.
A menudo, la historia que hemos elaborado sobre nuestras vidas quiere justificar nuestro comportamiento y toma de decisiones. Al liberarnos de esa narrativa torcida por nuestras emociones, podemos comenzar a vivir un presente más auténtico y sin excusas. A su vez, liberamos a los fantasmas de nuestro pasado. No necesariamente personas que hayan muerto sino las acciones y la influencia de personas que están atrapadas en nuestra psique y siguen afectándonos en el ahora.
Una señal de vernos atrapados por nuestra historia personal es cuando nos vemos ejerciendo uno de estos tres roles:
La Víctima: Nadie quiere sufrir. Sin embargo, cuando estamos profundamente desempoderados, albergando vergüenza o culpa, podemos volvernos adictos a algún nivel de dolor. Hacer del victimismo algo glamoroso es nuestra estrategia inconsciente para manipular la atención de los demás y así sentirnos especiales.
El Salvador: Ignorando nuestras propias heridas y necesidades, anhelamos sentirnos mejor ayudando a los demás. Nuestro sentido de la importancia está sujeto al nivel de confianza que los demás depositan en nosotros. Para sentirnos valorados y conectados, creamos dependencia. Con el tiempo, nos cansamos y nos resentimos, y nos deslizamos fácilmente hacia el papel de víctima o de agresor.
El Agresor: Debido a nuestras propias inseguridades, nos volvemos críticos, enfadados o santurrones. Para sentirnos seguros, queremos imponer nuestro propio orden y disciplina, incluso castigar a los demás. Tememos la pérdida de control y mantenemos una actitud defensiva.
Juntos, estos roles forman lo que se conoce como el Triángulo del Desempoderamiento, una receta perfecta para perpetuar la tragedia. Mientras el agresor encuentre una víctima, pronto habrá un salvador. Tal como en el siguiente ejemplo, cuando desempeñamos cualquiera de estos tres papeles, es fácil deslizarse de una posición a otra dentro del triángulo.
Mientras sueltas tu historia, repite: “Estoy agradecido por mi pasado, pero ya no me atrapa. Estoy agradecido por cada uno de mis ancestros, y ahora los libero”. Añade cualquier otra cosa que te resuene verdadera para liberarte del pasado y comulgar con tu destino más auspicioso.
¡Bendiciones!
Marcela Lobos
Directora Escuela Los Cuatro Caminos.