La pregunta sobre qué tan dependiente es el mundo del petróleo y el gas de Rusia se volvió más relevante después de que la Casa Blanca impusiera nuevas sanciones en respuesta a la invasión del gobierno de Vladimir Putin a Ucrania.
Estados Unidos decidió prohibir la importación de petróleo y gas de Rusia, un golpe directo a la gran arteria económica del gigante euroasiático y un redoble trascendental en la estrategia de sanciones que adoptó Occidente contra Moscú por la invasión de Ucrania.
El Reino Unido secundó la medida, pero el resto de aliados europeos, mucho más dependientes de la energía de ese país, dijo que planea cortar en dos tercios las importaciones de gas ruso para el final de este año y cortar su dependencia de este de forma definitiva para 2030.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitió este martes, al anunciar la sanción, que los europeos “pueden no estar en una posición de sumarse”. Aun así, advirtió de que el castigo tampoco saldrá gratis a los estadounidenses, que viven la peor escalada inflacionista en 40 años. “Defender la libertad tiene un coste, también para nosotros”, apuntó.
Para Estados Unidos Rusia representa el 8% de las importaciones de crudo, lo cual no resulta inocuo. Los datos añaden dificultades al Gobierno demócrata con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, en noviembre. En el caso del Reino Unido, un 8% de su suministro de gasolina procede de ese país.
“Medidas especiales”
Vladimir Putin respondió con la firma este martes de un decreto especial de “medidas especiales” en el que autoriza al Gobierno a prohibir exportaciones de productos y materias primas. Se trata de una ampliación de medidas anteriores, pero el texto no concreta a qué países afectaría (lo decidirán las autoridades más adelante) ni especifica qué recursos quedarían limitados.
El anuncio de EEUU y Reino Unido tiene lugar tras casi dos semanas de guerra en Ucrania, con ya dos millones de refugiados ucranios e imágenes de civiles muertos que han causado estupor en medio planeta. Esta estrategia de castigos económicos toca en la energía, la gallina de los huevos de oro para Rusia, el talón de Aquiles para los europeos.
Estas decisiones se suman a una serie de sanciones económicas y financieras impuestas por Occidente en las últimas semanas.Entre ellas está la prohibición de hacer o recibir transferencias internacionales a través del sistema de pagos globales Swift, la limitación de acceso de los bancos rusos a créditos internacionales y la paralización de los activos del Banco Central de Rusia y de algunos bancos públicos y privados.
Adelantándose a lo que podría ocurrir, el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, dijo el lunes que si se anunciaba un rechazo al petróleo ruso, el bloqueo tendría “consecuencias catastróficas para el mercado mundial” y que Moscú podría cerrar su principal gasoducto a Alemania.
Europa, pero especialmente Alemania, depende del gas ruso, por lo que es vulnerable a cualquier restricción en el suministro. De hecho, el gas ruso representa cerca del 40% de las importaciones de gas natural de la Unión Europea. Eso hace que el bloque sea muy vulnerable.
La Unión Europea puso la maquinaria en marcha para reducir e incluso acabar con la dependencia energética que el bloque de 27 mantiene con Moscú. En este sentido, Bruselas presentó este martes su batería de propuestas para que la Unión se despegue del yugo de Vladimir Putin en este aspecto. Pero de momento ese yugo aprieta mucho. Según los últimos datos de Eurostat, la UE importa un 26,9% del petróleo desde Rusia y Moscú también suministra el 46,7% del carbón.
En ambos casos es el ‘socio’ principal del bloque comunitario. No cambia la cosa tampoco con el gas natural, del cual la Unión recibe de Moscú un 45,3%, según los números que recoge la Comisión Europea y recientemente actualizados, a mucha distancia de otros países como Noruega o Estados Unidos.
La Comisión asume que su vía de escape frente a Rusia ha tenido que acelerarse a la vista de los acontecimientos. “Esto es sobre Ucrania, pero también sobre Europa, y somos muy dependientes de Rusia en materia energética”, reconoció el presidente de la Comisión, Frans Timmermans, que apostó “por las renovable” y por “aumentar la diversificación” como vía de salida.
¿Cuánto petróleo exporta Rusia?
Los precios del gas y el petróleo ya han aumentado considerablemente y aumentarían aún más si Rusia detuviera las exportaciones. Rusia es el tercer mayor productor de petróleo del mundo, detrás de Estados Unidos y Arabia Saudita. De unos cinco millones de barriles de petróleo crudo que exporta cada día, más de la mitad va a Europa.
Estados Unidos es menos dependiente, con alrededor del 3% de su petróleo importado procedente de Rusia en 2020. Es un nivel de dependencia considerado por expertos como bajo o muy bajo.
¿Qué pasaría si Rusia corta el gas a Europa Occidental?
Los precios de la calefacción, que ya son altos, aumentarían aún más. Si el suministro de gas ruso fuese interrumpido, Italia y Alemania serían especialmente vulnerables. En cambio, Rusia solo proporciona alrededor del 5% del suministro de gas de Reino Unido, y EEUU no importa gas ruso.
Sin embargo, los precios en Reino Unido y EEUU siguen subiendo significativamente debido al efecto global que genera la escasez de suministro.
¿Se podrían encontrar alternativas al gas ruso?
No muy fácilmente. “Es más difícil sustituir el gas porque tenemos estos grandes gasoductos que llevan el gas ruso a Europa”, le dice a la BBC Ben McWilliams, analista de investigación de políticas energéticas.
El centro de estudios Bruegel predice que si Rusia detuviera el suministro de gas a Europa, entonces Europa posiblemente podría importar más gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos.
