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Federico Rodríguez solicitó ayer al Tribunal Penal de Eldorado ampliar la imputación al soldado Carlos Luis Leandro Villar (21), juzgado por el femicidio de Vilma Mercado (19), por los delitos de “robo” del celular de la joven y “homicidio agravado por placer”.
Ayer se desarrolló la segunda jornada de debate y se cerró la etapa testimonial con la declaración de cinco testigos, siendo las de mayor importancia las declaraciones de tres amigas de Mercado. Coincidieron en que mantuvo contacto previo con el acusado y que incluso comenzaron su amistad meses antes del crimen. También aportaron el dato de que Vilma les avisó por chat que se iba a encontrar con el soldado.
Completaron la ronda de testimonios ayer la dueña de la pieza que alquilaba Villar y un sargento del Ejercito Argentino Cristian Márquez, quien le brindó datos del soldado a la hermanastra de Vilma cuando esta aún se hallaba desaparecida.
“¿Vamos a tomar un tere?”
Al momento de mostrar el contenido del teléfono celular de Vilma Mercado, incautado en la pieza que alquilaba Villar, se pudo saber que ella recibió tres mensajes en un horario en el que luego se supo estaba fallecida. No eran de sus amigas ni de sus familiares preguntando dónde estaba, eran del joven que ahora está en el banquillo de los acusados. En uno de ellos habría dicho “vamos a tomar un tere mañana” y otro con la frase “che me dejaste plantado”.
Según el fiscal Rodríguez fueron enviados “con la intención de despistar a los investigadores, con una frialdad impresionante teniendo en cuenta que se los enviaba al teléfono de una persona que sabía ya estaba muerta y, que para colmo ya estaba en su poder porque se lo robó. Y esto quedó evidenciado cuando la madre de Vilma identificó en la primera jornada el celular de su hija”.
A la hora de solicitar el agravante de homicidio, Rodríguez dijo que tuvo en cuenta dos cuestiones. Una fue que el acusado “estaba envalentonado por el abuso a una joven días antes del crimen de Vilma (por el cual tiene otra causa en proceso), en la misma zona y con el mismo modus operandi” y el otro punto es que “este crimen tiene más agravantes que el caso Ángeles Rawson, donde terminó condenado el portero Jorge Mangeri. Es muy grave, en toda mi carrera nunca pedí que imputen a alguien por matar por placer. La encintó con fines sexuales y para matarla”. Cabe agregar que Villar llegó a juicio acusado de “abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por femicidio y criminis causa”.
Coartada y contradicciones
Vilma desapareció durante la noche del miércoles 23 de octubre y el viernes siguiente a la tarde hallaron su cuerpo en el monte, en un predio conocido como “Villa Cariño” a 1,5 kilómetros de la rotonda de acceso a Puerto Iguazú y a 50 metros de la ruta nacional 12.
En la primera jornada del juicio el acusado ensayó una coartada que dejó más dudas que certezas. Dijo que llevó a ese lugar a Vilma y que luego ella se fue con un desconocido en un Volkswagen Gol negro. Que luego él se fue a su casa y más tarde regresó (todo a bordo de su motocicleta) para fumar un porro en el mismo lugar. Esta coartada fue enfrentada por el fiscal, quien dijo que “es imposible que todo esto haya sucedido en una hora, porque las celdas de los teléfonos de víctima y victimario los ubican en el lugar donde fue hallado el cuerpo entre las 0.10 y la 1.12 del jueves 24 de octubre de 2019″, horario en el que Vilma fue violada y asesinada.
Villar fue capturado gracias a la hermanastra de la víctima que lo ubicó tras obtener datos con un sargento del Ejército Argentino. Vilma intentaba ingresar a dicha institución y supuestamente Villar la iba a ayudar.
Sobre quién era él y cuál su vinculo con la víctima, las tres amigas de Vilma fueron claves ayer porque declararon y ratificaron lo que oportunamente dijeron en el expediente que instruyó el juez Martín Brites.
Villar enfrenta un cúmulo de evidencias. En su poder tenía el chip y el celular de la muchacha. En su domicilio encontraron un profiláctico con material genético de la joven y un rollo de cinta de embalar.
En su declaración el acusado dijo que el chip lo recogió del piso cuando ella lo tiró supuestamente enojada con su expareja, acerca de una mordedura (que luego se supo coincidía con los dientes de la víctima) afirmó que fue accidental y con respecto a la cinta, aseguró que ella se lo pidió para arreglar el vidrio del automóvil Volkswagen Gol Trend en que ella se fue. En un mensaje que le habría enviado al celular de la víctima tras el crimen, le habría pedido que “le devuelva la cinta”, lo que contradijo también parte de sus dichos.