
El nadador posadeño Arameo Azula (14) logró ayer meterse en la historia de la natación de aguas abiertas de la provincia, al vencer en la primera fecha del circuito organizado por la Asociación TriMisiones y transformarse así en uno de los ganadores más jóvenes en la historia de la disciplina a nivel local.
El nadador del Club CAPRI completó los tres kilómetros de la prueba competitiva realizada en el balneario Costa Sur de Miguel Lanús con una marca de 56m45s y cruzó la meta casi dos minutos antes que su escolta, MatíasPelinski, también del CAPRI. Carlos Paredes completó el podio, al arribar en el tercer puesto.
“Fue una prueba dura, pero muy especial para mí, porque fue la primera en Misiones. La viví a pura emoción”, sintetizó ayer a EL DEPORTIVO el propio Azula, quien había dado la nota el año pasado en Corrientes, cuando logró otro notable rendimiento en una de las fechas del circuito de aguas abiertas de esa provincia.
Ara, como lo conocen en el CAPRI, entrena junto a la profe Marcela Báez y es especialista en carreras de fondo, en pileta. Sin embargo, meses atrás se inició en aguas abiertas y encontró todo un mundo.
“Ahora me estoy preparando para el Nacional de Cadetes y Juveniles, el 9 de febrero en el Parque Roca de Buenos Aires. El objetivo ahí es obtener una plaza para el Sudamericano”, sintetizó Arameo sobre lo que se viene en cuanto a la pileta, donde compite en 200 y 400 combinados, además de 100 y 200 mariposa.
En cuanto a aguas abiertas, Azula sueña con seguir en el camino y, por qué no, disputar los Juegos Olímpicos. “El sueño siempre está, pero hay que trabajar. Sé que no es imposible”, se ilusionó el posadeño.
En cuanto a la rama femenina, la prueba competitiva fue ganada por Constanza Guimaraes, también del CAPRI, mientras que segunda en la general fue justamente Báez, la profe de Arameo. Tercera llegó Alba Ramos.
Finalmente, en cuanto a la distancia Promocional, de mil metros, entre los hombres prevaleció Facundo Benítez, seguido por Rubén Alfonso y Ariel Báez. En cuanto a las chicas, festejó Gabriela Flores, seguida por Karla Ibarra y Oriana Seewald.
Lo que viene
Tras la primera fecha, la Asociación TriMisiones confirmó escenario y fecha para la segunda jornada del circuito de aguas abiertas. Será el domingo 20 de febrero en Puerto Libertad, en aguas del lago Urugua-í. La tercera y última se disputaría en el arroyo Garupá.
Volver siempre es una mezcla de emociones
Marcela Báez, profe de Azula y una de las sobrevivientes de la tragedia del Paraná, fue segunda.

La Tragedia del Paraná, aquel cruce a nado del río que en 2010 se cobró la vida de ocho deportistas en la capital provincial, siempre estará presente en la memoria colectiva de los misioneros. Y más que nadie, en los sobrevivientes de aquel 16 de enero.
Marcela Báez es una de las nadadoras que estuvo presente ese día y hoy puede contarlo. La profesora del CAPRI, que ayer terminó segunda en la clasificación general de mujeres en Costa Sur, habló con EL DEPOR y contó las sensaciones que le generan volver a una competencia de este tipo.
“La verdad es que volver al río siempre es una mezcla de emociones. Tal como me pasó hoy (por ayer), durante la primera vuelta siempre voy llorando, con lágrimas. Incluso hoy se levantó un poco de viento, algunas olas, y escuché una sirena que casi me paralizó. Cuando salí del agua pregunté enseguida qué había pasado, pero era la sirena de una de las ambulancias que estaban en el lugar”, relató Báez.
“Al principio fue duro, me costó un año volver a toda mi actividad normal. Y hasta hoy cuando me tengo que tirar al río, se me mezclan alegría, tristeza, bronca”.
Sobre aquel 16 de enero de 2010, Marcela recuerda sólo algunas cosas. “Me acuerdo que cuando iba por la mitad del cruce, me desvanecí. Y cuando me desperté, estaba en una escalera de la Costanera que da a la avenida Roca. Mi piragüero logró rescatarme y ponerme a salvo”, rememora la deportista.
Los meses posteriores tampoco fueron fáciles. “Al principio fue duro, me costó un año volver a toda mi actividad normal. Y hasta hoy cuando me tengo que tirar al río, se me mezclan muchas emociones, alegría, tristeza, bronca”, reflexionó.
El tiempo pasó y, en 2018, cuando el aguas abiertas volvió en la bahía El Brete, Marcela finalmente dijo presente. “Ese día hice un pacto que, mientras viva, no voy a dejar de dar brazadas en el río por esos ocho ángeles que tenemos todos los nadadores. Cada vez que me tiro, lo hago por y para ellos, en honor a ellos, que perdieron la vida amando el deporte que yo también amo”, cerró Báez.