En épocas de estudiante, la licenciada en turismo Mónica Carolina Núñez no había oído hablar de turismo religioso, a pesar que durante los cinco años de la carrera eran recurrentes los viajes a distintos eventos y congresos relacionados a la industria sin chimeneas. Es por eso que cuando ingresó a prestar servicios en el entonces Ministerio de Ecología y Turismo de Misiones, en 2002, la del turismo religioso era una novedad que le encomendaron “explorar”. Núñez era recién recibida y fue destinada al área de Centro de Cómputos, pero en ese momento, Jorge Bettaglio asumió como subsecretario de Turismo, y comenzó a armar un staff de profesionales.
Entre 2000 y 2004, la Organización Mundial del Turismo (OMT) comenzó a poner especial atención en esta modalidad de peregrinaciones y migraciones, a grandes destinos turísticos religiosos, que estaba superando al turismo de sol y playa. Fue así que “bajaron a los países la orden de empezar a investigar a lo que hoy podemos decir que es un producto”, dijo la licenciada, a quien Bettaglio confió este interesante trabajo.
Mientras tanto, se promocionaba: Región de las Aguas Grandes, Región de la Selva, Región de las Flores, Región de las Sierras Centrales, Región del Mate y la Tierra Colorada, Región de las Misiones, Región Capital, y Región de los Saltos y Cascadas. “Era empezar de cero, significaba armar un proyecto, una planificación, una investigación, un desarrollo del turismo religioso en Misiones. Para los profesionales que estaban en ese momento, no era factible llevarlo a cabo acá. Al convocarme, Bettaglio fue sincero y me dijo que era por descarte. Me confiaba la tarea de desarrollar el turismo religioso, y fue un trabajo de hormiga. Acepté ese desafío, a pesar que tenía compañeros que me dijeron que eso nunca iba a ser producto. Gracias a Dios, lo logramos”, recordó, al tiempo que contó que “empecé a desarrollar la investigación desde la Zona Sur”.
De esta manera, el equipo salió de Posadas hacia Apóstoles, Concepción de la Sierra, San Javier, Leandro N. Alem, Oberá, para hacer un relevamiento que se extendió por casi dos años. En ese entonces no todos los municipios tenían directores de turismo. Entonces, consistía en contactarse con el secretario municipal o encargado de turismo, y el párroco de la iglesia.
“Como ésta es una provincia de inmigrantes, muchas veces hasta el sacerdote no era oriundo. Nos recibía y nos contactaba con el que sabía, el lugareño. Íbamos a la casa de algún vecino de la colonia, por lo general, de avanzada edad, que te recibía y entre mate y mate hacía todo el despliegue de cómo era cuando llegaron los primeros. Narraba que era difícil también para ellos porque, además del monte, la selva, estaba la mezcla del mensú, los aborígenes, y ellos que venían con diferentes lenguas”, contó.
Y agregó que, a raíz de ello, “tenemos una diversidad de credos porque venían con sus historias, sus tradiciones, su fe, su cultura, y arquitectura. Por eso sólo en Oberá hay más de 40 tipos de credos o etnias o confesiones religiosas, como lo denomina la Secretaría de Culto. Si bien existe en toda Argentina, en Misiones está muy bien expresado, por eso tenemos una Fiesta Nacional del Inmigrante”, que se desarrolla en el Parque de las Naciones de la Capital del Monte.
Indagaban sobre los distintos tipos de iglesias, capillas, las festividades religiosas, vía crucis, peregrinaciones. Así, llegaron a lo que son hoy los Circuitos Zona Sur, Centro y Norte de la provincia, que “rompen con la estacionalidad, es decir, ya no sólo son visitados durante la Semana Santa sino en cualquier época del año”.
