El uso de las nuevas tecnologías, telefonía celular, App (Aplicaciones), redes sociales, WhatsApp, hoy permite hacer compras sin moverse de la casa y sólo basta realizar el pedido para que llegue a través del motodelivery. Sin embargo ante tanto avance y cambios, hay un oficio que hoy sigue vigente y es el de los “palanqueros”, que son los vendedores de pescados recién extraídos del río y que en Semana Santa, cobran mayor protagonismo o bien se los visibiliza más por la tradición de consumir este tipo de carnes en esta fecha puntual.
Camina y al aproximarse a una parada de colectivos, se detiene, observa a su alrededor, mientras de la “palanca” o madera cargada sobre sus hombros, en uno de sus extremos cuelga un hermoso ejemplar de Surubí, que llama la atención a la distancia. Enseguida la gente se acerca, pregunta y él, Fernando, responde con paciencia y amabilidad porque sabe que quizás quien menos imagina puede terminar comprándole su mercadería.
“Tiene doce kilogramos, es fresquito, lo puede ver…”, le explica Fernando a un señor mayor que está interesado y parece conocer sobre pescados. Incluso con una agilidad asombrosa, hace equilibrio para mantener colgado del otro lado de la “palanca” a más de media docena de bogas y se las ingenia con una mano para mostrar que está correctamente eviscerado el Surubí.
El precio, “está a 900 pesos el kg de Surubí, es barato, porque se aprovecha todo y sino fíjese cuánto está en el supermercado”, dice sonriendo y agrega “este salió hace menos de dos horas de la zona de Parma (Nemesio) y ya antes del mediodía estará en la parrilla o guardado en algún freezer”. El ejemplar del que habla pesa 12 kg, es decir que para adquirirlo habrá que desembolsar unos 10.800 pesos, una cifra que en verdad es difícil hacer frente para cualquier persona.
“La idea es no cortar”
“Tengo mis clientes que siempre compran y la idea es venderlo entero, no partirlo”, indicó mientras hacía un alto en su caminata cerca del Hospital Ramón Madariaga, aunque reconoció que “a veces van pasando las horas y no se vende la pieza completa y entonces hay que cortarla y más de una vez tuvimos que comerla nosotros, porque cuando nadie puede pagar por más que uno baje el precio no hay caso”.
Todo influye en la venta de los “palanqueros”, que es el socio del pescador, el encargado de conseguir el producto, que lo entrega y luego dividen ganancia, o al menos al principio fue así. “El que pesca tiene sus secretos y nosotros también de cómo vender, nos complementamos. Aparecen algunos que se quieren avivar y compran para vender, intentan y terminan dejando porque esto es algo artesanal, un oficio no para llenarse de plata pero para vivir. Hay épocas malas donde no salen los pescados y otras en que salen pero es a la altura del mes en que la gente no tiene para pagar, entonces hay que saber a quién fiarle porque de lo contrario se pierde la pieza”.
Fernando aclara que “no le hago competencia a nadie y esto es para subsistir, no daño a ninguna empresa porque vendo el pescado de esta manera, al contrario le permito a mucha gente que pueda comer este tipo de carne que es saludable”.
Opciones
De acuerdo a lo manifestado por el “palanquero”, el surubí cuesta 900 pesos el kg; la boga 800 pesos; luego un poco más barato el paty y sábalo que rondan entre los 500 y 700. “Dorado cuesta conseguir y estaría 1.200 pesos”.