María Raquel Velázquez nació en Caraguatay, la tierra de la infancia misionera del Che, pero desde hace más de 40 años vive en la casa familiar heredada de sus padres, en el barrio Los Azahares, de Montecarlo.
Comenzó su carrera de actriz a los quince años (en 1973) en la compañía “Radio Teatral Miguel Willson”, en Eldorado. Participó del radioteatro “El Mensú”, obra cumbre de esa modalidad en la zona del Alto Paraná en esa época, actuando ante más de mil personas, a capela. Era emitida por LT18 Radio Eldorado. Con esta obra recorrió la provincia.
Una vez, en una presentación ante 800 personas en el Club de Madres, de Puerto Esperanza, “nuestra actuación era tan real para la gente que, con ayuda de escasa presencia policial, debimos suspender la presentación, porque el público quería increpar al actor que interpretaba a Judas, enojado porque le pegaba a su madre de ficción”. En la mencionada obra, Velázquez actuaba con el seudónimo de Elma Batier, e interpretaba al personaje de la bruja, la que sabía los secretos del pueblo. Esta obra se bajó de cartel a partir del golpe cívico militar de 1976. El 24 de marzo de ese año “estábamos presentando la obra ´El Mensú´ a través de LT13 Radio Oberá y LT45 Radio San Javier, por primera vez en la zona, dentro del predio Parque Ferias del Espectáculo, ubicado a la entrada de Oberá. En el tercer acto, el ensordecedor ruido del ulular de vehículos de policía, gendarmería, que rodeaban la manzana, interrumpieron nuestra actuación. Había más de mil personas abarrotadas dentro del lugar y un centenar afuera. Hubo muchísima gente detenida, entre ellos, mujeres, niños y jóvenes. Nuestro director presentó el carnet de Argentores, lo que de alguna manera nos daba una protección como artistas”, recordó. A partir de allí nada fue igual. De “El Mensú” pasaron a hacer el radioteatro “El León de Francia”.
Una historia francesa sobre un justiciero popular de la burguesía. Un contenido más calmo y menos conflictivo socialmente en la región. La participación de la gente fue menor, pero siempre había gran cantidad de público. El personaje de Velázquez en esta nueva obra era la “doncella Maripepa”, una sirvienta. Actuó bajo la dirección del director santafesino José María Borges, en la obra “Nazareno Cruz y el lobo”, donde hizo de bruja. En la obra “Deolinda Correa” su personaje fue la “Negra Motita”, también sirvienta.
“Hasta ahí llegó mi etapa de radioteatro. El público fue menguando, ya había televisión y un cambio de hábitos culturales. Con el radioteatro recorrí todo el interior de Misiones, y en localidades muy pequeñas siempre había mucho público al momento de actuar”, agregó quien tiene a su cargo la organización del Festival de Teatro por la Mujer, cuya XV edición tendrá como sede central a Montecarlo.
Pasaron varios años, en 1988 ya casada y con sus cinco hijos varones, decidió terminar sus estudios primarios, siempre interrumpidos por razones de mudanza por la actividad actoral. En la Escuela de Adultos N°16 cumplió con su ciclo de quinto, sexto y séptimo, y, el contacto con la literatura y la historia, despertó nuevamente en Velázquez la pasión por la dramaturgia. “Era como que esa niña actriz del radioteatro, volvía para cumplir su etapa educativa. Zulma Meza era mi profesora de ciencias sociales, fue quien me apoyó, me incentivó y contuvo mi curiosidad por la historia. También corrigió mis primeros versos, mis primeras poesías, que incluso leía en su programa radial Selva Adentro. De la mano de Zulma Meza participé del Primer Encuentro de Escritores de la Región Guaranítica en la Asociación de Maestros, durante la gestión de la entonces directora de Cultura Municipal, Pelusa Paz de Perotti”, describió.
Y así comenzó a escribir su primera obra de teatro que fue como una tesis de terminación de la escuela primaria. “Una vez escrita y corregida la obra me pasé como dos meses leyendo y mirando y me parecía inútil una obra en el armario, sin vida. Por eso decidí contactar la gente para formar un grupo de teatro y poner en escena “La familia de Floriana”. Una obra propia con una denuncia social muy fuerte sobre la explotación y el machismo. Luego de recorrer los barrios buscando actrices, actores, donde intentaron muchas chicas jóvenes sumarse, pero no lograban comprender el proyecto en sí”, contó. Hasta que finalmente logró formar un grupo que por aquellos años le dio el nombre de “Teatreando”.
