
No es un descubrimiento decir que la decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania provocó un cimbronazo en la política y la economía mundiales tan inesperado (por más que la tensión en Europa Oriental permitía sospechar lo que se venía) como contundente.
A muchos actores del concierto los encontró mal parados, sin saber muy bien cómo reaccionar, y los organismos multilaterales demostraron una vez más que difícilmente pueda esperarse de ellos una solución rápida a los conflictos, por más que se reúnan de urgencia y discutan más o menos acaloradamente la cuestión.
Lo cierto es que el quinto día posinvasión encontró ayer a la ONU en una asamblea extraordinaria de emergencia que, por la cantidad de oradores, se extenderá hasta hoy o (más probablemente) mañana antes de llegar a una conclusión; representantes de los gobiernos de Ucrania y Rusia manteniendo un primer “diálogo” en Bielorrusia que dejó abiertos “algunos puntos” de “futuros acuerdos”para seguir debatiéndolos en una “segunda ronda” aún sin fecha; y mientras tanto, al presidente Putin llamando a su homólogo francés, Emmanuel Macron, para plantearle sus “exigencias” (que sabe de difícil cumplimiento) a cambio de frenar su avanzada bélica.
En este contexto, el mundo tiembla cada vez que se habla de una hipótesis de conflicto nuclear (mientras ni Rusia ni las demás potencias con poder de fuego desalientan esas versiones, sino que más bien las alimentan) y las finanzas se desploman o al menos retroceden dejando un tendal de “daños colaterales” en el plano económico.
Y allí aparece Argentina, enredada de antemano con graves problemas de sustentabilidad, con el dilema del acuerdo con el FMI esmerilando a la coalición gobernante, con tensiones internas agudizadas ahora por la postura oficial ante la situación en Ucrania… y con escenarios alarmantes para este año según las consultoras, que apenas transcurridos dos meses de 2022 ya vuelven a corregir al alza sus previsiones de inflación anual hasta niveles de al menos el 60%, precisamente como consecuencia del “asunto ruso”.