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Hay disciplinas masivas que ya son parte de la cultura y del día a día de los misioneros. Y que van más allá del fútbol, pasión nacional y mundial. Las obras costeras en Posadas y Garupá, por ejemplo, le dieron otro impulso al vóleibol de playa. El pádel vive una segunda ola de furor, el running se instala lentamente en la agenda y el hockey ya es moneda corriente, principalmente entre el público femenino.
En busca de ese mismo crecimiento aparece una disciplina que supo gozar de popularidad en las grandes ciudades a principios de siglo pero que casi no tiene registros en Misiones. Sin embargo, nunca es tarde para empezar. Eso mismo pensó Gerardo Gauna (26), instructor de una de las únicas escuelas de esgrima que funcionan en Misiones, quien habló con EL DEPOR respecto a un deporte poco conocido pese a ser fundacional de los Juegos Olímpicos, allá por Atenas 1896.
“La idea es que la esgrima llegue a otro nivel en Misiones. Y que podamos crear una estructura tanto acá como en la región. Que a los chicos les vaya bien y que el día de mañana sean referentes a nivel nacional”, se ilusiona Gauna, quien le contó a este suple los secretos y las técnicas de un deporte que pide pista en la tierra colorada.
Gerardo… ¿Cómo te iniciaste en la esgrima?
Yo practico otro deporte, wushu kung fu. Y cuando tenía 16 o 17 años estaba en el CeNARD y justo coincidió que estaban haciendo un curso abierto de entrenador de esgrima. Me metí por curiosidad y enseguida me encantó. Además, mi hermano Juan Carlos, que brinda las clases conmigo, me contaba siempre del deporte porque él llegó a practicarlo en el Liceo Storni. Y todo esto de enseñar comenzó cuando se incorporó la disciplina a los Juegos Evita, allá por 2014.
¿Y cuándo arrancó la escuela?
Arrancamos hace tres años con la escuela. Como yo también trabajo en la Municipalidad, en el área de Deportes, comencé dando clases en el barrio Mini City. Y hace un año y medio, aproximadamente, estamos en la Sociedad Italiana, sobre calle Santa Fe casi avenida Corrientes. Allí damos clases los lunes y miércoles, de 18 a 20.
Es abierto y para cualquier edad, no hay requisitos previos, sólo hay que animarse. Actualmente tenemos ahí una veintena de alumnos y son más chicas que chicos.
¿Qué meta te pusiste con la escuela?
Primero que nada, como objetivo es que ellos puedan competir, pero para eso primero hay que entrenarlos, porque eso lleva todo un proceso, una parte teórica y otra práctica. Como en todo deporte, todo tiene que estar bien pulido, sobre todo porque quienes llegan prácticamente lo hacen sin ningún conocimiento, porque no es una disciplina común.
A nivel de estructura, existe la Federación Argentina de Esgrima (FAE), que organiza torneos nacionales. Nosotros por ahora estamos con el trámite de crear una asociación local, aunque también tenemos la idea de armar una federación regional con gente de Corrientes y Formosa.
De una u otra manera, la idea es que la esgrima llegue a otro nivel en Misiones y que tenga también una estructura jurídica. Es cierto que acá la esgrima no tiene mucha tradición, pero nunca es tarde para empezar.
Hablemos un poco del deporte… ¿Cuáles son los secretos para iniciarse?
Principalmente, conocer las técnicas y el desarrollo. Cómo se “tira” o ataca, digamos. Nosotros arrancamos primero con lo teórico, desde cómo se agarra el arma, cuál es la posición en guardia, los distintos tipos de ataque y, sobre todo, las diferencias entre los tres tipos de armas, espada, sable y florete, que cada una tiene su reglamento.
Eso es interesante… ¿Cuáles son esas diferencias?
Bien, las principales diferencias tienen que ver justamente con el reglamento, pero también con el tamaño y el peso del arma. El florete es con el que más trabajamos acá. Es un arma de precisión y la zona de blanco, válida para el ataque, va desde la cintura hasta los hombros, no valen las extremidades y la cabeza. El florete es el arma más liviana y tiene una cazoleta, que es lo que recubre la mano, de tamaño chico…
¿Y las otras dos?
En el caso de la espada, la zona válida de ataque es todo el cuerpo y ataca también con la punta. Justamente, en la punta tiene un botón que, ante la presión, se ejecuta y de manera electrónica suma el punto para quien atacó. La espada es el arma más pesada y tiene la cazoleta más grande.
Y respecto al sable, la zona de blanco es de la cintura hacia arriba. Es un arma de caballería y no tiene punta, por lo que atacás con el filo de la hoja del arma. Y tiene una cazoleta distinta, que recubre toda la mano. Y a partir de todas esas cosas es que parten los distintos ataques, defensas y contraataques.
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Al principio… ¿Qué es lo que más cuesta?
Sobre todo, la primera semana, el “¿cómo era que se agarraba?”. Todas las armas que tenemos son de empuñadura anatómica, pero hay dos tipos, de esas y de empuñadura francesa, que tiene toda una posición de manos especial.
¿Y cómo se le llama a cada enfrentamiento?
Originalmente se le dice “Pul” a una lucha completa, que es a diez “tocadas”, por así decirlo. Y los torneos suelen jugarse todos contra todos, es decir que si hay diez esgrimistas, juegan todos contra todos y luego se van eliminando.
El uniforme también juega un papel importante…
Sí. De todas maneras, para los entrenamientos son necesarios solamente los elementos de seguridad, es decir, la careta y el chaleco, en el caso del florete. Si tenés que practicar espada, ya es con pantalón y otras cosas, porque se ataca en todo el cuerpo. Sin dudas, la seguridad es primordial en este deporte.
Y el uniforme completo tiene la careta, el chaleco, el pantalón y después van unas medias que van hasta las rodillas, además de las zapatillas. Y como elemento extra de seguridad, antes del chaleco te ponés un peto, una tela gruesa que ocupa la mitad del pecho. Sin dudas, es un deporte caro. Nosotros humildemente tenemos lo necesario para practicar y entrenar. La idea es ir agregándole cosas a la escuela.
¿Qué significa para vos ser una de las únicas escuelas en Misiones?
Es un orgullo. Queremos que se difunda este deporte, tan desconocido acá en Misiones. La esgrima fue una de las primeras disciplinas olímpicas y tiene toda una historia detrás.
¿Cuál es el sueño?
El sueño es que los chicos puedan crecer, salir a competir y que el día de mañana digan “mirá, ahí vienen los de Misiones, esos son buenos”. Queremos que la esgrima crezca y que podamos salir a competir de igual a igual ante potencias como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe.