La economía tradicional ha considerado durante mucho tiempo al individuo como alguien racional, frío y objetivo y que querrá maximizar su bienestar, su beneficio económico y su propio interés.
El tomar decisiones inconscientemente, escapando a la racionalidad, se consideraba algo anormal. Por eso esto se convirtió en un objeto de estudio.
A finales de los años ’70, un grupo de investigadores revolucionó la economía al observar estas anomalías. Y así nació en campo de la economía del comportamiento, del cual el psicólogo ganador del premio Nobel 2022 Daniel Kahneman es el mayor exponente.
“Ellos abren este espacio de conversación para que nos demos cuenta de que hay otras cosas que influyen en la toma de decisiones y no solo la idea de maximizar la utilidad, el bienestar y el beneficio. ¿Qué son estas cosas? Las emociones”, indicó la profesora Renata Taveiros, coordinadora del curso sobre neurociencia y neuroeconomía de la Fundación Instituto de Administración (FIA) de Brasil..
Así, en los años ’80, otro campo de estudio se fue mucho mas lejos reuniendo los descubrimientos de la economía del comportamiento y las técnicas de la neurociencia, para intentar descubrir qué sucede en el cerebro de las personas cuando deciden hacer una compra innecesaria.
“Ahora tenemos la posibilidad de abrir la ‘caja negra’, que es como los economistas se refieren a la mente de las personas. De hecho, se puede mirar y comprender lo que está sucediendo en el cerebro cuando el individuo va a tomar una decisión”, dijo Taveiros.
“Cuando estudias neuroeconomía, la idea de que podemos controlar el comportamiento, la toma de decisiones, todo lo que hacemos se desvanece. Porque el motivador de la toma de decisiones no es el aspecto racional, cortical, lógico y analítico. La decisión está mucho más conectada con la emocionalidad”, agregó.
Aprendé a decirte que “no”
Es necesario aclarar que los afectos y las emociones no son necesariamente algo malo, sino que son algo de suma importancia para nuestra supervivencia.
“La selección natural nos trajo la combinación de afecto y razón. Y no fue en vano. Esto maximiza nuestro compromiso con el mundo. Cuando te deshaces de las emociones, quitas la empatía por el otro. Nuestras decisiones se vuelven más egoístas y la sociedad como un todo se derrumba”, dijo el neurocientífico Álvaro Machado Días, profesor de la Universidad Federal de Sao Paulo y socio del Instituto Locomotiva.
Pero es también un hecho que las emociones pueden arrastrarnos a cometer errores graves, que terminan en sentimientos de culpa y en deudas. Es ahí cuando las enseñanzas de la economía conductual y la neuroeconomía pueden sernos de utilidad, para predecir nuestra irracionalidad y evitar malas decisiones.
El primer consejo puede verse simple, pero es muy difícil, tenés que aprender a decirte que no a vos mismo: “No hagas nada por impulso sin antes evaluar si la culpa no arruinará la fiesta. Comprende mejor tu ‘yo futuro’, con tus horarios y demandas. Decirse que no a uno mismo es como decirle que no a un niño: es difícil, pero puede ser positivo”, advirtió Álvaro.
Según Taveiros una de las razones que hacen difícil la negación de los propios impulsos es la creciente facilidad para realizar los pagos, como los códigos QR, Pix o tarjetas de crédito que se guardan en sitios web.
Aparte, el neurotransmisor llamado dopamina, que activa el llamado “sistema de recompensa” del cerebro, puede interferir también. “Cuando la dopamina funciona, estimula el comportamiento impulsivo. ¿Cómo funciona? Tienes la expectativa de ganar algo. Puede ser dinero, bienestar, placer, una buena imagen frente a los demás, etc. Y este comportamiento impulsivo hace que inmediatamente quieras esa recompensa“, expresó.
Otro ejemplo de como se explota este sistema de recompensas es la adopción de mecanismos propios de los juegos en el proceso de consumo. O sea, transformar el acto de comprar en un juego.
Las aplicaciones de los supermercados y de las tiendas online también prometen recompensas como descuentos y productos gratis por llegar a determinada cantidad de puntos. Taveiros señala que en Brasil este tipo de mala decisión puede identificarse en los altos niveles de endeudamiento de los ciudadanos.
Por ello el consejo de oro para evitar este tipo de decisiones impulsivas es siempre “dar una vuelta más” antes de decidir hacer la compra.
