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Hace unos días se difundió el resultado de una encuesta realizada por la fundación Anybody Argentina a más de 8.000 personas en todo el país, incluido Misiones, que define entre otras cosas que el 63% de los argentinos tiene dificultad para encontrar ropa de su talle; y el 62% no tiene el talle que considera “ideal”. Se trata de porcentajes significativos, teniendo en cuenta que la encuesta no estuvo dirigida particularmente a una población con sobrepeso, sino a personas de todos los sexos, edades talles y medidas.
Esto puso nuevamente en la mira a la Ley 27.521 más conocida como la “Ley de Talles”, que luego de ser sancionada en 2019 y tras un largo proceso, recién hace una semana culminó la última etapa del relevamiento federal antropométrico de medidas: el primer estudio de este tipo, donde un equipo de muestreo recorrió diversos puntos del país en busca de conocer la morfología de los cuerpos argentinos para luego reglamentar dicha Ley.
Consecuencias del talle único
Mientras se procesan los resultados, sigue en el país el auge del talle único, es decir prendas únicamente disponibles en una medida “estándar” (generalmente mediana/pequeña). Esto no sólo contradice con las innumerables campañas de aceptar la diversidad de los cuerpos, sino que trae consecuencias directas en la percepción corporal de las personas y en su conducta.
Al ser consultada por PRIMERA EDICIÓN la licenciada en Psicología Desiree Wiedemann indicó: “En consultorio se ven muchos pacientes que vienen a resolver problemas vinculados a la percepción del cuerpo”.
En esa línea, “influye mucho no encontrar ropa del talle que uno necesita o acorde a lo que uno le gusta, tiene un efecto y negativo, es algo real no es una cuestión de percepción, lo vemos mucho los profesionales”, afirmó.
En ese contexto una de las vetas del problema, que más preocupa a los especialistas según Wiedemann es que se da en personas cada vez más jóvenes, en la pubertad y adolescencia.
“Lo que nos empieza a preocupar más, a los profesionales psicólogos y nutricionistas, es que empezamos a notar que ya desde los 10, 11 años comienzan los problemas relacionados al cuerpo y a encontrar ropa adecuada, lo que deriva en problemas de conducta alimentaria, como correlación directa”, explicó.
A su vez, denominó a la pubertad y adolescencia como etapas críticas teniendo en cuenta que, en esas edades, “de por sí hay un desarrollo de la conciencia de la imagen corporal y conflictos respecto a eso”, afirmó.
Es así que, al ser consultada por la ley de talles, Desiree explicó que de reglamentarse, aplacaría el problema, “estoy completamente de acuerdo que es necesario, tenemos que tomar conciencia a nivel social que no somos un estándar de belleza y que no tenemos por qué serlo, sería un primer paso para la aceptación de los cuerpos”.
Redes sociales y dietas precoces
En los resultados de la encuesta, también se vio reflejado que un 85% de las personas comenzó su primera dieta antes de los 20 años, y que, de todos los encuestados, un 20% tuvo alguna vez alguna conducta de riesgo para el desarrollo de desórdenes alimenticios como por ejemplo abstraerse de comer, hacer ejercicio excesivo o hasta vomitar.
En ese marco, la psicóloga consultada explicó que “tenemos derecho a poder elegir la ropa con la cual nos sintamos más cómodos sin tener que depender de esta permanente conducta dietante que empieza cada vez antes, en algunos casos ya en la pubertad, y genera una relación conflictiva con el cuerpo de uno”.
Asimismo, alertó, que por lo general, se trata de dietas que se llevan a cabo sin ningún tipo de acompañamiento o supervisión profesional, y que se sustraen de Internet.
Por otro lado, para llegar a ese punto, aparte del talle único, otra cuestión que influye de forma determinante, en la autopercepción de los cuerpos -explicó- son las redes sociales y la “apología de la delgadez”. Respecto a eso, “las redes como el Instagram, Tik-Tok, cumplen un rol fundamental, es algo que invita a los padres a tener una mirada más de supervisión, porque tenemos una masa crítica de adolescentes que consume muchas redes sociales”, indicó.
Más supervisión, ayudaría a generar, según la especialista, una conciencia crítica entre lo que es real y lo que se muestra en la virtualidad, ya que “claramente en la actualidad hay un patrón que dice que hay que mostrar sólo lo bueno, la felicidad, lo que está bien, aceptado , y eso en muchos casos, no condice con lo real y más si sumamos a la discusión a los filtros fotográficos”.