Tras conocerse el caso de la Cooperativa Eléctrica Limitada Oberá (CELO), que fue embargada por más de 200 millones de pesos por la empresa provincial de energía, lo primordial es preguntarse cómo están las otras nueve entidades prestatarias de un servicio tan importante como el de la energía para miles de misioneros.
La conclusión que sacan en la federación que las agrupa, es que no pasan por un buen momento y hay al menos entre cuatro y cinco entidades más complicadas que las demás. Entre ellas la CEEL, a la que EMSA le reclama también una millonaria suma de dinero por suministro de electricidad impago.
Los dos casos mencionados muestran en sus antecedentes grandes conflictos en la conducción, abultadas deudas con proveedores y servicios que dejan mucho que desear, incluyendo la provisión de agua potable que también realizan.
En el Ministerio de Acción Cooperativa como en la misma EMSA, las dos mujeres que conducen dos áreas clave en este esquema (Liliana Rodríguez y Virginia Kluka respectivamente) guardan silencio. La segunda, directamente al estilo judicial, habla por sus pedido de embargo.
Al menos con este Diario han evitado tener que referirse a una situación tan delicada como es el futuro de las cooperativas más importantes en materia de servicios públicos.
Las dudas abundan: cómo se llegó a esta situación crítica sin que se hayan conocido advertencias? ¿Qué riesgos corren los usuarios a futuro? ¿No cabe la intervención de la provincia frente a administraciones que se sobre endeudan, cuestionan a las administraciones salientes pero les aprueban los balances sin chistar? Por ahora, nadie parece tener respuestas.