para atendernos.
Tuvimos mucha presión: el trabajo, la carrera, el dinero, los hijos, pero a medida que cumplimos años nos sentimos más libres y mucho más seguras.
Vamos encontrando nuestro momento para decidir qué hacer, con quien, dónde y cómo pasar nuestros últimos y mejores años de vida.