La inercia de siempre, la emisión monetaria, el contexto internacional por la guerra de Ucrania, la dinámica del dólar y del riesgo país… diversas cuestiones explican la mayor suba interanual de la inflación en treinta años. Pero hoy es innegable que el alza de precios ancla sus razones en buena medida en la incertidumbre económica y política.
La clase dirigencial sigue enviando señales confusas acerca de lo que pretende para los argentinos y las consecuencias son, por ejemplo, seguir batiendo récords negativos. Si tan sólo los efectos los sufrieran únicamente ellos, los del pasado y los del presente, los responsables del estado de las cosas, casi no habría inconvenientes. De hecho, incluso mejorarían su performance en el ejercicio del poder con tal de no hacerse tanto daño.
Pero la angustiante realidad es que las consecuencias cayeron y lo seguirán haciendo enteramente sobre el pueblo.