“Por lo general, pongo una pegatina en las tarjetas de crédito de los clientes que dice ‘da un paseo más, espera un poco más, respira’. Cuando alguien va a hacer otra cosa y regresa, la dopamina baja, ya que es una sustancia química que tiene efecto por un tiempo determinado. Pronto, la sensación de ‘lo quiero, lo quiero’ pasará y la persona llegará a la conclusión de que puede usar este dinero en otra cosa. Pero tiene que ser más tarde, no es posible en ese instante”, explicó.
No hagas los cálculos en tu cabeza
Las malas decisiones se pueden evitar antes de la compra. Taveiros explicó que cuando tenés una idea exacta de cómo va tu vida financiera, es más difícil endeudarte.
“Es muy importante para una persona tener coraje y saber que va a ser genial acercarse a la vida financiera y mirar las cuentas. Mucha gente dice que es difícil, pero después de hacer eso, hay una sensación de alivio. Si tiene miedo de mirar, caerá en todo tipo de trampas mentales”, dijo.
Una de las trampas es la “contabilidad mental”, la manía de hacer cálculos sobre nuestra situación financiera, que la mayoría de las veces son incorrectos.
“Hacemos los cálculos. ‘Gano 100, así que puedo gastar 50 en el supermercado, 20 en el bar, solo 10 en el almuerzo, también puedo tener una cuota mensual de 15…’. Compara 15 con 100, 10 con 100, pero no cuadra. Entonces se asusta y ve que está en números rojos”, advirtió el neuro economista.
Lo que debe hacer es escribir sus gastos con un lápiz y sumar todas sus ganancias y sus costos de vida. Solo entonces se tendrá una idea real de cuánto dinero puede gastar.
Cuidá a tu “yo” del futuro
Una de las decisiones mas importantes que debemos tomar pensando en el futuro es el ahorrar dinero. Es claro que en el contexto de las economías que tienen desempleo, informalidad y alta inflación, hace que sea una cuesta arriba para muchas personas. Pero, ¿por qué es tan difícil hacer esto cuando hay condiciones favorables incluso?
Se debe a un efecto conocido en la economía del comportamiento como “descuento intertemporal”. “Imagina que coges unos prismáticos y les das la vuelta. ¿Qué pasa? Lo que está lejos es diminuto. Y lo que está cerca obtiene un valor, un tamaño gigante”, explicó Taveiros.
“Queremos la recompensa inmediata, ahora mismo, porque parece ser mucho más grande que una recompensa que es muy misteriosa, que no sabes qué va a pasar en el futuro“, agregó.
Los estudios neuro económicos muestran que algunas áreas del cerebro que se activan cuando piensas en ahorrar dinero y son las mismas que lo hacen cuando pensás en darle dinero a un extraño. Lo que significa que para nuestro cerebro ahorrar dinero para el yo futuro y dar la misma cantidad a otra persona es casi lo mismo. Según Taveiros, una solución puede ser crear un pequeño estímulo para que pienses más detenidamente en tu futuro.
“Una idea que suelo aplicar es usar una de esas aplicaciones que te hacen ver mayor en una foto. Te hace conectar con esa imagen. Luego, debes hacer el ejercicio de pensar en lo que quieres para la vida de esa otra persona. Entonces, se va a crear un circuito neuronal que conecta su yo futuro con su yo de hoy “, dijo.
También aprendé a decirte que “sí”
El neurocientífico Álvaro Machado Dias advierte que, si bien es importante ahorrar dinero, también debemos saber darnos permisos. “No asumas que siempre es malo permitirse gastar y no caigas en la falacia de que debemos posponer continuamente el placer para que un día podamos disfrutarlo en mayores intensidades. Hoy lo que vemos es un mar de gente sin ganas para vivir. Sal de este mar”, dijo.
No todas las decisiones que tomamos en la vida, económicas o no, se pueden tomar de forma puramente racional y ni siquiera es deseable que eso suceda. “A veces somos dominados por componentes emocionales y, de hecho, esto puede conducir a malos resultados, incluido el arrepentimiento”, dijo.
“Pero la entrada en juego de estos componentes que no son formales, lógicos, es lo que finalmente hace que nuestras decisiones sean mejores para el grupo, la especie y la cultura en su conjunto”, agregó. Por tanto, el consejo es saber distribuir mejor tus energías e inquietudes.
“No hay tiempo -ni tiene sentido- para tratar de optimizar cada decisión. Elija sus batallas. Concéntrese en las opciones que más importan; son las que finalmente definirán quién es usted”, afirmó el experto.
Fuente: BBCNews