En la presentación en sociedad actuaron Daniel Rösch, Vanesa Alejandra Villalba, Darío Villaba, Olga Verónica Ferreyra, Mario Jara y Velázquez, como autora, actriz y directora. El 4 de mayo de 1989, como parte del aniversario de Montecarlo y con gran concurrencia de público, entre el que estaba el poeta Juan Carlos Martínez Alva y su compañera María, estrenaron la obra.
En 1992 el grupo teatral en asamblea decidió adoptar el nombre de “Pilincho Piernera”, en homenaje al poeta Martínez Alva que había fallecido en 1991 y que, de alguna manera, dio orientación al trabajo de dramaturgia de este grupo. En esta etapa el grupo ya había mutado, y, había logrado que se abriera un taller de teatro con la Cooperativa de Arte “Minga Guazú”, de Eldorado. Los talleristas fueron Juan Gauto y Maximino “Cacho” Pérez, quiénes a través de la gestión del entonces subsecretario de Cultura de la Provincia, Julio César Vázquez, y el director de Cultura municipal, Aníbal Benítez, gestión del intendente Emiliano Cuba, brindaron su conocimiento al grupo.
“Cuando me reuní con Aníbal Benítez para proponerle la presentación en sociedad del grupo de teatro con la obra “La familia de Floriana”, tenía que convencerlo, entusiasmarlo, le conté sobre la obra, le di para que leyera la primera y la última hoja, accediendo gustoso al debut. Llegada la hora de la presentación, las autoridades del momento, se sintieron sorprendidas y alguno un poco incómodo, ya que “Floriana”, la protagonista de la obra, denunciaba los falsos discursos políticos. Este personaje planteaba que ya no le servían las ropas usadas todas rotas, y el techo de cartón, que a cada temporal se terminaba agujereando, que le prometían los políticos y llegaban a la otra elección. También mostraba el esposo despojador, borracho, machista y para colmo, politiquero”, comentó.
A través del taller, el grupo se fortaleció y se integraron nuevos actores: Ramón Da Silva y su esposa Dominga García, la docente Alicia Suarez, Oscar Emilio Escobar y, Raquel Velázquez, Darío Villalba y Mario Jara, “que éramos las cabezas del grupo que se estaba fortaleciendo”.
Con este grupo se puso en escena “Don Juancho y Don Quijano”, de Juan Gauto, y se realizó la primera gira fuera de la provincia presentando la obra en la Primera Fiesta de Teatro Maciá 91, Entre Ríos. El grupo volvió a desintegrarse debido a que sus actores, algunos ya recibidos de docentes, dejaron el proyecto artístico para insertarse laboralmente en la educación.
En ese encuentro, “conocimos a José Laza y Eduardo Velázquez que congeniaron con el grupo “Pilincho Piernera” por su método de trabajo en los barrios, tal fue así que vinieron a Montecarlo a trabajar con nosotros. El aporte de ambos fortaleció al grupo. Comenzamos con la puesta en escena de “Un payaso descubre América”. Al no contar con un espacio físico, los ensayos los hacíamos en el Campo de Deportes Municipal. Así surge la necesidad de gestionar un espacio más cerca para tal fin”.
En agosto de 1992, “inauguramos nuestro salón cultural “Pilicho Piernera”, en uno de los locales comerciales de Luis Jöerg. Durante dos años duró el convenio entre el propietario y el municipio, que condonaba impuestos a cambio del espacio y el grupo solventaba gastos de luz y agua. En ese lugar funcionaban talleres de teatro para jóvenes, se formó el grupo de Jóvenes Generación del 2000 que integraban estudiantes de la escuela secundaria con la presencia de vecinos adultos, lo que lo hacía muy divertido. En ese espacio la profesora de danzas clásicas y españolas, Cristina Molero, dictaba talleres de danza y daba un taller de step. Yo dictaba un taller de Teatro Regional. Allí se presentó por segunda vez la “Familia de Floriana”, se hicieron exposiciones de cuadros de Martínez Alva, Gerónimo Rodríguez, Willi Maerker, Patricia Alcaraz, Atilio Presa. Es importante contar que este movimiento cultural contó con el apoyo de Laza y Eduardo Velázquez. Este último daba teatro en la Escuela Normal y yo, en Guaraypo, en el aula satélite, llevando el teatro a las instituciones educativas”.
