La “guerra” contra la inflación no pudo tener peor inicio que el que tuvo. La suba del costo de vida del mes que acaba de transcurrir estará en torno al 5,4% y al 6,3%, de acuerdo a las estimaciones de consultoras privadas. De confirmarse, el índice superará con creces al 4,7% de febrero.
Consciente de esta realidad, el Gobierno argentino intensifica sus esfuerzos en los precios de los alimentos por el impacto que tienen en los niveles de indigencia y pobreza.
La estrategia no sólo no estaría dando resultados, sino que llena de tensiones al rubro que en marzo se encareció entre 5,7 y 5,9%, acumulando en el primer trimestre del año una suba en torno al 18 o 19%.
La baja de la pobreza durante el segundo semestre de 2021 (que sigue siendo altísima) de la que intentó aferrarse el oficialismo esta semana palidece frente a la aceleración inflacionaria del primer trimestre que erosiona el poder adquisitivo de las familias.
Bajo ese contexto es que entramos a abril, un mes que ya viene recalentado por su propia carga de precios.
Prepagas, servicio doméstico, alquileres y los aumentos pendientes para las tarifas de gas y electricidad auguran otro mes de mediciones altas y de retracción salarial. La “guerra” deberá conducirse por otras vías.