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El testimonio entre sollozos de la madre de Fiorella Aghem (22), al momento de revivir la desaparición y la muerte de su hija contrastado con la mirada a un punto fijo del acusado prácticamente durante toda la primera audiencia, pintó la crudeza de un debate en el que se intenta esclarecer el femicidio que ocurrió en 2019 en la localidad de San Vicente.
Los magistrados Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Miguel Orlando Moreira abrieron la jornada con la lectura de elevación a juicio de la causa. Sentado frente a ellos Leopoldo Borovski (23), escuchó que su presencia en el lugar se debe a que por las pruebas obradas en el expediente, en principio lo señalaban como el autor del femicidio de Fiorella. Cuando el presidente del Tribunal le preguntó si quería declarar se negó a hacerlo y ratificó lo que mencionó en la etapa de instrucción.
“Es muy doloroso estar acá”
Mercedes Beatriz Pereira Gómez, la madre de Fiorella, fue la primera de los cinco testigos que declararon ayer.
“Es muy doloroso estar acá. Esto no hubiera pasado si la justicia hubiera actuado debidamente, porque había varias denuncias”, fustigó. “Lo conozco a Leopoldo Borovski desde chiquito, era como mi hijo, prácticamente vivía en mi casa. Fue el novio de mi hija durante tres años. Fue a la catequesis con ella y a la secundaria”.
Recordó que el problema empezó “con los celos hacia mi hija porque ella estudiaba en Aristóbulo del Valle (Lengua y Literatura). Empezó a cuestionarle sus amistades. Le rompía los celulares. Al enterarme de eso hablé con Borovski en mi casa”.
Relató que en julio de 2018 el joven llevó a Fiorella para que lo acompañara supuestamente a llevarle alimentos al personal de la chacra. Era de noche.
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“Él quiso bajarla de la camioneta y ella forcejeó, cortándose la mano con el cinturón de seguridad. Le había quitado el teléfono. Quedó en una oscuridad total. Él se arrepintió volvió hacia ella y le pidió disculpas. La llevó a casa y ella al otro día me pidió ayuda. Me contó lo que sucedía y comenzó a llorar. Fuimos a la Comisaría de la Mujer y no me atendieron bien. Cuando llegó el turno la oficial me dijo que yo no podía participar de la denuncia. Le tomaron solamente una exposición. Me dijeron que vayamos a la comisaría Primera a denunciar el robo del celular. Radicamos la denuncia por el robo del teléfono y nunca hicieron nada”, subrayó.
“Fuimos a casa de los padres del muchacho este a reclamarles por el teléfono. Él (por el acusado) siempre fue manipulador, le dijo a los padres que él no hacía esas cosas. Hoy pienso que ellos tienen gran culpabilidad. El papá de mi hija también fue a hablarle al padre acerca de lo que había ocurrido”, continuó.
“Mi hija había ido a un encuentro con sus amistades y el casi la estrangula. Ella le pidió ayuda a la Dirección de Tránsito para que la acerque a la comisaría de la Mujer. Allí otra vez no hicieron nada”, rememoró.
“El 28 de febrero de 2019 salió de mi casa a las 17.15. Recuerdo como estaba vestida. Me saludó, se iba a entregar unas hojas”.
Al otro día la madre se fue a trabajar y su hijo la llamó avisándole que Fiorella no había vuelto. “Con el papá de ella, con el que estamos separados pero siempre tuvimos una buena relación, estuvimos unidos en la búsqueda”.
Señaló que en la comisaría un jefe le dijo que no se podía hacer denuncia porque había que esperar 48 horas por la desaparición de una persona.
“Volví a mi casa y al revisar sus cosas y descubrí la denuncia del 3 de enero de 2019, cuando él casi la estranguló en el mismo lugar donde después apareció. Regresó a la seccional y allí se encontró con un abogado amigo. Le contó que su hija estaba desaparecida y temía lo peor. “Este abogado tomó la denuncia y se la mostró al jefe y le dijo qué están esperando para actuar”, relató.
Luego, Oscar Alejandro Aghem (58), padre de Fiorella, también cuestionó la forma que las autoridades llevaron adelante el caso. “Me trataron de forma prepotente en la comisaría. Todo eso llevó a como terminó todo. Borovski ya tenía una (restricción) perimetral, pero era muy posesivo y manipulador, seguía persiguiéndola. Entendía que era para él o para nadie. Para mí fue muy mala la investigación”, remarcó.
La ahorcó y le pidió perdón
Otro de los testigos, una compañera de facultad de Fiorella. Indicó que una vez su amiga le mandó un audio en el que le contaba: “estaban en la camioneta hasta que en un momento empezaron a discutir, y él quiso ahorcarla con un cable. ‘Le hizo ver las estrellas’”.
Segundos más tarde ella se cayó de la camioneta y fue cuando quiso escapar. “Él salió tras de ella para pedirle perdón y le dijo que no hiciera nada en contra de él. Siempre le pedía perdón, entonces ella accedía a seguir. Pero cuando ella quería alejarse de verdad le decía que se iba matar”.
Más testimonios
El cuarto testigo fue un sereno de la terminal de San Vicente. Recordó haber visto al acusado en la zona, con la camioneta y una joven a la que trataba amablemente.
Luego habló un vecino del kilómetro 45 de la ruta 13. Dijo haber visto una camioneta blanca, un auto gris y escuchar “No me pegues, no aguanto más, matame ya”.
Por último fue el turno de un primo segundo del acusado, a quien acompañó a Horizontina, Brasil. Dijo que en ese viaje no hablaron de la desaparición de Fiorella, a pesar que ya la buscaban.