En el salón cultural estrenaron “Un Payaso descubre América” del autor entrerriano Horacio Verón. Con esta obra recorrieron las escuelas y localidades como Apóstoles y Eldorado. Su temática era sobre un extranjero que compró selva y se encuentra con un nativo, auto descubriéndose ambos personajes. “Con esta puesta ya tuve una mirada más clara sobre la dirección teatral. Mirada que fortaleció el trabajo en la dramaturgia y me impulsó a seguir produciendo obras teatrales”, confió. Después de recorrer la localidad y otras vecinas con “Un payaso descubre América”, y “La familia de Floriana”, visitando los barrios y viendo la aceptación de la gente hacia la propuesta, comenzaron con los talleres de teatro barriales. Primero, en el salón comunitario del barrio Los Azahares, “empecé con un taller de Cuentos y Dibujo, el viernes cultural, que después continuó en barrio Paz, Malvinas. Este proyecto sirvió para que la Biblioteca de la Escuela Normal presentara un proyecto que fue financiado por la Fundación Antorchas”.
Estos talleres consistían en la lectura de cuentos que los niños escuchaban y tenían la libertad para su interpretación, dibujaban, actuaban, representaban a los personajes de los cuentos. Fueron muy enriquecedores, ya que algunos de los que participaron de los talleres, escribieron poesías que fueron editadas por Daniel Stéfani en su libro. Se desarrollaban en los quinchos de los barrios mencionados, los mismos barrios que después recibían la obra del grupo “Pilincho Piernera”.
Luego comenzaron con los talleres para adultos en el barrio Martín Fierro, donde tenían un grupo de adultos; en barrio Henter, en 1993, se formó el Grupo de Teatro de Niños y Adolescentes “Sol Naciente”, empezando los talleres en la casa de “Moncho” Pedrozzo. En ese espacio hicimos la producción de la obra de creación colectiva “Pobre mi abuela querida”, que planteaba la situación de una abuela con problemas motrices a cargo de una hija soltera que tenía, además, un hijo que mantener. También tenía otras nietas en Buenos Aires. En el transcurso de la historia llega el cumpleaños de la abuela y se reúnen las nietas. El encuentro con objetos superfluos hace que la abuela estalle en reclamos por la poca atención y calor humano. Esta puesta del grupo fue presentada en el Provincial de Teatro en 1994, como grupo invitado especial en el Teatro del Pueblo del Kilómetro 2, de Eldorado.
Este grupo teatral se sostuvo mediante la colaboración de las madres de los actores que hacían locro para recaudar el costo del pasaje de Velázquez como directora y un Programa Intensivo de Trabajo que el municipio “me otorgaba para ayudar a financiar mi trabajo. El grupo se sostuvo hasta 1995, después no pude seguir debido a mi maternidad, había nacido Emanuel”. En esa misma época se desarrolló un taller con jóvenes y adultos en el salón de la parroquia “Santa María del Iguazú”, del barrio San Marcos. Se logró montar una obra cuyo contenido trataba sobre una familia en conflicto con resolución no violenta de sus problemas. Este taller duró cuatro meses y tuvo muy buena participación de los vecinos del lugar.
También en el barrio Martín Fierro, se comenzó a dar el taller en el corredor de la casa de la familia Sena, hasta que los vecinos se enteraron y al tener más participantes de todas las edades, siguió en el quincho comunitario. Dicho taller duró cuatro meses. En ese tiempo se trabajó en una obra basada en el “Martín Fierro”, valorando las raíces y costumbres del gaucho y fue presentada en la Escuela de Frontera en el marco de una fiesta escolar.
Para esos años el grupo de teatro “Pilincho Piernera” presentaba su segunda obra de teatro titulada “El Moncho”. Esta obra contaba la historia de una familia muy humilde, en la cual uno de los hijos aspiraba a un futuro más justo, con más posibilidades para el joven, el que se esfuerza estudiando y trabajando, y tiene un desenlace fatal en un accidente. Esta obra también es de autoría de Velázquez. Se presentó en todos los barrios más populosos. Por primera vez el grupo “Pilincho Piernera” participó en un Provincial de Teatro en 1994. Si bien ganó el grupo de Eldorado bajo la dirección de Eduardo Velázquez con “El herrero del Diablo”, el público de pie aplaudió entusiastamente a “El Moncho” y “volvimos felices porque en el corazón de la gente, éramos nosotros los ganadores. Nuestra obra fue televisada en forma de telenovela por Canal 5, en el programa “Descubriendo Montecarlo”, de Demetrio Martínez”.
