
¿Cuánta gente sabe que los sábados por la mañana, en la cancha de hockey del Club de Educación, alrededor de 30 chicos de entre 6 y 11 años practican sóftbol? Sí, en la tierra donde el fútbol es religión, donde en cada plaza hay una cancha y dos arcos, un grupo de niños y niñas agarra el bate, el casco, el guante y se vuelve semilla para que este deporte brote.
El grupo lleva más de un año a puro entrenamiento y aprendizaje, a cargo del profesor José “Chapu” Valenzuela (47), quien presentó el proyecto en el Club de Educación, pidió el espacio, el día y la hora y tiene como objetivo armar un equipo para pensar a futuro y que el deporte crezca en cada rincón del país, ya que Argentina es el actual campeón del mundo de la disciplina y eso quiere decir que talento hay, solamente hay que encontrarlo.
En 2019, el seleccionado argentino masculino de sóftbol venció en la final por 3-2 a Japón, una de las grandes potencias en la disciplina, y se consagró campeón del mundo en Praga, República Checa, marcando un hecho histórico para el deporte a nivel nacional y mundial, ya que fue el primer equipo de sóftbol hispanohablante e iberoamericano en conseguir el trofeo.
Incluso, en Entre Ríos, uno de los lugares donde más se juega sóftbol en el país, la gente salió a festejar en las calles el triunfo argentino.
Entonces, hay que sembrar esa semilla en distintas partes del territorio y esa es la tarea en la que se embarcó el profe Valenzuela.
En febrero de 2021 armó el proyecto y se acercó a hablar con la presidenta del Club de Educación, Ursula Rodríguez, y su vice, Alberto Báez, y les presentó la idea. “Me quedaron mirando porque no era un deporte muy popular pero les dije que yo no quería que me paguen, sino un espacio y un horario y a partir de ahí invitar a los chicos a que vengan a practicar”, recordó el profe en una charla con EL DEPORTIVO.
En Educación le dieron el Ok, le brindaron el espacio de la cancha de hockey y el horario de los sábados a la mañana. Y Valenzuela arrancó.
La primera clase fue el 13 de marzo de 2021, con cuatro chicos. “Uno de ellos era mi hijo y las tres hijas de Ariel Arteaga, socio del club que falleció hace dos semanas. Después fueron sumándose de a dos, a los primitos y para julio llegamos a tener 35 chicos y se ponía lindo”.
La tarea de Valenzuela es ad honorem, no cobra sueldo ni cuota a los chicos que practican. “La idea era poder crear un nuevo espacio donde los chicos puedan ir a hacer una actividad física, porque no todos quieren jugar al fútbol, al básquet, al vóley o al hockey. Y a este deporte lo pueden jugar a cualquier edad y la condición atlética es muy poco limitante”, señaló.
Una vez que el grupo comenzó a crecer, Valenzuela tuvo que comprar algunos elementos como bates, casco, guantes. La buena es que este año llegó un incentivo desde el Ministerio de Deporte y se pudieron comprar algunos elementos más.
El objetivo del profesor cuando arrancaron las clases en marzo del año pasado era armar las bases en un período de dos meses y dejar el grupo a cargo de profesores del club para poder llevar el proyecto a otros clubes de Posadas, con la intención de que el deporte vaya creciendo de a poco.
Pero a los dos meses, él seguía como único profe a cargo y los chicos se iban sumando, entonces cambió el objetivo y pensó en un microciclo de cuatro años. “La idea del primer año fue crear un grupo y a partir de ahí ir fijando la idea del deporte. Este segundo año el objetivo es que puedan manipular y manejar el guante, que va en la mano izquierda o la menos hábil, y es el factor fundamental para el equipo cuando está en defensa”, explicó el profesor.

Los chicos, entusiasmados. “Ellos siempre buscan mejorar y veo que aprenden algunas jugadas. Fueron incorporando el lenguaje del deporte y eso es muy bueno. Se apropian de eso y uno está feliz”, destacó.
