
El Tribunal Penal 1 de Eldorado le concedió sus últimas palabras antes de la lectura de la sentencia y el imputado se dijo “inocente”. Sin embargo los jueces no le creyeron y condenaron a 13 años de prisión al joven acusado de abusar sexualmente de su sobrino de 6 años.
Fue este martes, en el marco de la última y decisiva jornada del juicio oral que se le siguió a un individuo de 21 años, quien durante las dos audiencias que duró la etapa testimonial y de presentación de pruebas no pudo acreditar su inocencia.
Las evidencias y los dichos de testigos, como así también la Cámara Gesell donde declaró la víctima, terminaron de sellar el destino del encartado.
Ayer y tras deliberar unas horas, finalmente el citado Tribunal, que estuvo presidido por la jueza María Teresa Ramos, secundada por Eduardo Jourdan y Atilio León, lo halló culpable y deberá purgar más de un década tras las rejas.
El imputado llegó a juicio por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda (hechos reiterados), en concurso ideal con corrupción de menores agravado”.
El caso tuvo lugar en una vivienda del barrio 1º de Mayo de Puerto Iguazú y la denuncia que disparó la investigación fue radicada en las vísperas de Navidad de 2019.
“Nunca tuve relaciones”
Al momento de decir sus últimas palabras, el acusado insistió en su inocencia e incluso afirmó que “nunca en su vida tuvo relaciones sexuales”, consignaron las fuentes.
La condena estuvo en sintonía con el pedido que hizo la semana pasada y durante los alegatos el fiscal del Tribunal eldoradense, Federico José Rodríguez, quien solicitó una pena de 13 años de prisión para el imputado.
Para el representante del Ministerio Público, quedó probado antes del juicio, es decir durante la instrucción de la causa, que hubo “múltiples abusos, que no se pudo establecer cuándo comenzaron, salvo la fecha del último hecho que figura en la denuncia que está en el expediente (el 23 de diciembre de 2019, a las 21.30). Pero que fueron reiterados de acuerdo a lo que se escuchó en Cámara Gesell por parte del menor. Allí el chico recordó circunstancias como ser que muchas veces pudo haberle contado a su abuelo lo que pasaba o que no se animó a decirle a su familia, e hizo alusión en plural de las numerosas oportunidades en las que quedó solo con su tío y se produjeron los ataques. Por ejemplo cuando la madre iba a la iglesia o sus abuelos de compras o que miraban dibujos animados en la habitación del acusado”, recordó.
Por su parte, al momento de alegar la defensa del joven solicitó que el mismo sea “absuelto por el beneficio de la duda”.
Según la investigación los sometimientos sexuales fueron perpetrados todos en el mismo lugar, es decir la habitación que tenía el sospechoso en la casa de sus padres (abuelos del niño), en el barrio 1º de Mayo de Puerto Iguazú.
Según surgió de la instrucción de la causa, la madre del menor lo dejaba al cuidado de sus abuelos, casi siempre cuando se iba a trabajar. Entonces el tío encerraba al niño en su habitación, luego lo amenazaba con un destornillador para sacarle sus prendas de vestir y lo abusaba. Para que no se oyeran los gritos, el agresor le colocaba una media en la boca o lo maniataba con medias para inmovilizarlo, según figura en el expediente.
Si bien la denuncia de la madre fue la que inició las pesquisas, durante el debate se supo que el caso salió a la luz porque el niño se animó a contarle lo que estaba padeciendo a su padrastro, con quien fue acumulando un vínculo de afecto y confianza con el correr del tiempo. Durante la investigación del hecho se estableció que el menor sufrió daños físicos y psicológicos por los constantes abusos. En el juicio brindaron testimonio la madre de la víctima, su abuela, el padrastro y una psicóloga que fue citada por la defensa para aclarar algunos puntos de la Cámara Gesell.