Por: Gabriel Fernández
Durante noviembre, la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ volvió a celebrarse de manera presencial, tanto en Rosario, como Buenos Aires e incluso en Misiones. Luego de tanto años de lucha y con la conquista de derechos, algunas personas se pregunta ¿es necesario aún marchar? La respuesta de activistas y militantes es contundente: “Todo orgullo es político”.
Sucede que este evento público no es sólo una fiesta turística internacional, con el patrocinio de importantes empresas, tal como sucede en las principales capitales del mundo, sino que responde a una conmemoración histórica. El salir a las calles, es una conmemoración de las protestas por la visibilidad para el colectivo de la diversidad, que durante décadas permaneció oculto, encerrado en un clóset impuesto por una sociedad conservadora.
Un poco de historia
Con leyes que prohibían todo tipo de “exhibicionismos que atente contra la buena moral”, alrededor del mundo hubo pocos espacios para reunirse, en clandestinidad, para compartir entre gays, lesbianas, trans y demás diversidades. Lugares oscuros y alejados –aunque conocidos por la comunidad- eran objetos de redadas de las fuerzas policiales, que en ocasiones terminaban en arrestos y escándalos en los medios.
Sin embargo, el 28 de junio de 1969 en el barrio de Greenwich Village, en Nueva York, en un bar llamado “Stonewall”, cuando la policía llegó se inició una revuelta que se mantuvo por unos días y causó ruido en todo EEUU. Fue la primera vez que se organizaron para protestar públicamente para exigir la igualdad de las personas LGBTIQ+. Ese momento, marcó un hito y hoy se conmemora como el “Día Internacional del Orgullo”.
En Argentina, con el regreso de la democracia se logró iniciar el camino de una reivindicación de derechos gracias a activistas como Carlos Jauregui y César Cigiutti, quienes conformaron la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). Esta organización buscó frenar una represión que se mantuvo en lo social y dirigida específicamente a las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans.
No obstante, a nivel nacional, la lucha por el acceso igualitario comenzó mucho antes de Stonewall, ya que un 1 de noviembre de 1967, se inició el colectivo Nuestro Mundo, como primera organización de la disidencia en Argentina y a nivel Latinoamérica. Este fue el puntapié para una conformación formal y pública de una comunidad unida.
A esta experiencia, le siguieron tantas otras y hasta en la actualidad surgen nuevas agrupaciones que buscan alzar sus voces.
Respecto a las manifestaciones públicas, la Marcha del Orgullo en Buenos Aires celebró su edición número 30. En su primer momento, la convocatoria reunió a 300 personas el 2 de julio de 1992 y quienes asistieron, aún con el miedo reinante de ser discriminados y reconocidos por sus familiares, llegaron en muchos casos con mascaras que ocultaban su identidad. Actualmente, el mismo evento convoca a miles y cada año varía su consigna, teniendo en cuenta un reclamo social, en 2021 fue por el cupo laboral trans.
En Misiones
A nivel provincial, durante la primera década del 2000 se presentaron las primeras asociaciones civiles, como fue el caso de ACIMIS (Asociación Civil por la Integración de las Minorías Sexuales) y ATMIS (Asociación de Travestis Misioneras). Además, en 2007, la agrupación LGTT (Lesbianas Gays Travestis y Transgénero) abordó una campaña de prevención en VIH/ Sida y colaboró en visibilizar al colectivo trans en carnavales de Candelaria y Garupá.
En medio del debate en torno a la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010, en todo el país se generó un movimiento popular que se extendió en cada ciudad, incluso en Posadas y en Oberá hubo concentraciones para exigir que se apruebe la normativa. En ese mismo año surgió la Asociación Civil LGBT Misiones mediante la necesidad de acompañar a un integrante de la comunidad, Maximiliano Sepúlveda, quien denunció el arresto arbitrario y ser abusado sexualmente en la Comisaría Seccional 2 de Oberá.
Tras esto, vinieron muchas otras organizaciones que tomaron estas bases para continuar una labor que aún sigue en marcha y que busca generar una integración igualitaria para toda la comunidad. Más allá de las diferencias en el ámbito político partidario, todos concuerdan que la inclusión sólo es posible con políticas verdaderas y que abarquen todos los sectores.