Sin embargo, “este deporte necesita cierto seguimiento donde tiene que estar más individualizada la enseñanza y el aprendizaje. Es por eso esa necesidad de tener dos profesores más, que sean jóvenes, porque la intención es formarlos para que ellos continúen”.
Con dos profesores de educación física más, se podrían incrementar las clases semanales, lo que permitiría un crecimiento más rápido en la técnica de los chicos, que ya le agarraron la mano. “Incrementando los estímulos los progresos van a llegar más rápido. Yo quiero darle el paso a los jóvenes, guiarlos y formarlos y que apliquen su conocimiento y metodología”.
En algún momento, desde la Confederación Argentina de Sóftbol se habló de conseguir becas deportivas a través del Ministerio de Deportes de la provincia, para pagar un salario a los posibles nuevos profesores. Sin embargo, no hubo avances hasta el momento. “Yo no quiero que me paguen a mí, yo quiero a profesores jóvenes que uno los pueda formar. Yo gracias a Dios tengo mi trabajo. Esto es pensando más a futuro”, remarcó Valenzuela.
La relación del profe con el sóftbol empezó cuando todavía era alumno de la carrera del Profesorado en Educación Física y tuvo su primer encuentro con la disciplina, como parte de su formación como docente.
“Es un deporte que te atrapa. Culturalmente lo asociamos a las películas que consumimos y para nosotros es béisbol. Sin embargo, cuando entrás a la carrera aprendés las diferencias entre sóftbol y béisbol. Las canchas tienen diferentes medidas, así como las bases, entre otras cuestiones. Y todas esas cosas van sumando a que uno se interese e indague”, relató
Ya egresado, lo empezó a incluir en sus clases de primaria, porque “mientras más variadas sean las actividades durante la clase, mayor va a ser la motricidad que adquiera el alumno. Esa es la idea general en cuanto a la docencia, los chicos tienen que aprender a moverse, a ser creativos y a resolver situaciones de juego”, explicó el docente nacido en San Pedro pero criado en Posadas.
“Cuanto más variada es la situación, más rica va a ser la experiencia del chico para resolver una situación. Entonces, en las clases uno utiliza handball, vóley, futbol y, en algunas, sóftbol y los chicos aprenden enseguida porque tiene las cinco habilidades: correr, atrapar, pasar, lanzar y batear. Esas son las habilidades que se piden para poder jugar sóftbol o béisbol”, agregó.
Al cabo de unos años, lo invitaron a sumarse al plantel docente del profesorado en el Instituto Montoya y hoy está a cargo de la cátedra “Deporte conjunto III”, donde enseña rugby y sóftbol como parte de una misma unidad curricular.
“A partir de ahí me involucré mucho más en la disciplina, me fui perfeccionando e incluso participé en un torneo nacional en Salta, a principios de 2021, donde había jugadores de la Selección Argentina, de Venezuela, de la liga del Caribe y la Major League Baseball (MLB) de Estados Unidos. Para los venezolanos o colombianos, el sóftbol es como para nosotros el fútbol. Las cualidades que tienen son increíbles”, remarcó el profe.
Salta es una de las provincias argentinas donde más desarrollo tiene la disciplina: la provincia cuenta con una liga de diez equipos, categorías formativas en desarrollo y jugadores en selecciones mayores femenina y en Sub 18 masculino.
Pero el mayor -y mejor- desarrollo se da en Paraná, Entre Ríos, donde “te das vuelta y encontrás una cancha”. En Paraná cuentan con liga y categorías A, B y Senior, además de formativas “que es donde está el eje del deporte. Tener una pirámide con base amplia te permite tener una cantidad de talento”, señaló Valenzuela.
Según el profe, la otra provincia en la que creció el sóftbol es Mendoza que, pospandemia, pasó de tener dos equipos a ocho y reactivó la liga.
