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La casa de Gloria García (49) es de mampostería y madera, rodeada de guayabas y sombras de distintas plantas sobre la calle Arenhardt en el kilómetro 10 eldoradense. Ella no esconde, ni disimula, mira directo a los ojos, habla pausado y no mezquina nada, e insiste en que la acompañen y compartan unas cucharadas de reviro y un plato de guiso de porotos (los de chacra, grandes y colorados).
Gloria abrió el alma hasta el patio. Su pareja colocó las mismas sillas de la mesa del comedor en el frente de la vivienda. Ella se sentó y con la afabilidad que despierta envidia, recibió a PRIMERA EDICIÓN para relatar su “dolor eterno”. El que está a poco de cumplir dos años (el 5 de abril), el que le corre por la sangre porque su nieto Martín Alexander Figueredo de 3 años fue asesinado a golpes en Bom Jesús, Brasil y fue la exnovia de su hijo Damián (29), junto al brasileño con quien escapó del país quienes cometieron el crimen.
Gloria García habló con este Diario pocas horas después que Fernanda Fidelina Vázquez, fuera recapturada por efectivos de la Unidad Regional III tras la denuncia de Damián Figueredo, quien la ubicó escondida en la vivienda de una hermana a la altura del kilómetro 4 de Eldorado.
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En octubre de 2021, Fernanda Vázquez se escapó de la prisión donde aguardaba al 16 de diciembre, fecha de juicio en el tribunal penal de Barracao, localidad limítrofe con Bernardo de Irigoyen.
El debate se concretó con Pablo Alves (24) presente pero a Vázquez también se la juzgó en ausencia. Alves fue condenado a 37 años de prisión y Fernanda a 34.
En la memoria de Gloria García, cada detalle en torno a su nieto Martín se contextualiza con precisión. “Es imborrable, todo lo que pasamos no se puede quitar. Ahora sólo nos falta traer el cuerpo de mi nieto y enterrarlo acá en Eldorado, más cerca nuestro”.
¿La ausencia se puede describir?
“Duele mucho, obviamente. Cada día es más fuerte y cada día rezo más para tener fortaleza para enfrentar la ausencia de Martín, Era mi único nieto, mi motor, transmitía cariño y amor, una polenta te daba el gurisito. Tengo un poco de alivio porque fueron juzgados los dos, pero lo que más busco hoy es lograr seguir, caminar para adelante. En dos años me hice miles de preguntas pero la más dura el porqué, por qué le hicieron tanto daño, por qué se ensañaron tanto, por qué con un niño que no se podía defender, por qué Fernanda no me pidió auxilio si estaba mal. Yo a ella se lo dije un día: ‘No te parí pero te quiero como a una hija’. Siempre estuve al lado de ella, incluso cuando la relación con su madre era dura”.
¿Sospechaste algo tan cruel?
“Nunca imaginé cuando desapareció Martín que iban a llegar al punto de matarlo, o maltratarlo. La última vez que lo vi a mi nieto en enero de 2020 lo vi bien, no tenía golpes, ni rastros de heridas. No esperaba algo tan feo, si hubiera sospechado no los dejaba ir, iba a volver a moverme con la Justicia para retomar la guarda”.
“El domingo 5 de abril a las 6 de la tarde, Fernanda me mandó un mensaje de audio al celular que decía: ‘Gloria no sé cómo decirte esto pero Martín murió’. Ahí sólo atiné a decirle ‘vos mataste a tu hijo’. Fue un momento de desesperación, ahí comenzó mi calvario, se lo reproché a Dios incluso. Por qué me tiene que tocar a mí, yo me considero una buena persona”.
¿Nunca dudaste de Dios?
“No dudé de Dios, sólo le pregunté por qué a mí me tocó. Yo creo profundamente que le debemos la existencia. El tiempo me ayudó a entenderlo. Hoy sólo sé que si Martín se quedaba conmigo iba a estar protegido o nada tan grave le iba a pasar. Si debía irse no iba a ser de esa manera tan horrible”.
Cuando Fernanda se fugó, ¿qué pensaste?
“Fernanda estando detenida, en la cárcel en Brasil, no sé cómo lo conseguía, pero me enviaba mensajes pidiendo perdón. ‘Gloria yo te quité a Martín’. Le dije que ya habría tiempo para hablar. Pero después se fugó de la prisión, faltaban dos meses para el juicio”.
“Cuando se hizo el juicio y escuché y vi todo lo que le hicieron a mi nieto y que ella no tenía ni un rasguño, que ni siquiera intentó defenderlo al niño. Ahí me llené de impotencia, no deseo nada malo para ella ni para nadie, no quiero que se pudra o muera, quiero que su consciencia sea la que le reclame, que le haga ver lo que hizo”.
No te arrasó este trauma…
“Son 34 años, seis meses y dos días o 37 años de condena, la cantidad de tiempo en prisión no me devuelve nada, no me quita el dolor, no me da ninguna esperanza de aliviarme. Sé que los dos van a estar detenidos y en prisión nada es fácil, yo puedo salir y caminar aunque me duela cada recuerdo de mi nieto. Espero que cada vez que ellos apoyen la cabeza en la almohada la imagen de Martín les aparezca y que también les sirva para recapacitar de lo que hicieron con un niño de 3 años. En abril de 2020, cuando me llamó Fernanda y avisó que había muerto, pero no me decía que lo habían matado con su nueva pareja, ya no quise vivir más. Sentía que nada más podía hacer, durante muchos meses la sensación era de no estar, no servir para nada. No se murió un gatito o mascota, era mi nieto. Busqué reinventarme y apoyarme en Dios, interpretar que el dolor era una mochila a enfrentar hasta que llegara la justicia”.
¿Cómo lograron encontrar a Fernanda?
“Damián (Figueredo) siente mucho e intenta que la herida no sea más grande. Lo sufre mucho, era su hijo y no descansaba su búsqueda por encontrar a Fernanda. Un llamado nos alertó el domingo que estaba en el kilómetro 4. Comenzó él solo a merodear la zona, hasta que comprobó que era ella y estaba en la casa de una hermana, fue directo a la comisaría Segunda”. “Estábamos asustados porque la policía no reaccionaba, desesperados porque se podía escapar”.
En tu voz no se percibe odio hacia Fernanda…
“Todavía para nosotros no hay tranquilidad ni paz, esperamos poder exhumar el cuerpo en Brasil y traerlo a sepultar acá. Ahí podremos cerrar la etapa, mientras tanto vamos a seguir de pie. No busco venganza, ni cerca de eso. Algún día sí, quiero hablar con Fernanda porque yo la quería y traté como a una hija, todo el tiempo que estuvo Martín viviendo con nosotros ella se sentía contenida y alejada de los problemas de su familia. Deseo de verdad poder hablar con ella alguna vez y que me cuente, me diga lo que sucedió, toda la verdad y que me explique por qué no me dejó a Martín a mi cuidado, ella era muy chica y quería terminar de estudiar, todo el apoyo le ofrecimos y de golpe se fue de Eldorado, comenzó a mentir cada vez más y desapareció con mi nieto en Brasil”.