Por una inclusión verdadera
En diálogo con ENFOQUE, la fundadora de LGBT Misiones, Laura Bronzino, señaló que cuando hablamos de un orgullo y una marcha “no se sale las calles a festejar, se sale a reivindicar la lucha y conmemorar lo que tanto se invisibilizó. Jauregui, cuando hace la primera marcha del orgullo, hace 30 años en Buenos Aires, fue por el aniversario de la primera organización LGBT de Argentina, que fue Nuevo Mundo. Así que es un momento para retomar los pasos de los orígenes de la lucha en el país”.
En Misiones, “se nos cuestionó porque nunca organizamos una marcha. Esto fue porque consideramos que el orgullo debe darse también desde las políticas públicas para que los compañeros estén en condiciones igualitarias para salir a las calles a visibilizarse. Si no tenemos conciencia de qué es el orgullo, no tiene sentido salir a la calle en un solo día a tirar brillantina y después volver los 364 días del año a un clóset”, agregó.
En materia de legislaciones, desde el departamento Libertador General San Martín, la activista trans, Fabiana Tatarinoff, compartió que “desde que se decretó el cupo laboral trans, hasta el día de hoy estamos esperando que la provincia active políticas para trabajar en una inclusión para chicas y varones trans. A nivel provincial, se presentaron proyectos en la cámara de representantes para tener una inclusión laboral trans, pero nunca llegaron a un debate”.
Además, analizó que “con el avance que hay a nivel nacional, la provincia se está quedando atrasada en materia de inclusión, tanto en lo laboral, lo educativo y lo sanitario”.
Detalló también que “en Misiones, si comparamos al interior con Posadas, allá hay endocrinólogos capacitados en el hospital Madariaga, pero en otros lugares de la provincia no tenemos acceso a especialistas, a una hormonización”. Por ello, opinó que “queda mucho por hacer en la provincia y en especial para el interior. El Gobierno provincial aún nos tiene un poco de lado”.
En su experiencia, precisó que “como docente en Ciencias Políticas y técnica en Administración Gubernamental, estoy desempleada. A pesar de la gran competencia en el campo laboral, me parece que es por mi orientación sexual e identidad de género o por mi edad, al tener 40 años. Algunas compañeras, ya estamos pasando el límite de edad para ingresar a cualquier trabajo y cada día se nos complica más”.
Por su parte, desde la agrupación LGBTI 1969 del Partido Obrero, Jazmín Kinder aseguró que “la provincia no ha avanzado en ninguna política pública de inclusión real para el colectivo LGBTI, mucho menos para personas travestis y trans”. Cuestionó que “hacen paseos de la diversidad y anuncian planes de terminalidad escolar virtual, cuando no se tiene acceso a vivienda y muchos menos a wifi y computadoras. Pintar bancos de colores y llamarla una provincia inclusiva, es sólo pura demagogia para que aplaudan supuestas ONG”.
Por ello, “es importante el orgullo, porque no es una fiesta, es una jornada de lucha, visibilización contra el Estado y las iglesias, que tienen injerencia en nuestras vidas, además de un Estado que arrojó en general a todos a la miseria y en particular a las personas disidentes. A la falta de trabajos se nos suma la discriminación que sufrimos por una identidad de género diferente”, agregó.
Recordó además que, “en la última marcha de Posadas, recordamos que hace ocho meses desapareció Tehuel, un chico trans del conurbano, que ya con cupo trans aprobado por decreto, acudió a una entrevista de trabajo informal y desapareció, sin ningún interés en su búsqueda y la justicia”.
Desde la Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) seccional Misiones, Nazarena Fleitas comentó que “la provincia avanza a pasos lentos y este año fue complicado por las elecciones”. En cuanto a acciones, indicó que “se conformó una mesa de diversidad desde el Observatorio de Violencias, el Ministerio del Trabajo y el IPEC”. Sin embargo, coincidió con los otros frentes en que “hay mucho por hacer y la provincia también debería dar más respuestas, porque ninguno de los proyectos presentados se han aprobado”.
A nivel provincial, “en algunas localidades hubo respuestas, porque compañeras comenzaron a trabajar en áreas municipales. Sin embargo, todavía cuesta la inclusión y esperamos un Gobierno inclusivo”, añadió.
Sobre el orgullo, sostuvo que “a muchas personas nos costó muchísimo, porque la visibilidad de la población trans costó vidas, rechazos, abandonos, el silencio del Estado y todavía sigue sucediendo. Visibilizar el orgullo es algo más que político, porque seguimos resistiendo y buscando una integración total”.
Por último, fue clara en que “no necesitamos migajas y como población queremos todos los derechos que pueden tener los ciudadanos del pueblo argentino”.