
Hace dos semanas, en pleno barrio porteño de Belgrano, en medio de un allanamiento a una vieja casona originado por una denuncia de vecinos por ruidos molestos, hallaron un mono carayá de nombre Simón, que ahora se llama Coco.
Tiene aproximadamente 6 años, pero pesa y mide la tercera parte de lo normal para un animal de su edad. Es probable que haya vivido siempre en una jaula y que por eso no haya podido desarrollarse bien.
Su cuerpo está completamente atrofiado porque fue víctima de abuso, maltrato y mascotismo. Tiene los huesos fracturados debido a un alto grado de desnutrición. Cuando lo encontraron estaba encerrado en un armario sin luz, agua, ni ventilación.
La fiscalía especializada en derecho animal y ambiental de la ciudad de Buenos Aires ordenó que quedara al cuidado de la Asociación Civil Pájaros Caídos.
La presidenta y fundadora de esta ONG, Clara Correa, contó a PRIMERA EDICIÓN que cuando recibieron a Coco, lo primero que hicieron fue llamar al Refugio Güirá Oga de Puerto Iguazú para informarse sobre los cuidados que debían darle al pequeño mono.
“Los primeros pasos de cobertura y cuidado que tuvo la ONG fue mediante un asesoramiento por parte de Mara Anfuso del Refugio Güirá Oga. Al día siguiente lo vio acá en Capital un veterinario especialista en monos que nos dio un estado general, el cual era deplorable”, relató Clara.
Detalló que Coco pesaba un tercio de lo que tenía que pesar, que le faltaban algunos dientes, además de presentar un problema óseo importante y no poseer músculos. “Se arrastra y su tamaño es el tercio de lo normal en su especie. Es un mono carayá, el famoso aullador que tendría que estar trepado en los árboles de Misiones y estaba en un placard en Capital Federal”, lamentó.
La ONG Pájaros Caídos le brindó asistencia, contención y atención al mono rescatado, gracias a ellos en una semana subió medio kilo con la dieta que le recomendaron en Güirá Oga. Sin embargo, quedaron secuelas de su cautiverio. “Ayer vio un pan y se desesperó”, advirtió Calara.
Explicó que el tema de su traslado lo va a decidir la Justicia. “Nosotros como Asociación Civil vamos a presentar nuestros informes a la Fiscalía que elevará al Juzgado para que decida, no tenemos idea a dónde irá como lugar definitivo de su recuperación”, cerró.