En un clima festivo y de mucha alegría, la Diócesis de Posadas celebró ayer Corpus Christi, ante una multitud que colmó el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y luego se unió en procesión hasta la Catedral San José.
Bajo el lema “Yo soy el Pan de Vida”, los representantes de las diferentes parroquias de la capital provincial y de Garupá vivieron una jornada inolvidable de Corpus Christi, que volvió a realizarse de manera masiva tras las restricciones de las dos últimas ediciones por la pandemia de COVID-19.
Desde cerca de las 14, en un día a pleno sol y fresco, los grupos de niños y jóvenes, junto a sus familiares, empezaron a ocupar las gradas del Anfiteatro, acompañados por docentes de distintas escuelas católicas y también los catequistas de las parroquias, luciendo cada grupo un color diferente que previamente había sido definido.
Hubo canciones alusivas y animadores que fueron llevando de muy buena manera la jornada hasta el inicio de la Misa, que tuvo como celebrante al obispo, quien estuvo acompañado por los sacerdotes de todas las iglesias de la Diócesis.
El padre Juan Rajimón, previo al inicio de la Misa, señaló a PRIMERA EDICIÓN que “es una alegría volver a celebrar Corpus Christi así, es como volver a nacer, ver tanta alegría de la gente en un día espléndido y estar juntos de nuevo para celebrar y caminar detrás de Jesús. Es como un despertar de la sociedad, un poco, luego de estar dos años un tanto silenciosos”.
Agregó que “la fiesta de Corpus Christi, en especial para los jóvenes, es una fiesta espiritual que los convoca y es bueno manifestar nuestra fe en tiempos de crisis“.
El gobernador de la provincia, Oscar Herrera Ahuad; el intendente de Posadas, Leonardo Stelatto y funcionarios provinciales participaron de toda la celebración.
“No se puede ser cristiano si la caridad no es un componente esencial de nuestra fe. Tenemos que probar nuestra fe con las obras, se hace viva cuando nosotros vivimos la caridad y el amor. La Eucaristía es el pan que alimenta, que se comparte…”, indicó en su homilía el obispo.
Y destacó que “nuestra responsabilidad de cristianos es de la construcción de una sociedad que sea más solidaria, más justa y más fraterna en un tiempo en que nos encontramos con tantas divisiones, con grietas, individualismo y tantas formas que tienen tan poco que ver con el amor”.