Cuando iban a los municipios, “nos contaban, por ejemplo, que cuando vinieron hacían sus reuniones debajo de un árbol, después, cuando llegaron a entenderse, hicieron un tinglado y, turnándose, trasladaron ahí sus encuentros. Sólo en Apóstoles tenemos hoy un circuito de las siete iglesias. Fue declarada Capital de la Semana Santa y el Pesanké, que es una tradición ucraniana del decorado del huevo de Pascuas. Cada municipio de Ucrania tiene una forma de pintar el pesanké –que quiere decir escritura-, y es una tradición que vemos hasta hoy. Hay, además, allí, un Museo de Arte y Cultura Ucraniano, donde la hermana Miguela OSBM brinda talleres al lugareño, a la familia, a los niños, y al turista”.
Así, contaban cómo lograron entenderse, y en Apóstoles “podemos encontrar iglesias donde en el medio hay una inscripción en español, de un lado en polaco, y del otro, en ucraniano, porque compartían el templo. Afortunadamente aquí, somos hijos de inmigrantes que vivimos en paz y priorizamos el diálogo”, describió, para quien la familia es un sostén fundamental “porque cuando me casé, ingresé a trabajar y al poco tiempo nacieron mis hijas Sharon Valentina y Selenia Virginia, que quedaban al cuidado de mi esposo, Dardo Álvarez, que también es licenciado en turismo”.
Para Núñez y sus compañeros, fueron años de investigación, de relevamiento de datos, de viajar y quedar fuera de casa durante varios días, de realizar visitas, de recabar testimonios, fotografías, relatos, para ir armando lo que hoy es un “sueño cumplido, el del producto hecho realidad”.
Con todos estos aportes, en 2005 surgió el primer folleto, al que antecedió un bosquejo de lo que podía llegar a ser el Circuito de Turismo Religioso en Misiones. Tras la presentación realizada en el entonces Hotel de Turismo, las cosas se fueron dando de una manera menos complicada.
En 2010, Misiones hizo su primer congreso, el segundo a nivel nacional. El puntapié inicial lo dio Merlo, San Luis, en 2009, con la presencia de los primeros referentes del país. En la provincia puntana se conformó la Comisión Argentina de Turismo Religioso (CATR), de la que Mónica Carolina Núñez es miembro fundador junto a Santiago Cano, Gustavo Loza, Norberto Groso, Gabriel Fojo, y Claudia Boente. Fue con el objetivo de desarrollar eventos, congresos, reuniones concernientes a la materia, a fin de bajar lineamientos y trabajar en forma conjunta. Actualmente esa comisión agrupa a más de 200 miembros, entre públicos y privados.
Comentó que, a nivel nacional, siempre se trabajó con la Pastoral de Turismo –ahora Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerante-. La institución aprobada es la católica, “pero tenemos judíos, musulmanes, budismo. Año tras año había algo que investigar, algo para agregar, por eso decidimos avanzar con el proyecto. Se dividió por zonas para poder abarcar mejor, pero todavía hay muchos pueblos, lugares, a los que no entramos. Lo que hacemos actualmente es brindar asesoramiento, asistencia técnica y capacitación a los municipios. Siempre hay alguien que dice, tengo una capillita, que tiene historia, entonces hay que ir a relevar, enseñarle, dar una capacitación sobre como armar, diseñar un circuito turístico del municipio, y que lo pueda poner en valor. Ese es nuestro trabajo desde hace casi veinte años”, reseñó la docente y licenciada en turismo, que se mostró “contenta porque después de más de diez años ya hay tesis en la carrera de guía de la UNaM como en la UGD, que fueron a entrevistarme, consultarme sobre este tema”.
Citó que, en el Norte, “tenemos por ejemplo la Iglesia de la Virgen de Czestochowa, muy pintoresca, con mucha historia, al igual que la iglesia San Casimiro de Gobernador Roca“.
En mi época de estudiante no se hablaba de turismo religioso. Hoy la UNaM tiene dentro de la cátedra un espacio dedicado al turismo religioso. Soy docente en el Instituto Tecnológico Provincial 2 (ITEP), de Corpus Christi, y de allí egresan como guías de turismo con interpretación en patrimonio cultural, pero tienen una formación (módulo anual) en turismo religioso”.
