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El misionero más rápido de la historia. El título suena fuerte, quizás exagerado, pero es la más pura realidad. Y es que hasta ahora nadie pudo correr más rápido que Santiago Batista (17) en una pista homologada y bajo registro electrónico certificado por la mismísima Confederación Argentina de Atletismo (CADA).
El velocista posadeño explotó en 2021 y se transformó en emblema de la Federación Misionera de Atletismo (FeMA), al quedarse con cuatro medallas nacionales y otras dos sudamericanas, además de una marca histórica de 10s91/100 en los 100 metros llanos; y de 22s09/100 en los 200 llanos. ¿El hijo del viento?
“Me da un poco de vergüenza que me digan que soy el misionero más rápido. No ando diciendo eso por ahí (se ríe). Pero también es un orgullo y el reflejo de todo un esfuerzo”, sintetizó ayer a EL DEPOR el prometedor juvenil, que sueña con alcanzar los increíbles 9s58/100 de Usain Bolt, mientras se prepara para otro año cargado de desafíos en la pista.
Santi… ¿cómo empezaste a correr?
Arranqué a los 10 años porque, como todo chico, corríamos un montón en la escuela. Yo vivía en Bernardo de Irigoyen y ahí un amigo que ya hacía atletismo me invitó a entrenar. Entonces empecé con el profe Julián Domingorena. Después me mudé a Posadas, pero no fue hasta 2021 que me di cuenta que tenía posibilidades, me puse las pilas y arranqué de lleno.
¿Cómo es el día a día de un velocista?
Tiene mucho que ver el entrenamiento, la nutrición y el descanso. Por ejemplo, si hay una competencia de acá a seis meses, empiezo entrenando tres veces por semana hasta el último mes, cuando ya es todos los días. Primero es un trabajo muy intenso, de fuerza. Y al final, más de corrección, de técnica y coordinación. El entrenamiento siempre es de cuerpo completo. Y en cuanto a la alimentación, la nutricionista me divide el plato en una mitad con ensalada y verduras, y la otra mitad en dos partes, una para proteínas y otra para carbohidratos. Por último, en cuanto al descanso, es muy importante y trato de no acostarme tarde para al otro día tener la energía suficiente para terminar el entrenamiento sin quemar energía de donde no debo. Todo tiene que ver con todo y muchas veces es un sacrificio, pero después en la pista, vale la pena.
¿Hay alguna técnica para correr rápido? ¿Algún secreto?
El secreto es… ser rápido (se ríe). Todo se aprende. Yo cuando empecé ya corría rápido, pero con el tiempo corregí muchas cosas y mejoré un montón. Todo influye en la velocidad, el viento, el braceo, hasta el cabello. Siempre se busca una zancada larga y un movimiento coordinado. Todo es cuestión de milésimas.
¿Qué evaluación hacés de tu 2021?
Sin dudas, fue mi mejor año hasta el momento. Pude ganar dos medallas provinciales, seis nacionales y otras dos en el Sudamericano U-18. Fue el año de la explosión. Y fue algo nuevo verme en el diario, en la tele…
¿Te imaginabas hacer un doble podio en el Sudamericano U-18?
Para nada, no me lo esperaba. Eso fue algo tremendo y una experiencia muy linda, con un grupo espectacular. Fue una sorpresa para mí y para todos (N. de R: en septiembre pasado, en Encarnación, Santi fue plata en la posta 4×100 y en la posta 8×300 junto al equipo argentino).
Contanos… ¿cómo fue el día en que rompiste el récord misionero en los 100 metros?
Fue increíble. 10s91/100. No me olvido más de esa marca. Fue en Resistencia, en el Nacional U-20, el 2 de octubre. Yo estaba pendiente de ese récord. En realidad, mi objetivo para 2021 era correr los 100 metros en menos de 11 segundos, o sea que me fue más que bien. La cuestión es que el récord anterior homologado era de 10s96/100. Terminé de correr la serie y estaba enojado, porque pensé que me había ido mal. Hasta que empezaron a decir las marcas… y ahí fue toda una emoción. Corrí a abrazar al profe Sergio Lotz, que me entrena junto a Claudio Viñas y Vero Morcillo. Fue increíble.
Y días después, el de 200…
Sí, sí, fue el 31 de octubre, en Mendoza, en el Nacional de Clubes U-23. Había probado la pista unos días antes y estaba dura, no me había sentido cómodo. La cuestión es que llegué a la final y le metí con todo. Ya tenía el récord provincial, que era de 22s29/100 y lo volví a bajar, quedó en 22s09/100.
Pensás en esos dos récords provinciales… ¿podrán superarlos?
Ojalá que sí, que aparezca alguien que pueda representar a la provincia incluso mejor que yo. Me pondría contento si aparece alguien y baja esa marca. Y si queda así, también estaría contento. Ojalá todo sirva para que se sumen más chicos y puedan bajar esas marcas, para que otros chicos tomen la posta.
¿Qué sentís cuando te dicen que sos el misionero más rápido de la historia?
(Se ríe). La verdad es que nunca pensé en eso. Hasta me da un poco de vergüenza. No ando diciendo eso por ahí (se ríe). Pero también es un orgullo y el reflejo de todo un esfuerzo.
¿Cuáles son tus referentes en el atletismo? Mmmhh, no es difícil…
(Se ríe) Sí, admiro mucho a Usain Bolt y también a Yohan Blake, otro velocista jamaiquino. Son mis dos referentes. Y a nivel nacional, son Agustín Pinti y Franco Florio, corredores muy buenos con los que tuve la suerte de entrenar. Me gustaría seguir sus pasos.
¿Te imaginás rompiendo los 9s58/100 de Bolt?
(Se ríe) Es un sueño, ojalá algún día pueda.. ¿quién no sueña con eso? Sin embargo, la verdad que lo que hizo es inhumano. Cuesta muchísimo bajar una milésima, así que imaginate.
¿Cuál es la meta para 2022?
El objetivo para este año, que va a ser mi primero en U-20, es tratar de meter algunos podios nacionales y clasificarme a algún sudamericano. Y también estoy atento a un selectivo que se va a hacer en San Luis, en abril, en busca de una plaza para el Panamericano U-20 de Chile.
¿Con qué soñás para el futuro?
Mi sueño máximo es clasificarme a un Mundial. O a los Juegos Olímpicos. Para mí sería algo único, tocar el cielo con las manos.