Sobre la protagonista
Velázquez nació en Caraguatay, en 1959. Vivió parte de su infancia en Asunción, Paraguay, y regresó a Posadas en 1964. Paseando por el interior, participó del casting para actriz de la compañía de radioteatro regional Miguel Wilson, en la capilla Nuestra Señora de Fátima de Garuhapé, en septiembre de 1974. Actuó en El Mensú con el personaje de la Bruja y El León de Francia con el personaje de Maripepa doncella de la princesa. Se casó y se estableció en Montecarlo.
Madre de siete varones, en 1989 fundó el grupo de teatro independiente “Pilincho Piernera”, a través del cual pone en escena las obras de su autoría recorriendo los barrios más populosos de Montecarlo y ciudades vecinas. Desde 1997 se capacita a través del Instituto Nacional del Teatro, en el área de Dramaturgia. Actuación. Dirección. La Voz.
Su grupo ganó el provincial de teatro en 2004. Mención especial en el regional de teatro Formosa 2005. En marzo del mismo año el grupo participó de la Internacional Humanista en la Universidad Católica de Asunción con la obra “La Olería”. En 2013 recibió el premio Podestá por la trayectoria. El grupo sigue activo. Integra el Taller Literario de Montecarlo. Junto a creadores y narradores locales dicta talleres de Radioteatro. Sigue produciendo obras de teatro y actuando.
Años de mucha entrega y satisfacciones
Entre que realizaba la producción de sus nuevas obras, Velázquez pudo participar de las reuniones y asambleas para la formulación de la Ley Nacional de Teatro N° 24.800, a través de la que se creó el Instituto Nacional del Teatro. “Allí analizábamos punto por punto la propuesta de su estatuto. Durante mi participación en ese proceso, surgió la obra de teatro “Habré nacido pa´ pobre”. Con la puesta en escena de esta nueva obra no llegamos a abarcar todos los barrios como con las primeras, ya que nos dedicamos más al ensayo privado del grupo, porque queríamos participar del Encuentro Provincial de Teatro. Con el tiempo, me di cuenta que fue una mala decisión no haberla presentado en todos los barrios, ya que eso le restó esencia a la elaboración de los personajes. Esa experiencia me enseñó a analizar más la dramaturgia de las obras que fui componiendo en el transcurso de los años. A partir de ese momento, por sugerencia del jurado, reemprendí la capacitación en el INT para fortalecer dramaturgia, dirección y actuación, las capacitaciones me dieron las herramientas para componer los personajes que como directora quería poner en escena, así ya con la Ley Nacional del Teatro funcionando en casi todo el país.
El grupo de teatro “Pilincho Piernera” solicitó asistencia técnica en dirección, así fue designado Eduardo Velázquez quien a su vez estaba haciendo la devolución sobre su beca en dirección teatral. Venía a capacitarnos cada quince días. Aprovechando esa capacitación decidí escribir “La Olería”. Los personajes de esta obra fueron tomando vida propia a través de los ensayos y los ajustes que nos iba indicando nuestro director tutorial; tanto la dramaturgia, como los personajes, fueron aquellos que actoralmente con mucha timidez y con las dudas sobre sus formas de expresarse, sobrellevaron a varios personajes previos al definitivo “Don Nicanor”, a quien el actor Darío Villalba, docente en actuación, caracterizó de una forma tal que el personaje generaba risa por sus forma de expresión corporal y el léxico tan misionero. Al igual que el actor en travestismo Marcelo Rosch, profesor de filosofía, quien compone un personaje tierno y ocurrente como la nenota de 14 años “María Candelaria”, personaje que describe a la guaina misionera.
La abuela, una anciana tarefera que se retiró de la tarefa luego de un grave accidente que sufriera el camión que los transportaba, es una anciana pilar de esta familia matriarcal, el personaje de “Laura” es una madre, esposa o hija. Estos personajes, en la ficción, plantean situaciones de incertidumbre en tiempos políticos donde se implementan cambios sociales y económicos que generan mucha fe, incluso esperanzas, que una vez pasadas las elecciones, la gente despierta en la situación real en que se encuentran. Los personajes con la abuela a la cabeza buscan salir adelante con la olería, fabricando ladrillos, de la que hacen partícipes a los vecinos para mejorar la calidad de vida. La dramaturgia, la actuación y la Dirección de “La Olería” obtuvieron el primer lugar en el Provincial de Teatro en 2004. Para el grupo de teatro independiente “Pilincho Piernera” de Montecarlo esto significó recibirse, de actor, actriz y directora.
Por María Raquel Velázquez