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Aunque el Pacto Climático de Glasgow es un ambicioso intento de frenar el aumento de las temperaturas en el planeta, la disputa de última hora sobre el carbón ensombreció el acuerdo.
India, apoyada por China, presionó para que se diluyera ese compromiso clave en la COP26. La petición específica fue cambiar en el documento la frase “eliminación progresiva” por “reducción progresiva”.
Esa, sin duda, fue una demostración descarada de fuerza geopolítica que dejó a los países en desarrollo y a los estados insulares con pocas opciones fuera de aceptar los cambios.
El nuevo pacto llega pocos días después de otro notable hito alcanzado por China, pues el miércoles pasado, la agencia de noticias Xinhua anunció que el país había producido más carbón que nunca en un solo día.
De acuerdo con el informe, sólo ese día se extrajeron unas 12 millones de toneladas del material cuyo consumo representará emisiones de dióxido de carbono aproximadamente equivalentes a las que produce un país como Irlanda durante todo un año. Esta es la realidad del carbono que impacta nuestra atmósfera cada día.
Visto así, el acuerdo alcanzado el sábado tras largas negociaciones, parece una simple curita ante la profunda herida que amenaza la vida en el planeta.
No obstante, los negociadores que trabajaron día y noche para alcanzar el pacto no estarían, en lo absoluto, de acuerdo con esta valoración.
Avances
El acuerdo final es bastante progresista y prevé que los países vuelvan a presentar planes reforzados el año que viene. También, el texto se destaca por nombrar al carbón como causa del problema por primera vez en 30 años de diplomacia de la ONU.
En él hay además una duplicación significativa de los fondos para ayudar a los países pobres a adaptarse a los impactos del cambio climático, así como la perspectiva de un fondo nuevo con US$1 billón al año a partir de 2025, en comparación con el objetivo actual de US$100.000 millones al año.
Los observadores también afirman que existe el “inicio de un avance” en la cuestión clave de las “pérdidas y los daños”, el mecanismo firmado en 2013 que establece que los países más ricos deben compensar a los más pobres por los efectos del cambio climático a los que no pueden adaptarse.
Sombras
Pese a estas luces de esperanza, el acuerdo también presenta algunas deficiencias importantes. Una de ellas son las cláusulas engañosas que permitirán a algunos países evitar la actualización de sus planes de reducción de emisiones en función de las “diferentes circunstancias nacionales”.
Existe la preocupación de que algunas de las mayores economías en desarrollo, como India y China, utilicen esta cláusula para evadir la actualización de sus planes el año que viene.
A los países que están en primera línea todavía se les hace demasiado hincapié en la reducción de las emisiones de carbono a expensas de ayudarles a adaptarse a un clima cambiante.
Algunas de las promesas aplicadas al mundo real que se firmaron aquí fueron más que risibles. Corea del Sur fue nombrada como un país que debía abandonar el carbón en la década de 2030, pero el gobierno de Seúl señaló tímidamente una cláusula en el compromiso que decía “en la década de 2030 o tan pronto como sea posible después” para decir que dejarán de quemar carbón en 2049.
En la misma línea, el lanzamiento de una iniciativa mundial para abandonar los motores de gasolina y diésel fue un petardo mojado debido a que los principales países fabricantes de autos, como Alemania y Estados Unidos, no se adhirieron.
Greta Thunberg: “La cumbre bla, bla, bla”
Tras el acuerdo alcanzado este sábado en la cumbre mundial climática COP26, la activista sueca Greta Thunberg lamentó que el encuentro realizado en Glasgow haya sido un “bla-bla-bla”.
“Se acabó la #COP26. Aquí hay un breve resumen: Bla, bla, bla. El verdadero trabajo continúa fuera de esas salas. Y nunca, nunca nos rendiremos”, dijo en Twitter la figura emblemática del movimiento “Fridays for Future” tras la conferencia mundial sobre el clima.
La capital escocesa fue escenario durante los últimos días de arduas negociaciones para alcanzar acuerdos que reduzcan los daños ambientales en el planeta.
Luego de una jornada frenética de negociaciones, la COP26 de Glasgow logró un acuerdo que para muchos será clave en la lucha contra el cambio climático. Pero causó decepción en gran parte de los participantes.
Los negociadores de casi 200 países aprobaron un nuevo acuerdo sobre medidas climáticas después de una intervención de último momento de la India para mitigar el lenguaje sobre la reducción de emisiones del carbón. Varios países dijeron que estaban profundamente decepcionadas por la expresión “reducir gradualmente” en lugar de “eliminar gradualmente” la energía generada por el carbón, la mayor fuente de emisiones de gas invernadero.
Claves
1. Un informe inusualmente contundente de los expertos de la ONU sobre el cambio climático alertaba hace semanas de que se estaban acabando las oportunidades para evitar los efectos más dramáticos del calentamiento global.
2. El objetivo de no sobrepasar un aumento de la temperatura global de 1,5 ºC, el fijado en el histórico Acuerdo de París, está “fuera de alcance” a no ser que se lleve a cabo una “reducción inmediata y a gran escala de las emisiones”.
3. Otros informes que alertaban de que el mundo se encaminaba a un aumento “catastrófico” de 2,7 o 2,4 grados a final de siglo. Por eso, los expertos y ecologistas esperaban que la COP26 estuviera a la altura de una acción contundente.