La Copa del Mundo más madrugadora de la historia arrancó tal día como hoy, hace 90 años, en Italia: el 27 de mayo de 1934.
El certamen italiano, ya bajo el régimen fascista de Benito Mussolini, tuvo varias excentricidades en su sistema. Para empezar, el campeón vigente, Uruguay, no concurrió a defender su título.
Además, fue el único Mundial que de principio a fin se disputó por eliminatorias directas, lo que provocó, entre otras cosas, que la Selección Argentina -que venía de ser subcampeona cuatro años antes pero que viajó con un plantel amateur- quedara afuera después de haber disputado un solo partido.
Ese juego fue un duelo con Suecia en el estadio Littorale de Bolonia (hoy Renato Dall’Ara), con arbitraje del austriaco Eugen Braun, donde la albiceleste cayó 3-2.
El equipo dirigido por Felipe Pascucci se adelantó a los 4 minutos por medio de Ernesto Belis, pero rápidamente Sven Jonasson lo igualó a los 9. Nada más arrancar el complemento Alberto Galateo volvió a adelantar a Argentina, pero de nuevo Jonasson puso el empate a los 67 y Knut Kroon completo la remontada a los 79.
Ese mismo día se disputaron los otros siete encuentros de octavos de final, que clasificaron a cuartos a Austria (3-2 a Francia), Alemania (5-2 a Bélgica), España (3-1 a Brasil), Hungría (4-2 a Egipto), Suiza (3-2 a Países Bajos), Italia (7-1 a Estados Unidos) y Checoslovaquia (2-1 a Rumania).
Finalmente, como era de esperar, el campeón fue el anfitrión Italia, que derrotó en la final a Checoslovaquia.