También podría aumentar el uso de otras fuentes de energía, pero hacerlo no es rápido ni fácil. “Las energías renovables tardan en implementarse, por lo que a corto plazo esta no es una solución”, dice la analista de investigación Simone Tagliapietra.
“Entonces, para el próximo invierno, lo que puede marcar la diferencia es el cambio de combustible, como la apertura de centrales eléctricas de carbón, una alternativa que Italia y Alemania tienen considerada en caso de una emergencia”, agrega.
¿Y qué pasa con el petróleo?
“Sobre el petróleo, debería ser más fácil [encontrar fuentes alternativas], ya que no se requieren tantos oleoductos”, explica Ben McWilliams. “Algunos vienen de Rusia, pero también hay muchos envíos de otros lugares”, dice.
Estados Unidos le ha estado pidiendo a Arabia Saudita que aumente su producción de petróleo, pero ese país ha rechazado solicitudes anteriores de Estados Unidos para aumentar la producción a fin de reducir los precios del petróleo.
Arabia Saudita es el mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el grupo de países petroleros que representa alrededor del 60% del crudo comercializado internacionalmente. Debido a esto, la OPEP tiene un papel clave para influir en los precios del petróleo.
Rusia no pertenece oficialmente a la OPEP, pero ha estado trabajando con ella desde 2017 para poner límites a la producción de petróleo, a fin de mantener las ganancias de los productores.
“Debemos independizarnos del petróleo, el carbón y el gas rusos. No podemos confiar en un proveedor que nos amenaza explícitamente. Tenemos que actuar ahora para mitigar el impacto del aumento de los precios de la energía, diversificar nuestro suministro de gas para el próximo invierno y acelerar la transición a la energía limpia”, sostuvo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
Shell también
La petrolera Shell, que fue foco de críticas desde el mercado por seguir todavía la semana pasada con la compra de hidrocarburos a Rusia, anunció este martes que pondría fin a estos negocios, incluyendo el cierre de estaciones, en medio del conficto con Ucrania.
La firma explicó que se tratará de un proceso gradual en el que dejará de comprar a Rusia hidrocarburos como petróleo crudo, productos derivados del petróleo, gas y gas natural licuado.
La decisión incluye también el cierre de todas las estaciones de servicio, combustibles de aviación y operaciones de lubricantes.
“Cambiar esta parte del sistema energético requerirá una acción concertada por parte de los gobiernos, los proveedores de energía y los clientes, y la transición a otros suministros de energía llevará mucho más tiempo”, detalló la empresa.
Aunado a este anuncio, Ben van Beurden, director ejecutivo de Shell, ofreció disculpas por mantener las compras de crudo todavía días atrás: “Somos muy conscientes de que nuestra decisión de la semana pasada de comprar un cargamento de petróleo crudo ruso para refinarlo en productos como gasolina y diesel, a pesar de que se hizo pensando en la seguridad de los suministros, no fue la correcta y lo sentimos”.
¿Qué ocurre en América Latina?
Aunque América Latina tiene una muy baja relación comercial directa con Rusia, el incremento del precio del petróleo a nivel global amenaza con afectar el crecimiento económico y escalar la inflación en la región.
“Un mayor precio en el petróleo va a tener implicaciones tanto del lado de la oferta como de la demanda. Existen envíos muy limitados de crudo ruso a la región latinoamericana, pero evidentemente cualquier disrupción en la oferta global tiene impacto en el resto de los crudos”, le explicó a BBC Mundo Ixchel Castro, gerente para Latinoamérica de Petróleos y Mercados de Refinación de la consultora Wood-Mackenzie.
Que el precio del petróleo suba, como lo ha venido haciendo desde que comenzó la guerra en Ucrania, no es necesariamente una buena noticia para América Latina. Brasil y México son los principales productores en el continente, mientras Venezuela, Ecuador, Colombia y Argentina también producen, aunque en menor medida.
“Para ellos es bueno que el precio suba, pero en realidad no lo es tanto”, le dice a BBC Mundo Fernando Valle, analista senior de petróleo y gas de Bloomberg Intelligence en Nueva York. “Cuando asciende por arriba de los u$s80 el barril es un problema muy grande por la inflación de precios para el consumidor”.
“Por más que empresas estatales como Petrobras (Brasil) o Pemex (México) tengan más dinero, no es suficiente para poder reducir el impacto hacia el consumidor. Y para los gobiernos es muy importante que no suban tanto los precios”, agrega.
Frente a lo anterior, es importante tener en cuenta que muchos países productores necesitan igualmente importar gasolina.
Es el caso de México, que se ve obligado a importar gasolina desde Estados Unidos porque no tiene la capacidad de refinación necesaria para abastecer su demanda interna.
“La región sigue teniendo la materia prima, pero no la capacidad de refinería que necesita para suministrar su demanda doméstica. Y, por lo tanto, sigue importando”, explica Castro.
Así, la subida del barril puede tener efectos mixtos.
Como contraparte, el alza en el precio del barril es un fenómeno negativo para los países que son únicamente importadores, como es el caso de Chile o Perú.
“Es un problema porque todo es más caro”, dice Fernando Valle.
“La energía es la base para todo. Entonces, cuando elevas ese precio, también se eleva el precio de las exportaciones”, añade.
Por otro lado, Estados Unidos estuvo considerando relajar las sanciones petroleras a Venezuela, aunque no está claro si ha existido algún tipo de avance en este sentido.
Caracas solía ser un proveedor clave de petróleo para EEUU, pero Venezuela ha estado vendiendo su petróleo en gran medida a China en los últimos años.
Fuente: Medios Digitales