Con el regreso del tráfico fronterizo con Foz de Iguazú, mediante la apertura desde el primer minuto de hoy del corredor seguro de turismo en Puerto Iguazú, Misiones abre una nueva etapa de relacionamiento con los países vecinos, tras 18 meses de cierre cuando llegó la pandemia de COVID-19.
Es una nueva etapa, un paso más en medio de la “nueva normalidad” que el mundo vive desde que el coronavirus cambió las formas de relacionamiento que se tienen en todos los ámbitos. Pero debe asumirse que ocurre aun en la pandemia vigente, con la incertidumbre de las nuevas cepas (como la Delta, la Mu, entre otras) de las que se desconocen todavía las consecuencias de su circulación masiva.
Por esta razón, autoridades, personal de control nacional y provincial, municipio iguazuense y población en general de ambas orillas del río Iguazú deberán actuar con la mayor responsabilidad en la aplicación de las medidas preventivas.
Está claro que, a esta altura de haber podido ganar flexibilidad en un montón de actividades, lo que menos se pretende es volver atrás con las mismas. Porque sería una nueva afectación a la ya complicada actualidad que viven muchos pobladores de la ciudad de las Cataratas principalmente. Los que no han podido reponerse a las secuelas de los cierres masivos en el turismo, la hotelería, la gastronomía, etc.
Con la apertura del corredor seguro, que costó adaptar las exigencias nacionales y la propuesta provincial de protocolos, se abre una nueva esperanza de recuperar parte de lo perdido. De generar mayor empleo privado, de reabrir emprendimientos que tuvieron que cerrar por las limitaciones de la pandemia.
Es un reinicio lento, con cupos de tránsito, que se espera evolucione hasta poder alcanzar lo que siempre fue ese paso: uno de los de mayor flujo de personas junto con el puente San Roque González (entre Posadas y Encarnación, Paraguay).