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La investigación por el crimen del menor César Daniel Tizato (15) tuvo en las últimas horas dos novedades de interés. Una de ellas es que la prueba de ADN al padrastro del adolescente asesinado en agosto de 2020, y que fue cotejada con muestras halladas en el cuerpo de la víctima, arrojó resultado negativo.
La otra, es que surgieron nuevas pistas y que tienen que ver con la posibilidad de hallar nuevos sospechosos. Es que desde el Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles a cargo del magistrado Miguel Ángel Faría, ordenaron el peritaje a las señales de cinco teléfonos celulares que figuran en el informe de las celdas activas en inmediaciones a la escena y desde el día en que desapareció Tizato hasta que hallaron su cadáver.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN en su momento dos sospechosos estuvieron en la mira de los pesquisas, sin embargo los cotejos genéticos tampoco coincidieron.
El viernes 2 de octubre de 2020 en una laguna de un campo de San José fue hallado semisumergido el cadáver del menor tras 33 días de búsqueda. El sitio está ubicado a 1.800 metros de la ruta 105 en jurisdicción de Fachinal, un estanque a pocos metros del arroyo Pindapoy.
Peregrinar investigativo
El mismo día del hallazgo, la Justicia dispuso la detención de un profesor de artes marciales, de 45 años, vecino de la víctima y quien fue la última persona en verlo con vida tras llevarlo a cazar el domingo 31 de agosto de ese año.
Ni bien se supo de la desaparición del menor, el hombre le aseguró a la madre de Tizato que él volvió solo de aquella excursión y que había dejado al chico con dos desconocidos, a quienes nunca se pudo identificar.
Luego, ya en marzo pasado, fue arrestado en Virasoro (Corrientes), otro sospechoso de 29 años que había declarado como testigo en la causa. Sin embargo también recuperó la libertad porque el rastro de ADN que fue detectado en el cuerpo de Tizato tras la exhumación del cuerpo, tampoco coincidió.
Ambos implicados figuran en el expediente con “falta de mérito”. El adolescente sufrió una muerte violenta a raíz de un traumatismo de tórax con una herida de entrada punzocortante, que podría corresponder a un elemento contundente largo y con punta que correspondería a un destornillador, una chaira para afilar o un puñal largo.
Ahora la esperanza de los investigadores se centra en la pericia telefónica. De esos cinco números mencionados, cuyos titulares de los celulares aún se desconocen, podrían obtenerse identidades de nuevos sospechosos. Mientras tanto, la causa seguirá en compás de espera.