
Uno atacó al portaviones Invencible de la poderosa armada inglesa; otro a través de su función de radarista anticipó cada movimiento enemigo permitiendo salvar numerosas vidas de sus compatriotas además de brindar el informe preciso para atacar y el tercero de ellos realizó 99 horas de vuelo en helicóptero sobre las Islas Malvinas en distintas misiones. Ayer, esos héroes de la Fuerza Aérea Argentina estuvieron en Posadas, en el Salón Bordeaux del hotel Julio César, donde compartieron sus vivencias, tan lejanas en el tiempo pero muy cercanas en el corazón de cada argentino.
Como toda actividad militar que se precie de tal, la puntualidad no falló y exactamente a las 10.30 Gerardo Guillermo Isaac, Comodoro Retirado, Guillermo Edgardo Saravia, Brigadier Retirado y Alejandro Roberto Vergara, Comodoro Mayor Retirado, se presentaron ante la prensa local para compartir una amena charla propiciada por la empresa Seguridad Misiones.
Fue Vergara, quien comenzó explicando que “para dar este tipo de charlas es la primera vez que un grupo de veteranos de Malvinas, pertenecientes a la Fuerza Aérea Argentina llega a Misiones. Fuimos invitados por Seguridad Misiones y esto lo auspicia el Círculo de la Fuerza Aérea Argentina. Somos tres veteranos de distintas especialidades que lo hacemos es contar nuestras vivencias y experiencias personales que cada uno de nosotros tuvo durante el conflicto de Malvinas en el Atlántico Sur”.
Vergara fue piloto de helicóptero, voló 99 horas sobre las islas Malvinas durante el conflicto, participó en 75 misiones y rescató a más de 25 prefecturianos del guardacostas Río Iguazú además de pilotos en combate, entre tantas actividades en aquel 1982.
Relató que fue integrante de la primera tripulación de helicópteros que envió la Fuerza Aérea en Malvinas. “Nuestro escuadrón estaba conformado por helicópteros Bell 212, medianos y los Chiluks, de gran porte. Con esos cuatro helicópteros nosotros desarrollamos una gran variedad de tareas en Malvinas preparatorias durante el mes de abril. Ya luego, en el mes de mayo nuestra función principal era la de efectuar los rescates en combate de aquellos pilotos que tuvieron la necesidad de eyectarse, producto de que sus aviones fueron impactados por misiles del enemigo y nosotros íbamos al encuentro para traerlos a nuestras propias líneas”, recordó.
Apuntó que en Malvinas estuvo “desde la madrugada del 3 de abril hasta el 6 de junio”.
Un “afortunado”
A su turno, Saravia, quien formó parte del grupo de radaristas que operó durante la guerra y sobrevivieron a los ataques aéreos ingleses, dijo que “durante la guerra fui, con el grado de teniente, controlador aéreo de combate con el radar Westinghouse TPS/43 que estuvo desplegado desde el 2 de abril hasta el 14 de junio en Puerto Argentino”.
Remarcó que “lo que hacemos al narrar nuestras vivencias es tratar de hacerle vivir al público una experiencia no estructurada. Si tuviéramos que contar todas las experiencias deberíamos estar toda una semana haciendo un seminario o taller de trabajo para ello”.
“Mi experiencia en Malvinas fue completa porque llegué el 2 de abril y si bien la guerra terminó el 14 de junio yo fui uno de los ‘afortunados’ que quedó como prisionero de guerra en el frigorífico San Carlos y después en el buque transportador inglés Saint Edmund, así que fui uno de los últimos que volví, que fue el 14 de julio, un mes más que el resto de la gente que fue enviada al continente después de estar prisioneros”.
“Seguimos la estela del misil”
Por su parte, el Comodoro Retirado de la Fuerza Aérea Argentina, Gerardo Guillermo Isaac, integró la escuadrilla que atacó al portaaviones Invencible, nave insignia de las fuerzas inglesas y recordó aquella misión, una vez más.
“Operaron en esa misión cuatro aviones de la Fuerza Aérea Argentina A4-C y yo volaba uno de ellos, era el más joven de todos. Esa misión fue realizada en conjunto con otros dos aviones de la Armada, Súper Etendard y dos KC 130 que nos dieron combustible en aire. Los Súper Etendard lanzaron el misil Exocet a unos 40 km aproximadamente y desde ahí se volvieron a Río Grande porque terminaba su tarea y nosotros tuvimos que seguir la estela del misil para sobre el portaviones tirar nuestras bombas y cañones. En ese trayecto final de ataque al portaviones fueron derribados el 1er. teniente Vázquez y el 1er. teniente Castillo muy poquito antes de llegar al portaviones. Llegamos, tiramos nuestras bombas y sobrevivimos el 1er. teniente Ureta”, relató el héroe.