En otro momento anterior me referí en parte sobre este asunto que quiero volver a repasar con el único propósito de colaborar en lo que se refiere a nuestra endeble economía que, a mi criterio, se deteriora cada día más.
A partir del año 1976 con el Sr. Alfredo Martínez de Hoz, como Ministro de Economía fue introducido en la mentalidad de muchos argentinos una especie de fiebre hacia la tenencia del billete dólar.
Recuerdo perfectamente, que ante de esa fecha 1976 nos desenvolvíamos, los argentinos valorando nuestra moneda y utilizándola como corresponde: en compra y ahorro.
Tal vez por la nueva modalidad de la adquisición del dólar, ignoramos que la inmovilización de dinero provoca efecto negativo en el desarrollo personal y, cuando es colectivo, incide mal en el país que lo fomenta.
Creo que los recursos económicos tienen que ser utilizados cuando sobra, en la compra de bienes generales: construcción, materiales, etc. porque comprendo se generan faltantes que con trabajo tienen que ser reemplazados.
Aquí en la Argentina una permisividad, llevó a que tengamos una deuda sideral, invertida en lugares fuera de nuestro país: por supuesto; dinero inmovilizado.
Entonces: ¿qué produce el dinero inmovilizado? Falta de trabajo, la postal la tenemos ¿cuántos planes sociales hay en la Argentina por falta de trabajo? Tenemos un país con materia prima para exportar lo que el mundo necesita no hace falta decir el que podemos hacer trabajando y vendiendo a quien nos pueda pagar.
¿Cuántos planes sociales hay para mitigar parte del “hambre” argentino? Peor parte heredarán los niños, que tal vez no están bien alimentados y tendrán que afrontar la conducción de nuestra querida Patria.
¿Los políticos que nos gobiernan?
Raúl Alfonsín propuso crear la escuela para políticos, pero fue callado inmediatamente.
Así estamos: atados a un “dolar” ¿vale realmente los más de $190? ¿o está manejado con una cotización para que su país de origen pague los gastos que tiene adentro y afuera de su país?
Creo como argentino, que si continuamos pidiendo dólares para venderlos para el colchón o para especulación nuestro futuro será incierto como así el destino de los que tendrán que cargar con un pesado futuro para conservar el nombre de nuestro país.
Alfredo E. Halberstadt
San Vicente (Misiones)