
Un primo de un joven desaparecido hace cinco días en Bernardo de Irigoyen fue acribillado a balazos cerca de las 20 del viernes frente a una vivienda del barrio Obrero. El crimen quedó enmarcado entre las sospechas de ajustes y resquemores vinculados a actividades ilegales de frontera como el tráfico de vino fino argentino hacia Brasil.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, Diego Rafael Pimentel (30) fue asesinado a tiros por un comerciante de 33 años de nacionalidad brasileña que lleva dos años de radicación legal en Bernardo de Irigoyen pero que junto a la víctima fatal y al joven desaparecido se los relaciona al contrabando de mercaderías hacia Barracao y Dionisio Cerqueira, principalmente.
Fue detenido tras las primeras consultas realizadas a vecinos que alertaron a la Unidad Regional XII por al menos doce disparos que escucharon a las 19.30 del viernes.
Según relató el ahora principal sospechoso del asesinato, Diego Pimentel se presentó en una camioneta frente a su domicilio y comenzó a amenazarlo con un arma de fuego y a insultarlo por la desaparición el lunes de Maximiliano Pimentel de 21 años.
Según las imágenes que registró la cámara de seguridad de la vivienda del detenido, Pimentel primero lo apunta con una pistola en la cara al brasileño y este no se mueve y, mucho menos, abre la reja o portón de acceso.
La secuencia indica movimientos amenazantes de Pimentel y luego un golpe con el arma en la cabeza al dueño de casa, quien alcanza a esquivarlo y toma distancia de Pimentel. Cuando la víctima fatal retrocede y se da vuelta hacia la camioneta Toyota Hilux, el brasileño le dispara al menos en ocho ocasiones, provocándole lesiones de bala calibre nueve milímetros determinantes en el abdomen, pecho y espalda.

El registro de video al que accedió este Diario finaliza con Antonio Pimentel (46), tío de la víctima fatal y padre del joven desaparecido de 21 años, escapando por la puerta de acompañante de la camioneta y desaparece de cuadro corriendo raudamente mientras el brasileño parece efectuar más disparos en esa dirección.
Las heridas en el occiso fueron señaladas por el médico legista de la Unidad Regional XII en el informe que junto al cuerpo fueron enviados a la Morgue Judicial de Posadas para la autopsia que solicitó el juez de Instrucción de San Pedro, Ariel Belda Palomar.
Las actuaciones preliminares de los peritos de Policía Científica informaron que dentro de la vivienda del presunto homicida se encontraron una pistola nueve milímetros marca Bersa con cuatro proyectiles en el cargador. Ocho vainas servidas del mismo calibre a su alrededor, dispersas en la calle.
Dentro de la vivienda del comerciante que disparó se secuestró una pistola similar a la de Pimentel pero de la marca Taurus, dos cargadores con 16 balas cada uno, 83 proyectiles también nueve milímetros y otros 50 pero de 38.
El sospechoso permanece detenido en dependencias de la comisaría de Irigoyen a disposición de que el juez Belda lo cite a indagatoria, esto no se concretaría antes del martes, de acuerdo a las mismas voces consultadas que también remarcaron la posibilidad que no se abstenga de ofrecerle su coartada al magistrado basada en que se defendió de un ataque y hasta el punto de poder haber perdido la vida si reaccionaba ante las amenazas verbales y físicas.
Las fuentes coinciden también en que tanto la desaparición de “Maxi” Pimentel como la muerte de su tío estarían vinculadas al contrabando de vino de alta gama y otras mercaderías suntuosas con ganancias millonarias.
Ni un rastro de “Maxi” Pimentel
El lunes 11 de abril, el padre de Maximiliano Pimentel (21) denunció ante la Unidad Regional XII la desaparición del joven de su vivienda en la zona urbana de Bernardo de Irigoyen y, al menos hasta anoche, nada se supo de su paradero. Entre las descripciones físicas brindadas se informó que mide 1,70 metros de alto, cabello castaño oscuro y barba recortada.
Las primeras sospechas lo vincularían con actividades de contrabando en la frontera, especialmente de vinos finos de fabricación argentina.
De acuerdo al Código Penal
El inciso 6 del artículo 34 del Código Penal Argentino se refiere al “que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes circunstancias: agresión ilegítima, necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla, falta de provocación suficiente por parte del que se defiende”.