El pueblo y los parajes que integran este municipio tienen un origen diferente al de las localidades y municipios de la región como Montecarlo, Puerto Rico y Capioví, que fueron colonizados por la Compañía Colonizadora del Alto Paraná, encabezada por Carlos Culmey, que las fundó a fines de la segunda década del siglo XX. A diferencia de ellas, los orígenes de Garuhapé se remontan a los últimos años de la década de 1930 cuando se establecieron los primeros pobladores para la explotación primitiva de la selva y el cultivo de la tierra para la sobrevivencia.
No se puede precisar con exactitud la fecha de los primeros asentamientos y la iniciación de actividades en la zona, pero, según manifestaciones de Celestino Silvero, antiguo poblador de Garuhapé, se remontan a 1939. Los primeros pobladores eran peones de obraje que explotaban la selva nativa y cultivaban la tierra para el sustento. La totalidad de la población estaba formada por unas 40 personas. En 1946 se produjo un hecho de fundamental importancia para el futuro del pueblo y colonia de Garuhapé.
El 4 de noviembre se concretó la compra de 110.000 hectáreas de tierra para su explotación, por parte de la Compañía Arriazu, Moure y Garrasino, Obrajes y Aserraderos SRL, que se constituyó al efecto a fines del año anterior en la Capital Federal, según datos del Folio 2104 del Registro a cargo del escribano Delfín Rueda. La operación se efectuó en la suma de 2.053.764 pesos m/n a la firma vendedora que estaba constituida por los siguientes socios: Guillermo Argerich y Temperley, Lucía Argerich y Temperley de Bialet Laprida, Santiago Murphy, Edith Lilian Young de Murphy, Rosa Emilia Buzzolo de Guastavino, Roberto Ángel Colombo, Juana Justa Pastora Murphy de Argerich, Oonah Isabel Murphy de García de Onrubia y Desmond, y Miguel Murphy y Young. La propiedad adquirida tenia por linderos según datos catastrales: al Suroeste la propiedad de Rudecindo Roca, al Oeste el río Alto Paraná, al Este las faldas de las Sierras y al Noroeste la propiedad de Carlos Duzelman.
La fracción de referencia fue medida posteriormente por el ingeniero Simón Delpech que estableció estos límites: “Linda hacia el Este con la fracción de Ignacia Locadia del Carril y Cieza viuda de Orlowsky (la condesa), hacia el suroeste con colonia San Alberto de la Compañía El Dorado, Colonización y Explotación de Bosques Limitada S.A., el límite norte y nordeste están formados por el Río Alto Paraná, encontrándose una superficie real de 107,987 hectáreas y 59 áreas”. Inmediatamente de producido este hecho, comenzó la colonización.
La compañía adquirente de esta gran extensión de tierras destinó una parte al futuro pueblo y colonia de Garuhapé fraccionándolas en lotes para la venta. La Finca identificada con el N° 147, Colonia Garuhapé, fue inscripta en el Registro Propiedad de Inmueble, Posadas, Misiones, en el Tomo 112, Folios 105, 106, 107, y Tomo 113 Folio 50 zona Misiones. Titulo presentado: escritura Nº 384, Registro 312 a/c Delfín Rueda, fecha 4 de noviembre de 1946.
El respectivo plano: Colonia Garuhapé, Misiones, confeccionado por el Agrimensor Nacional Adolfo Pomar, fue inscripto en el Tomo 22, Folio 98, el 1° de agosto de 1947, Expediente N° 201.997.
Esta compañía forestal inició sus actividades en esta zona encabezado por Carlos Softner quien fue su primer administrador que estableció en principio su sede administrativa y los talleres de la empresa en la Colonia San Alberto. Para la compra de terrenos, en el ámbito local, se iniciaban los trámites presentando la solicitud que luego era autorizado o no en Buenos Aires por el socio gerente Carlos María Moure a quien se le había conferido “Poder especial para que otorgue y firme las respectivas escrituras traslativas de dominio a favor de los compradores de lotes que son parte de la Colonia Garuhapé, ubicada en el Territorio Nacional de Misiones”.
El primer boleto de compra-venta, es decir el N°1, fue realizado entre la Compañía Arriazu, Moure y Garrasino SRL y Benno Reckziegel, vecino de Puerto Rico, el 15 de marzo de 1948, quien adquirió una fracción identificada como Lote Nº 8, Sección 1ª. Ruta 12, con una superficie de 28 hectáreas, 2.721 áreas y 7.375 centiáreas, en la suma de 3.675,37 pesos m/n (moneda nacional).
