Los humanos tenemos la mala costumbre de acercarnos y tocar a los perros y no a todos les gusta recibir abrazos, besos o caricias y menos aun cuando está atado fuera de una tienda sin su guía. Hay que saber leer las señales del animal y respetarlas.
La manera de acercarnos es esencial para determinar la aceptación del perro y es importante inculcar esto a los niños.
Para presentarnos, debemos preguntar al guía cuan amigable es su perro. Evitar gestos amenazantes y la mirada directa y fija, nuestro lenguaje corporal debe ser suave y tranquilo, con movimientos lentos y sin correr. Así, damos tiempo al perro de asimilar la situación de que nos estamos acercando. Evitar el acercamiento frontal, directo a la cabeza y el acercamiento desde atrás que no le da la posibilidad de vernos.
Los perros, como las personas, tienen un espacio personal donde sólo aceptan la presencia de algunos.
Si la cercanía con un desconocido les resulta invasiva, intentará alejarse hasta que la persona quede fuera de su espacio personal. Tampoco podemos inclinarnos encima del perro, cosa que hacemos debido a su tamaño reducido.
Acercar la mano hacia el hocico para que la huela es una invasión de su espacio personal. Mejor pararse y esperar que sea el perro quien decida acercarse a olernos.
Si se muestra asustado o nervioso, es mejor no tocarle, si se acerca relajado y busca el contacto, podemos disfrutar de una buena sesión de caricias evitando las manipulaciones molestas.