
La naranja amaneció ayer de duelo. Alberto Bernardo “Beto” Merenda (58), referente histórico del básquetbol misionero, falleció a última hora del domingo tras no poder resistir una operación del corazón. La noticia golpeó de lleno tanto a la disciplina como al deporte provincial en general.
Tanta pasión por el básquetbol tenía el legendario exjugador de Tokio, Luz y Fuerza y Villa Mitre de Bahía Blanca -entre otros- que el desenlace de su inesperado final se inició justamente en una cancha, a punto de jugar al deporte que tanto amaba.
“El último jueves estaba a punto de jugar un partido amistoso en el Polideportivo Finito Gehrmann con los maxis de Luz y Fuerza. Antes de entrar a la cancha, comenzó a sentirse mal y le avisó a Mónica, su esposa. Le dijo ‘no es joda, me está dando un infarto’. Enseguida los muchachos lo llevaron a una clínica”, contó aún emocionado a EL DEPOR el exjugador y entrenador Roque Falero.
De inmediato, Merenda fue trasladado a un centro asistencial donde se descubrió que tuvo un desprendimiento en la aorta. Fue sometido a una operación de alta complejidad que duró casi siete horas y que, en principio, resultó exitosa. Sin embargo, el afamado basquetbolista no soportó el posoperatorio y falleció alrededor de las 21.30 del último domingo.
“Era un tipo muy querido, de muchos códigos, serio pero a la vez muy querible. De fierro”, resaltó Falero, quien no sólo compartió con Beto adentro de la cancha, sino que también coincidió en su adolescencia, en el Colegio Roque González de Posadas.
“Él nació en Posadas, vivía por calle Alberdi, en Villa Sarita. Y por eso empezó jugando en el Tokio. Nosotros fuimos muy amigos porque compartimos la primaria y secundaria, hasta que él, a los 16 años, se fue a Bahía Blanca para jugar en Villa Mitre”, recordó Roque.
En efecto, en razón de sus condiciones, Merenda fue reclutado cuando era aún un adolescente y se mudó a la capital del básquetbol, donde compartió equipo con gigantes como Hernán Montenegro o Huevo Sánchez. “Por eso, años atrás, cuando Huevo vino a Posadas para dar una clínica, pidió especialmente que Beto esté ahí con él”, recordó Falero.
Merenda fue referente indiscutido de toda una época del básquetbol misionero. Tras su paso por Bahía Blanca, regresó al terruño y formó parte del histórico equipo de Luz y Fuerza que logró el ascenso a la Liga Nacional, allá por los noventa. “Ahí compartió equipo con jugadores como Joel Sánchez, el Negro Romano, Pastore, Claudio Tossi, Luis Heredia, Esteban Camisassa o José Falero. Fue uno de los artífices del ascenso. Y eso que trabajaba por la mañana en EMSA y a la tarde se iba a entrenar”, contó el entrevistado.
“Beto jugaba de escolta, era ayuda de Cabeza Santa Cruz. Tenía un físico privilegiado, pero jugaba de frente al cesto porque tenía un lanzamiento de tres impecable”, sintetizó Falero, tras recordar que Merenda también fue parte de la Selección de Misiones, donde compartió con Finito Gehrmann y otros míticos jugadores de la época.
Aunque en alguna que otra oportunidad le confió a Falero la frustración de no ser reconocido por las camadas más jóvenes -“no quería jugar más porque sentía que le habían faltado el respeto”-, cierto es que Beto pudo llevarse en vida mucho del cariño que supo cosechar, todo un alivio para sus familiares y amigos. “Hace unos tres años lo llamaron de Villa Mitre para hacerle un homenaje junto al equipo campeón. Primero dudó. Pero se fue y volvió contento, le hizo bien ese viaje. ‘Fue lo mejor que pude haber hecho’, me dijo cuando regresó”, se emocionó Roque.
Tanto para Falero como para el básquetbol misionero, más allá de la ausencia física, Merenda seguirá vivo en la memoria. Ese es, quizás, el secreto de la inmortalidad. “Pese al gran dolor que sentimos hoy, nos queda la resignación de saber que fue y será siempre un gran amigo. Era una persona muy especial, muy colaboradora, y siempre en silencio, con perfil bajo. Un tipo muy querido. No lo vamos a olvidar nunca”, cerró.
Dolor en las redes
El deceso de Merenda golpeó de lleno al básquetbol misionero. “Qué noticia de m… QEPD querido Beto Merenda”, escribió Miguel Zandomeni en sus redes sociales. “Adiós Amigo”, agregó Carlos Campis; mientras que Cristina Jara resaltó: “Dejaste una huella imborrable en cada lugar que pasaste”.
El último adiós de Beto tuvo lugar ayer por la tarde en una casa funeraria de avenida Lavalle y Japón. Allí una multitud se concentró para despedir a Merenda y reconfortar a su pareja e hijos.