
Después de haber realizado más de 200 procedimientos quirúrgicos de balón gástrico en la provincia, el doctor gastroenterólogo y deportólogo Horacio Melo afirmó a PRIMERA EDICIÓN que “el fracaso del tratamiento es superior al 50%” y se debe a que, en la mayoría de los casos, no se realiza un abordaje integral del tratamiento, es decir con un plan físico, psicológico y alimentario.
Hoy no estoy colocando balón gástrico porque las personas van muy ilusionadas a consultar y yo he visto muchos fracasos con balones, cirugías y pastillas”.
Si bien el balón gástrico es un procedimiento que parecía ser prometedor para tratar la obesidad en poco tiempo, Melo indicó que, si no está acompañado por un plan de abordaje integral, el nivel de recaída es muy alto.
El tratamiento implica la colocación vía oral de un globo en el estómago “en términos sencillos” -como afirmó-, que dura aproximadamente de cuatro a seis meses dentro del organismo ocupando un espacio considerable, generando sensación de saciedad y reduciendo la cantidad de comida que ingiere el paciente.
El mejor tratamiento es la alimentación, la actividad física y el asesoramiento en la parte psicológica. Al paciente muchas veces le cuesta invertir su tiempo”.
“Es una sensación parecida a tomar un plato de sopa antes de comer donde el paciente se siente casi satisfecho”, explicó el doctor. Luego se retira por vía endoscópica.
La promesa de resultados significativos y en poco tiempo hacen que “el paciente vaya muy ilusionado a la clínica a consultar por el procedimiento”, afirmó el doctor, y es ahí donde está en juego la honestidad del profesional que debe informar sobre lo imprescindible de “cambiar definitivamente la forma de vida” para que el tratamiento efectivamente funcione.
Una perspectiva integral frente a la obesidad
Debido a que la obesidad es una enfermedad crónica, es decir un problema de salud a largo plazo que puede no tener una cura definitiva, el doctor aclaró que la opción más viable es cambiar por completo y de forma permanente el estilo de vida. No temporalmente con ocasión de un tratamiento específico.
Desde su experiencia -indicó- que hay una escasa predisposición de los pacientes en adherirse a un plan alimentario y de actividad física.
En cuanto a esto, Melo afirmó que actualmente esta situación “se está revirtiendo parcialmente y las personas buscan métodos para bajar de peso” pero tanto el balón gástrico como la cirugía bariátrica son indicadas para pacientes “muy seleccionados que cumplan una serie de requisitos” como no padecer obesidad mórbida y someterse anteriormente a una endoscopía para descartar cualquier lesión o patología como pólipos, úlceras, o gastritis.
“Los tratamientos como balón gástrico y cirugía bariátrica, que es más agresiva, no son algo definitivo”, señaló el profesional, por lo que el paciente debe considerar la actividad física y el seguimiento de un plan alimentario como algo definitivo en su vida.
Por otro lado, indicó que el balón reporta una serie de efectos secundarios como intolerancias, nauseas o vómitos, teniendo que ser removido en muchos de los casos.
Finalmente, en lo económico tampoco es viable señaló Melo ya que no se trata de un procedimiento totalmente accesible, sino más bien un caso donde “el paciente invierte mucho dinero y no ve los resultados de su deseo de quedar flaco”.