En Santiago del Estero hay dos clubes, y juegan un interregional con Salta y Tucumán. Además, Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata y La Pampa son zonas fuertes del sóftbol. Ya en el NEA, hay dos clubes que juegan sóftbol en Corrientes, Águilas y el club Japonés.
Después de todo ese roce con el sóftbol nacional e internacional, Valenzuela se vino con ganas de arrancar en Misiones y se sentó a charlar con los dirigentes de Educación. La historia de ahí en más, es conocida.
El objetivo ahora es armar la cancha de sóftbol en esa entidad del sur posadeño, tener una espacio propio. Además, organizar encuentros con equipos de las escuelas donde Valenzuela es profe, como el San Ignacio de Loyola o la Madre de la Misericordia y, si se puede, viajar a Corrientes a jugar con Águilas y el equipo del club Japonés. “Son equipos que están a otro nivel, lo que los va a obligar a ellos a querer superarse. Salir de la provincia nos permitiría afianzarnos más como grupo. Luego el equipo vendrá solo”, cerró el profesor.

“Es un deporte muy lindo”
Como todavía es poco conocido por estas tierras, Valenzuela explicó brevemente en qué consiste el sóftbol, deporte en el que el equipo masculino de Argentina es el actual campeón del mundo.
Esta disciplina es una derivación del béisbol pero, entre algunas de las diferencias, tiene una pelota más chica y la cancha también tiene menores medidas.
El equipo está conformado por 18 jugadores en planilla. Cuando el equipo defiende, es decir cuando se lanza y se debe buscar la pelota que se batea, entran nueve jugadores a la cancha. Cuando se ataca, es decir cuando el equipo está al turno de batear, tienen a diez en el campo por cada entrada.
La entrada consiste en que los dos equipos pasen por la función de ataque y defensa. ¿Cómo cambian de rol? “Para cambiar de rol, el equipo que está en defensa debe alcanzar, lo más rápido, tres outs. Debe poner fuera de juego a tres jugadores del equipo que está bateando. Cuando alcanza esos tres outs se cambia de funciones: el que está bateando manda al equipo al campo y el del campo pasa al turno del bate y se tienen que suscitar la misma acción de defensa, alcanzar los tres outs para cambiar de roles”, explicó el profesor.
¿Cómo se provoca un out? “Cuando el equipo que batea impacta la bola, el equipo en defensa para poner en out al bateador puede: atrapar una bola de aire, provocar que el lanzador haga tres strikes (lanzarle y que éste no pueda batea la bola); atrapar la pelota después de un pique en el piso o la tierra y hacerla llegar a la base antes de que llegue el corredor que se está dirigiendo a esa base o ser tocado en su trayectoria cuando se destina a la base, por el jugador con la bocha. Cuando el equipo en defensa provoca tres outs hay cambio”, explicó el profesor.
El “gol” en el mundo del sóftbol es el home run, o sea cuando “el bateador la saca del campo de juego, cuando la manda a las gradas y no hay forma de recuperar esa pelota”.
¿Cómo se suman puntos? El equipo que ataca tiene por objetivo anotar carrera. Una vez que batea, debe tratar de alcanzar primera base antes de que la bola vuelva. Si el bateo fue bueno, puede avanzar a la segunda base. Si cree que puede continuar, debe llegar a tercera base y si cree que puede seguir, volver al punto de partida. Una vez que pega la vuelta y regresa al home, anota la carrera. Ese es el punto para el equipo que está bateando. El equipo que hace mayor cantidad de carreras al finalizar siete entradas, es el que va a ganar. Cuando menos me provoquen outs, más veces puedo anotar carrera”.
El Messi o Maradona en el mundo del sóftbol sería el lanzador o pitcher, quien debe lanzar la bocha de manera que el bateador no pueda conectarla. “Hay varias técnicas de lanzamiento para que tenga cierto efecto la bola y no la agarren. Es un deporte lindo, tiene muchas reglas pero es un juego muy dinámico”, cerró el profesor.