
El caso de la madre de un nene de seis años de Leandro N. Alem que vende pan dulce supuestamente para pagar los estudios médicos y una operación para su hijo comenzó a ser señalado como una fábula de la progenitora para conseguir ayuda económica de la sociedad.
Según lo que la madre contó en algunos medios, su hijo es víctima de bullying por parte de uno de sus compañeros -también de seis años- que lo acosa por su discapacidad en las piernas. Siempre según la madre, esto ocurre ante la indiferencia de las docentes y directivos de la Escuela 62.
La primera denuncia
“Todo comenzó el 22 de octubre, cuando la mamá denunció ante la Unidad Regional VI de esta localidad que su hijo sufrió un traumatismo testicular producto de un golpe recibido de un compañerito”, precisó Luis Flores, de esa comisaría en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Ese mismo día, la madre llevó al niño al hospital porque se quejaba de dolor y la médica de guardia que lo atendió, la doctora Berta del Valle Escobar, firmó el certificado donde figura como diagnóstico traumatismo testicular.
“Unos días después, el primer día de noviembre, la madre volvió a la comisaría y pidió retirar la denuncia porque dijo que los padres del niño le pidieron disculpas en una reunión que organizó la escuela para mediar en la situación. Se le explicó que la denuncia no podía ser retirada sino que debía seguir su curso legal y que recién cuando la citaran desde el juzgado debía rectificar o ratificar la denuncia”, recordó Flores.
En cuanto a la agresión sufrida por el niño, el uniformado señaló que no se encuadraría como bullying porque no hay antecedentes de agresiones anteriores ni tampoco le siguieron otras nuevas.
El pedido de ayuda en las redes
Según indicó Flores, a mediados de noviembre esta mamá, que se desempeñaba en el servicio de limpieza de una clínica privada, perdió su trabajo y “comenzó a decir que perdió su trabajo porque tenía que cuidar a su hijo y ofrecía pan dulce en las redes desde un perfil bajo un nombre falso donde subió una foto de su hijo en silla de ruedas y otra donde no se distingue la cara pero se ven moretones en su brazos. En las redes decía que su hijo era víctima de bullying en la escuela por tener una discapacidad. Y que tras la agresión su hijo orinaba sangre, vomitaba y tenía fiebre”.
Rápidamente, esta publicación de la mujer en las redes generó la solidaridad de las personas y algunas le pidieron su CBU para colaborar. Obviamente también llegó a oídos de los docentes de la escuela y del hospital de Alem. Los primeros la convocaron para pedirle certificados médicos que avalen sus dichos y desde el hospital, se ofrecieron a hacerle la resonancia al niño por la que la mujer decía que estaba juntando dinero.
“Es una fabuladora, el nene está bien”
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el director del hospital, Matías Sebely, confirmó que la madre no tenía ninguna orden médica solicitando una resonancia para su hijo y que, cuando le preguntó para qué quería que se le hiciera una resonancia, le respondió que ella creía que necesitaba ese estudio para descartar algo malo en el niño.
Pese a todo esto, “decidimos buscarlo para que lo vea un pediatra y hacerle estudios, se le hizo una ecografía, lo vio un urólogo y se confirmó que el niño no tiene nada malo. La mamá dice que usa silla de ruedas y tiene una discapacidad pero a mi oficina el nene entró corriendo y jugó alrededor de mi escritorio todo el tiempo, es una criatura sana y esta mujer es una fabuladora”, aseveró Sebely.
El director del hospital de Leandro N. Alem señaló además que el 22 de octubre, el día que la mujer llevó a su hijo en la guardia de ese nosocomio, se le hizo una primera ecografía “que también salió bien y no se condice con las supuestas secuelas que según la madre su hijo sufrió en los días posteriores como fiebre, vómitos y orinar con sangre”.
“Nos preocupa la integridad del niño”
Cuando algunos medios difundieron la versión de la historia de esta madre, los docentes decidieron contar la otra parte de la historia en medios de la localidad. Esto despertó la ira de la mujer que este jueves a la tardecita acudió a los gritos a la Escuela 62, insultó y amenazó a la directora y vicedirectora quienes lograron refugiarse bajo llave en la dirección.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la directora de la Escuela 62, Ingrid Markwart, indicó que “nos preocupa la integridad del niño y de su hermana, de 11 años, que no está asistiendo a la escuela porque su familia presentó un certificado médico por asma”.
Consultada sobre la imagen del niño con moretones que su mamá compartió en las redes, la directora contó que “nos preocupa sobremanera porque estamos convencidos que en la escuela no está pasando nada que genere esas lesiones”.
“Nunca trajo silla de ruedas y hacía educación física”
Pese a los dichos de la mamá, la directora contó que “desde agosto, cuando empezó a asistir presencial, el niño vino muchas veces a la escuela caminando desde su casa, que queda a casi 20 cuadras. Nunca trajo silla de ruedas a la escuela que tiene rampas para el acceso, baños para discapacitados y las puertas de las aulas son dobles”.
“El alumno hacía educación física porque el único certificado médico que presentó la familia dice que tiene tendinitis y no puede realizar actividades de alto impacto… no tenemos ningún certificado que acredite la gravedad del caso que expone la mamá”, detalló.
“La verdad es que la Justicia debería actuar más rápido”
Markwart señaló que, como institución, realizaron todas las notificaciones que corresponden ante la supervisora y el Consejo General de Educación (CGE) y “ahora recién salimos a hablar ante la opinión pública pese a que lo que está sucediendo ya supera el ámbito escolar porque estamos ante una madre que expone a su hijo para juntar dinero”.
La directora contó ayer que hay mucho temor en la escuela, tanto entre los padres de los alumnos como en los docentes, porque aún no tienen custodia policial y tampoco hubo novedades respecto a la denuncia realizada tras la agresión sufrida este último jueves.
“La verdad es que la Justicia debería actuar más rápido ante este tipo de situaciones que ponen en riesgo la integridad física y emocional de los niños”, consideró.