
La Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SADIJ) señaló que desde que empezó la pandemia se pudo visibilizar en el consultorio que las mujeres que tuvieron COVID-19 o que recibieron la vacuna, notaban cambios en sus menstruaciones. Tanto en la frecuencia, la duración, los dolores, como el volumen y los síntomas premenstruales.
“Según parámetros de normalidad estandarizados por la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) durante o pos la infección del COVID-19, el 50% de la población mundial de mujeres tendrá en algún momento modificaciones en su período”, indicaron de la entidad profesional.
Según explicaron, estas alteraciones se deben a que el virus afecta directamente al sistema inmune, al hipotálamo y a algunas sustancias que hay en el endometrio, participantes junto a la hipófisis, los ovarios, el sistema vascular y la coagulación del complejo mecanismo de hormonas que determinarán la cualidad y cantidad de sangrado, y los síntomas asociados.
“Los cambios producidos por la infección del SARS-CoV-2 y la enfermedad del COVID modifican estas funciones y pueden alterar el ciclo, provocando diversos síntomas y hasta producir amenorrea (ausencia de períodos menstruales). Además, no debemos dejar de lado otros factores que impactan en el ciclo y que están muy relacionados al escenario actual global como el estrés, el aislamiento y el miedo a contagiarse” mencionó la médica Sandra Magirena, miembro de la SADIJ
Efectos reversibles
Respecto a las vacunas, dieron cuenta de un trabajo recientemente publicado por el British Medical Journal (BMJ), reportó modificaciones asociadas luego de la inoculación, pero los cambios observados en la modificación de los ciclos no duraron más de tres meses. Lo que muestra que, si bien pueden existir modificaciones han sido reversibles en los ciclos con la infección de SARS-CoV-2 y cualquiera de las vacunas circulantes, las modificaciones han sido reversibles en los ciclos siguientes, y la función ovárica no se vio afectada luego de la recuperación de pacientes, aun en los casos más severos de la enfermedad.
Según indicaron desde el SADIJ, una de las consultas que más llegan a los profesionales de la salud es si haber sufrido COVID puede generar problemas en la salud reproductiva. Recordaron que, en los comienzos de la pandemia, las sociedades internacionales de fertilidad recomendaron suspender los tratamientos que no fueran estrictamente de urgencia ante la posibilidad de alguna consecuencia por la infección viral, “pero con el correr del tiempo, al ver que no generaba problemas, esto se ha ido modificando”.
En algunos casos, el endometrio puede verse afectado por el COVID al igual que con el estrés que produjo la pandemia, de allí las asociaciones de modificación de ciclo. No obstante, los especialistas advirtieron que, si bien puede verse modificada la función ovárica en los primeros estadios de la enfermedad, muchos trabajos demuestran que esto es reversible y que no afecta la reserva ovárica ni la calidad de los embriones. Sin embargo, según destacó Magirena, recién en 2021 se comenzaron las primeras investigaciones en el mundo sobre menstruación relacionada al COVID, “por lo que la literatura científica reconoce la falta de investigación en este tema e invita a que se profundicen estos interrogantes con mayor rigor”.
En este contexto, desde la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil, recomendaron a las mujeres, la importancia del cuidado integral de su salud, “se vacunen, guarden reposo y realicen el aislamiento recomendado cuando cursen la enfermedad. Y obviamente que, ante cualquier síntoma en el período menstrual, acudan al especialista”.