“Es una decisión política que en diciembre se pueda enviar el proyecto de Ley al Congreso que refleje los entendimientos con el FMI. Tiene el respaldo de todo el Frente de Todos”, dijo este viernes el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien aseguró también que a partir de 2022 el gobierno segmentará tarifas, de modo reducir subsidios y focalizarlos “en quienes más los necesitan” y que la negociación tiene el apoyo de la vicepresidente Cristina Kirchner.
“El endeudamiento de USD 44,000 millones es un problema muy grave y no tenemos capacidad de pagar USD 19.000 millones en 2022 y 2023 igual. No hay forma”, enfatizó Guzmán, ratificando el objetivo de apurar un acuerdo y borrar la expectativa de un default que dejaría al país como deudor moroso de un club que integran 190 naciones del mundo.
La reducción de los subsidios a la energía, que este año insumirán más de USD 10.000 millones y, de no cambiarse el actual esquema, insumirían hasta USD 16.000 millones en 2022, según calculó el especialista Daniel Gerold, podría ser la principal jugada del Gobierno para acordar.
A fines de abril pasado, cuando Guzmán buscó avanzar por allí, lo frenó uno de los “guardianes” de esos subsidios, el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.
El de los del gas es Federico Bernal, titular del Enargas. Lo que el ministro no pudo por oposición de “los Federicos”, apoyados por la vicepresidente y el kirchnerismo duro, es ahora clave para acordar con un organismo cuyas iniciales en inglés (IMF), suelen leerse como It’s mostly fiscal (es mayormente fiscal), debido a su obsesión por hacer cuadrar las cuentas públicas, más en un país que cubre buena parte del déficit con emisión monetaria.
De hecho, señaló la consultora Quantum, el Gobierno ya empezó a avanzar en dos frentes del potencial acuerdo: dejó de intervenir y perder reservas en los mercados de dólar “bolsa” (o MEP) y “contado con liquidación”, acercándose a lo que podría llegar a ser un desdoblamiento cambiario menos enrevesado que el sistema actual, y pidió a Edenor y Edesur, las dos principales distribuidoras eléctricas, que precisen en sus facturas el monto de subsidios que paga el fisco.
Preaviso que podría anticipar una vendetta política si el cese de esa canilla termina castigando en particular -en base a criterios socioeconómicos más o menos objetivos- áreas y poblaciones de voto hostil al oficialismo.
¿Alcanzará eso para acordar con el FMI? La respuesta depende de qué otros avances –si alguno– tuvo Guzmán en más de 20 meses de conversación con el Fondo (la primera misión técnica, cabe recordar, llegó al país en febrero de 2020).
Lo único inequívoco es el formato: un “Acuerdo de Facilidades Extendidas”, imperfecta traducción de lo que el menú crediticio del Fondo llama Extended Fund Facility (EFF).
El menú del Fondo
Suponiendo que el Gobierno firme con el Fondo antes de fin de año, como pretende Guzmán (para no tener que afrontar casi USD 1.900 millones en diciembre con las exiguas reservas del BCRA), la Argentina debería cancelar su actual deuda, de USD 43.200 millones, entre principios o mediados de 2027 y fines de 2031.
Sería el primer EFF de la Argentina. Desde su adhesión al organismo, en septiembre de 1956, el país tuvo 21 acuerdos con el FMI, todos “Stand-by” o “contingentes”, de un máximo programático de 3 años. Uno de ellos fue además “suplementado” entre 2002 y 2003, a caballo de los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, durante la gestión ministerial de Roberto Lavagna.
En la década pasada, el Fondo usó el formato EFF para grandes rescates: USD 29.700 millones para Irlanda en 2010, USD 38.000 millones para Portugal en 2011, USD 36.4000 millones para Grecia en 2012 y USD 17.500 millones para Ucrania en 2015, amén de otro, renegociado, de hasta USD 12.500 millones, con Pakistán.
Así, llegó a tener EFFs con más de una veintena de países, pero en los últimos años redujo esa cartera a USD 34.000 millones y una decena de países, incluyendo economías pequeñas como las islas Seychelles, Jordania, Kenya, Gabón, Camerún y Costa Rica.
La guía más próxima a lo que podría ser un acuerdo con la Argentina son los cuatro EFF más grandes que tiene vigentes el Fondo: con Ecuador (USD 6.496 millones), Angola (USD 4.452 millones), Pakistán (USD 5.914 millones) y Egipto (USD 5.400 millones).
En todos los casos el organismo impuso límites al resultado financiero del Sector Público (saldo fiscal más intereses de deuda), no permitió atrasos en los pagos externos, impuso como meta la acumulación de reservas internacionales netas (con las cuales afrontar los pagos de deuda) y también metas estrictas de “gasto social”. En cambio, fue más tolerante en cuanto a la asistencia del Banco Central al Tesoro.
Contexto
El propio Fondo dice que el EFF está orientado a países que enfrentan “serios problemas de balanza de pagos, cuya resolución exige un plazo prolongado, reformas estructurales y un plazo más largo de repago”.
Pasivo
La deuda del país equivale a menos del 4% de la capacidad crediticia total del organismo, que este mismo año dispuso, como quien abre una canilla en su casa, emitir USD 650.000 millones en “Derechos Especiales de Giro”.
El Central se queda sin nafta
Las reservas líquidas del Banco Central quedaron esta semana a un paso de perforar los 800 millones de dólares, tras tener que vender en lo que va de noviembre unos 750 millones de la moneda estadounidense, según cálculos privados.
Las reservas netas del BCRA se ubicaban en USD 6.540 millones, incluyendo la tenencia de oro (USS 3.697 millones) y un saldo de los DEG (derechos de giro) enviados este año por el FMI, de USD 2.033 millones.
Los datos fueron difundidos por el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (Geres), y explican en parte la fuerte reacción negativa que mantuvo el mercado esta semana.
El Banco Central informó el viernes reservas internacionales por USD 42.273 millones, pero allí se incluyen depósitos de los ahorristas y otros activos a los que, en teoría, la autoridad monetaria no les puede echar mano.
El debilitamiento del nivel de reservas se profundiza aún más si se tiene en cuenta que en diciembre la Argentina debe hacerle un pago de USD 1.900 millones al FMI.
Ante este deterioro, el BCRA dejó de intervenir en el mercado de dólares financieros, lo que explicó que por primera vez la cotización del contado con liquidación superara a la del blue.
Las intervenciones a pérdida en el mercado que hizo el BCRA antes de las elecciones legislativas, profundizaron la desconfianza de los inversores. En este escenario, el ministro de Economía, Martín Guzmán, rechazó de plano una devaluación.
El BCRA cerró la semana posterior a las elecciones con una pérdida de otros USD 60 millones de sus reservas.