“Hoy puedo decir que en Misiones tenemos una planificación y desarrollo del turismo religioso. Pero es un trabajo que llevó años de investigación. A nivel mundial, de un 100%, un 20% se dedicaba a lo que es turismo religioso, lo que fue subiendo año a año. En Misiones estamos en un 30%. Si bien viene por otro tipo de turismo, a su vez, hace turismo de fe o religioso. El año pasado estuvimos en Pamplona, España, y nos dimos cuenta que estamos muy bien posicionados”, acotó, agradecida a la arquitecta Liliana Oleksow “porque en cada evento que hacemos, ella colabora como disertante”. Y recordó que durante la pandemia “nos contactamos con una agencia de Lituania que está expectante para que termine esta situación y puedan venir a traer turistas a fin que conozcan lo que tenemos en materia de fe y turismo religioso”.
Expresó que “vemos que las grandes peregrinaciones llevan a millares de peregrinos. Y dentro del turismo religioso, tenés la motivación cultural y la religiosa. La primera es alguien que no profesa la misma fe, puede ser un historiador, un docente. Pero al llegar a destino esos peregrinos necesitan servicio (comida, alojamiento), entonces para que sea producto tiene que estar conectado con la infraestructura, equipamiento, transporte, de la población receptora. Hay varios municipios misioneros que están trabajando y el Ministerio de Turismo sigue capacitando, transmitiendo, enseñando, que el turismo religioso es turismo local, que no decae en tiempos de crisis, sino que se acrecienta”.
Explicó que las capacitaciones se hacen con el párroco de turno, el taxista, la mucama del hotel, porque todos tienen que estar preparados para recibir, siempre se habla de la hospitalidad.
Como Bettaglio era docente universitario, lo que hacía era trabajar para agregar el turismo a la currícula escolar. Viajábamos a las escuelas del interior, a las colonias, haciendo conocer qué es el turismo, qué es el turista, el tema de la hospitalidad, de la calidad en la atención, entre otros”.
Núñez consideró que el turismo religioso “es un producto especial y a la persona que va a estar al frente, le tiene que gustar porque tiene que trabajar con la fe, atender al peregrino con calidez. La motivación es la fe y la religiosidad. Esto se conjuga con el paisaje natural, adonde está inserto, como, por ejemplo, el Parque Temático de la Cruz, ver qué más hay alrededor para salir a recorrer (Cataratas del Iguazú, Misiones Jesuíticas, Saltos del Moconá) porque Misiones es sustentable en todo sentido. El turismo religioso tiene que ver con la geografía en la que está inserta esa iglesia, esa capilla, a la que el turista llega para ver”.
Nunca imaginé, nunca soñé estar en este ámbito. Y me encanta enseñar. Llega un punto en el que se adquieren conocimientos, se incorporan experiencias, que luego se tienen que volcar. Hoy me considero una especialista en la temática. Me convocaron a disertar. Pronto iré a Brasil donde quieren saber cómo Misiones desarrolló esto del turismo religioso y que hoy tenemos un producto. Gracias a Dios siempre estuve rodada de personas que me ayudaron, que colaboraron, para que esto avance”, celebró. La formación del recurso humano “es uno de los objetivos que pregona la Comisión Argentina de Turismo Religioso (CATR) cuando se arman los grandes eventos. Una cosa es guiarlo dentro del destino y, otra, es como hacer el recorrido dentro de la iglesia, el respeto al otro o el encuentro que se está dando. Y todo eso lleva una formación”. Confió que “no aspiro a llegar a algún lado, me encanta enseñar y estoy trabajando en un libro que es sobre planificación y desarrollo del turismo religioso en Misiones. Será un legado para las generaciones, de interés educativo, para que puedan tener idea de cómo hacer un relevamiento, una tabla, una matriz de como investigar cuando voy a una iglesia”.