Decía Einstein que Dios no juega a los dados, pero sí juega. Y resulta que es otro de sus milagros.
Estamos frente a un mundo de incertidumbre. Estamos dejando de lado lo racional y vamos en una loca carrera por lo intuitivo.
Las cosas cambiaron y nuevas realidades se nos acercan. Se pueden cambiar las cosas y surge una nueva realidad.
Adiós a lo sólido y predeterminado; hola a la incertidumbre y veo que es maravillosa y bella.
Estamos viviendo lo maravilloso que es poder transformar el caos en algo beneficioso para cada uno.
El universo es serendipia (descubrimiento o un hallazgo afortunado) y no nos deja pasar los mensajes que nos envía para que podamos ver los nuevos caminos.
Esta sabiduría implícita nos invita a dejar de lado el pasado y privilegiar el aquí y ahora.
Podemos ser muchos más creativos y las oportunidades aparecen frente a nosotros.
El mundo de la confianza. Aprendemos a creer de nuevo sin pronósticos y a confiar. Esa certeza interior que no nos pasa por la razón. Surge del momento presente, llena de cualidades para poder transformarnos.
Empezar a transitar este modelo, confiando en nuestra inteligencia y sacando lo mejor de nosotros. Aprender a confiar en lo que nos muestra el universo.
Un nuevo tiempo que no es racional sino intuitivo, aprender a confiar en partes de nosotros mismos que nunca supimos que estaban dentro nuestro.
Porque cuando el exterior no nos muestra nada provechoso o bondadoso ese es el momento justo para descubrir quiénes somos en realidad.