Años más tarde se construyó la primera vivienda que fuera destinada a la residencia del administrador (La casa blanca). Posteriormente se construyó un edificio de madera de dos plantas: en la planta baja funcionaria la nueva administración y la planta superior fue destinada a oficiar de vivienda del jefe administrativo y el contador.
Entre los años 1946 y 1950, debido al crecimiento de esta empresa, se fueron construyendo viviendas para el personal administrativo y del taller que ya contaba con su propia proveeduría y una pequeña fábrica de ladrillos comunes. En este período se construye el primer negocio que no era propiedad de la empresa, sobre la ruta nacional 12 y que estaba atendido por la familia Mücke.
Esta compañía aserraba maderas en la zona de Cerro Moreno, los productos elaborados embarcaban a través del Puerto de 3 Mayo, mientras que la madera bruta salía por el puerto de Garuhapé con destino a Buenos Aires. Al mismo tiempo, prosiguiendo con su expansión, construyó un nuevo edificio para la administración y talleres de la empresa ubicado sobre lo que hoy es la Avenida de las Américas.
La anterior sede administrativa construida en 1947 en el predio donde actualmente se encuentra la Escuela N° 372, fue alquilada a Honorio Blanco en 1953 que instaló la primera hostería en la comunidad y que funcionó en el lugar hasta 1957 cuando fue donada al Consejo Nacional de Educación para el funcionamiento de la institución educativa que en un principio fue subvencionada por la Empresa y posteriormente reconocida oficialmente como Escuela Nacional N° 372.
La esperanza del pueblo
A fines de la década del 40, la empresa Arriazu, Moure y Garrasino, Obrajes y Aserraderos SRL construyó una fábrica de terciados de madera a unos 12 kilómetros de la zona urbana de Garuhapé, en el paraje que se denominó posteriormente como Garuhapé-Mí.
Si bien en 1948 estaban asentadas unas veinte familias en el lugar y se había instalado un aserradero, el que fue vendido por sus dueños Leopoldo Brandt у Albino Hoffmann a la compañía A.M.G., recién dos años más tarde se inicia un importante crecimiento habitacional cuando la fábrica comenzó a funcionar el 29 de septiembre de 1950 con alrededor de 550 empleados que vinieron con todas sus familias desde distintas colonias de la zona y del Paraguay.
El trabajo aquí era abundante y el futbol en el Club San Miguel, que tenía un fuerte apoyo de la empresa y en torno del cual giraba toda la actividad social у cultural- era otra característica. La de San Miguel fue la primera cancha iluminada del interior de Misiones, en 1974.
La fábrica de terciados y aserradero operó con Arriazu, Moure y Garrasino hasta 1980. Ese año fue transferida a la firma Compañía Victoria, integrante del grupo Celulosa Argentina, un año más tarde pasó a denominarse Garumí pero siempre bajo la tutela del mismo grupo económico. Recién en 1995, Celulosa Argentina transfirió el emprendimiento industrial a un grupo empresario encabezado por el ingeniero Antonio Silva.
Pero los problemas económicos fueron una constante de esta empresa en la década del 90. Los mismos respondieron a diversos factores: malas administraciones, falta de mercado para la producción, asimetrías con países vecinos, obsolescencia de sus maquinarias y una sobredimensionada planta de personal, lo que elevaba sus costos de producción, entre otros. Aunque la asistencia financiera del Gobierno de Misiones y de otros sectores facilitaron que sus actividades se prolongaran hasta el 4 de mayo de 1998, fecha en que cerró definitivamente sus puertas, desapareciendo de esta manera el mayor emprendimiento económico estrechamente ligado a los orígenes del municipio de Garuhapé.
¡Savias de mi embeleso!
Imponente te alzas al cielo,
manto de verde selva,
que en hileras de aterciopeladas crestas
surcando nubes vas
Esmeraldas copas del tronco añoso,
en juego de ronda están;
racimos del florido lapacho,
salpicadas en parvo oro Kuarajhy,
presumidas presagian al arapoty
Incólume te elevas, mariscal del viento,
erguidas tus cobrizas alas se funden en la plenitud de la aurora,
ya invisible eres, en las aureolas del confín
¡Diáfanas del alba naciente!
