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Un joven de 21 años acordó en un juicio abreviado una pena de dos años y seis meses de prisión efectiva. Fue tras admitir su participación en un asalto cometido junto a otros tres individuos a principios de abril del año pasado en Puerto Piray.
La víctima fue un comerciante de 61 años, fue agredida de un culatazo por uno de los ladrones. En el robo calificado el rol del enjuiciado fue la de chofer del automóvil en el que se movilizaban, en tanto que dos hermanos y otro individuo, actualmente prófugos de la Justicia, fueron quienes ejecutaron el robo.
El imputado, identificado como José Hernán Paniagua, acompañado por su abogado defensor, firmó la citada resolución judicial ante el fiscal del Tribunal Penal I de la ciudad de Eldorado, Federico José Rodríguez, donde se pactó el acuerdo para el cumplimiento del citado monto de pena de cárcel. Al momento del robo el involucrado era remisero, con domicilio en Puerto Piray, la misma localidad donde está situado el comercio que fue blanco del asalto, aquel 3 de abril de 2020 a las 2.
Esa madrugada, tres delincuentes irrumpieron en el domicilio de la víctima, donde también funciona un pequeño comercio y un lavadero de automóviles, ubicado en el barrio San Francisco. El hombre relató durante la instrucción de la causa que se levantó para sacar la basura y en ese momento vio que un automóvil Fiat Uno de color gris se detuvo frente a su casa. No le dio mucha importancia, pero no dejó de prestarle atención. Segundos después bajaron tres personas vestidas con ropas oscuras y encapuchadas, quienes blandían un arma de fuego y un cuchillo. Le dijeran que se quedara quieto y que les entregara la plata. Tenían acento lugareño. En principio no creyó lo que sucedía y les preguntó a los malvivientes si lo que hacían era un chiste. Le hicieron entender que la cosa iba en serio golpeándolo con la culata en la cabeza.
Luego revolvieron su vivienda y se apoderaron de una suma cercana a los 30 mil pesos, subieron al auto y huyeron.
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Tras la denuncia los efectivos iniciaron un rastrillaje. Por la hora, por ser una localidad con pocos vehículos y porque en ese entonces estaba restringida la circulación debido a la cuarentena por la pandemia de coronavirus, una patrulla no tardó en ubicar el automóvil sospechoso en el barrio 9 de Julio. Hubo una persecución hasta que los fugitivos despistaron, el chofer abandonó la cabina e intentó escapar a pie, pero fue alcanzado y aprehendido por los efectivos. Se trataba del ahora imputado.
Dentro del Fiat Uno gris se incautó 3.800 pesos, un arma de fuego y un cuchillo del tipo tramontina. Nunca se supo del paradero de los otros implicados, quienes están identificados. El único detenido en la causa llegó a instancia de juicio acusado de “robo calificado por el uso de arma blanca y arma de fuego utilizada en el caso como arma impropia (como objeto contundente para golpear a la víctima) en calidad de partícipe secundario en concurso real con tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil, sin la debida autorización legal, en calidad de autor”.