Mantos de neblinas en rizos te descubren,
manantial de caracoles,
alboroto de agua dulce,
chapotean tus gurisadas;
mientras lloviznas anchas
riegan tus entrañas
Sol del mediodía se incrusta en tu virgen natura,
Jasy Jateré se anuncia,
“hay banquete en el basto agreste”,
rojo púrpura de exhuberantes jabuticabas
deleitan a tu silvestre fauna;
Platinan los peces tus aguas cuarzos;
mogollón de gorgojeos,
tus pájaros te veneran.
Níveas cascadas de la recóndita cuenca,
en colosos torrentes se lanzan de los peñascos,
puliendo el basalto pétreo,
resuenan perpetuos,
murmullan alabanzas,
sosiegan el alma del mortal;
Lozana India yace rendida a tus pies,
antes sus ojos … mística de arcoíris,
destellos mágicos de colores,
pincelan tu gruta milenaria,
refugio de sus albores,
encanto de la posteridad
Rugido del intrépido Yaguareté,
retumba en la arcana cueva,
quietud de la inmensidad se estremece;
“el monarca rondando está” …
Remolinean tus aguas en la fresca selva,
que como venas surcan tu noble suelo,
sendero cristalino del cacique Guairá,
abrevadero del aguará.
Afluente Garuhapé,
a veces manso,
a veces raudo,
coloso Pirayú te peregrinan,
serpenteante al Oeste van,
escampando al bravío monte,
pronto cielo abierto encontrarán…
Río Paraná los lleva,
¡Nostalgia de canoeros!
¡Sortilegios de mi amada tierra!
Endechas del Urutaú,
preludio del crepúsculo;
hay danza en el tekoá,
arisco ritual en el Opy;
vibra en hechizos el cosmos,
al son del mbaracá,
rimbombante tacuapú impele,
¡tierra sin mal invocan!
¡Así eres, pueblo mío!
Terruño hecho de sangre y sudor,
estampa del indómito cacique guerrero;
el tiempo habla de tus hazañas,
de tus proezas y conquistas.
Garuhapé, pueblo fraterno,
cuna de crisol de razas,
que desde el oriente y el poniente hasta Ti llegaron abrigando sueños,
anidando amor
Aquí nacen tus hijos,
sostenidos en regazos de prósperas madres,
que inquebrantables lo amamantan,
amarradas en alianza a su fornido compañero,
corazón de barro, brazos de cerne,
quien prendido a su hacha de cruzadas y lauros,
con mirada tiesa hacia el claro,
creyente se desgarra en sapucay,
invocando gracia y perdón,
bálsamo de fe y bendición.
¡Loor y gloria a esta bendita tierra!
Rubia y lejana te guareces en el Yuquerí,
prolífera y dulce miel de yateí;
Luján, vergel de mandioca y Okitzu te surcan,
tributos de hortalizas en mazos se acopian;
En Mariposa, hornos de barro los cuecen,
adobes de arcillas en francas hileras se ofrecen;
Mas al sureste arriendan el ganado,
devenir del tiempo, Arroyo blanco te has poblado;
Cedro rojo y Tacuapí, Mombyry quiebra el monte,
Cerro Moreno tu embrujo atrapa el horizonte;
Bella sombra se proclama de tus copas, El Ombú,
Yerba mate y coníferas se cosechan, al pie del autóctono guatambú.
San Miguel de mi infancia,
purahéi de arpas perpetúan mi nostalgia,
“Lluvias anchas ofrendan tus cielos”
¡Caminos de Canoas!
en mis entrañas te siento cuchillo,
frondoso y salvaje;
Al venerarte te siento patria,
Garuhapé, hoy y siempre te honraré,
tan solo te impetro me proclames…
soldado de tus legados,
¡retoño de tu comarca, estirpe de tus ancestros!
Este acervo fue presentado el 4 de noviembre durante el acto 75° Aniversario de Garuhapé, realizado sobre la Avenida de las Américas. El autor, Arturo Magno Casales, que es vecino de Garuhapé y trabaja en el ámbito de la Unidad Regional IV Puerto Rico, de la Policía de Misiones, lo recitó frente al público.
Fuente: El texto fue extraído del libro: “Garuhapé, la historia de un pueblo”,
escrito por el profesor de Historia, Nazario Bogado,
con aportes documentales y testimoniales de Juan Antonio Solís.