En marzo pasado, cuando el Municipio emitió el decreto 280 autorizando una suba de 150% en el costo del pasaje a aplicarse en tres tramos, en marzo, junio y agosto, también se intimó a las empresas del Grupo Z, que son las únicas que administran las estaciones de transferencia de Quaranta y UNaM, a extender el horario de funcionamiento, por lo menos, hasta la medianoche.
En la actualidad, y desde que comenzaron a funcionar hace varios años, las terminales que se desempeñan como paradas articuladoras del sistema de transporte público de pasajeros dejan de operar a las 22.
Esto produce que miles de usuarios queden varados, deban caminar o cambiar de colectivos, siendo perjudicados en su tiempo y su economía.
En este sentido, el secretario de Movilidad Urbana del Municipio, Lucas Jardín, dijo a la prensa el pasado 22 de marzo que existe la posibilidad de que las terminales permanezcan abiertas dos horas más, debido a la demanda de pasajeros.
“La idea es que en una primera etapa podemos tener las transferencias abiertas hasta las 24, estamos estudiando la demanda que tienen las líneas para no ser ineficientes”, explicó. Pareciera que interesa más la rentabilidad de las empresas de “servicio público” que la necesidad de los usuarios.
Además dijo que no “sólo hay que pensar” en dejar abierta la transferencia durante ese horario, sino también tener el servicio bien aceitado con las líneas troncales para que los usuarios que se mueven desde el centro “puedan volver tranquilos a sus casas”.
Meses después, todavía eso no ocurre y los usuarios, miles, se ven perjudicados por la decisión de la empresa.
En el mismo decreto que se autoriza el incremento de tarifa, en el artículo 3, el Municipio señala: “Instase a las empresas para que procedan a la optimización de la prestación del servicio, de conformidad con los requerimientos elevados por los ciudadanos en la audiencia pública ‘readecuación de la tarifa del boleto’ celebrada el pasado 3 de febrero”.
Párrafo seguido, el Municipio enumera las demandas de los usuarios que el grupo empresario debió cumplir:
• Mayor frecuencia horaria en días hábiles en horas de mayor aglomeración de personas.
• Extensión de horario de funcionamiento de las terminales de transferencia y/o mayor frecuencia en horarios nocturnos, fines de semana y feriados.
• Ampliación de recorridos y mayor frecuencia de los colectivos que viajan hasta el hospital Madariaga de la ciudad de Posadas.
• Implementación de mejoramientos en las unidades (colocación de cortinas y/o aire acondicionado; acondicionamiento para discapacitados).
Se establece a la Secretaría de Movilidad Urbana como la autoridad de aplicación responsable de controlar la aplicación de lo dispuesto en los artículos precedentes. Justamente su titular, Lucas Jardín, fue quien dijo en marzo que analizaban extender el horario, cosa que nunca ocurrió pese a que ya no hay restricciones por la pandemia y la vida nocturna de la ciudad es muy activa, con personas que estudian, trabajan, se recrean y necesitan el transporte público por más tiempo.
Ampliar el monopolio
El Grupo Z, mediante tres empresas, domina el 85% del transporte en Posadas desde hace varias décadas, pese a las reiteradas y permanentes críticas de los usuarios por deficiencias del servicio.
En los últimos años ha crecido de tal manera, económicamente, que parte de sus integrantes ha comprado una flota de colectivos para prestar servicios en Buenos Aires y Capital Federal; y también ha realizado una inversión millonaria en Santiago de Chile para quedarse con una importante tajada del negocio del transporte en esa capital.
Su desarrollo demuestra que ha tenido una rentabilidad muy importante pero, a pesar de ello, sigue teniendo graves y repetidas falencias en el servicio debido a la falta de inversión y empatía con los usuarios de los colectivos.
A la prestación deficiente se suma un tema muy discutido en el aspecto económico del Grupo: la transparencia. A pesar de ser un servicio público, que debería tener los números abiertos a cualquier ciudadano, sus finanzas son un secreto escondido bajo siete llaves.
El aspecto más turbio está relacionado a la cantidad de boletos que vende, la millonaria catarata de subsidios que recibe y la ecuación polinómica que se aplica para determinar el monto del boleto que le cobra diariamente a los pasajeros.
Es que las empresas del Grupo se han negado sistemáticamente durante los últimos ocho años a implementar la tarjeta SUBE nacional, que tiene un sistema de control transparente y les otorga numerosos beneficios a los usuarios.
Si utilizara este sistema, el Gobierno nacional tendría una medición exacta de los kilómetros recorridos por cada unidad, los boletos vendidos y haría un cálculo más exacto de cuánto debería costar el boleto y cuánto dinero alcanzaría a la empresa para brindar el servicio sin castigar a los usuarios con el precio del boleto. Pero eso no ocurre.
En cambio, el Grupo tiene su propia “SUBE misionera” con la cual se controla los números y presenta informes a la provincia mediante declaraciones juradas escritas. Es decir que la Provincia ni la Nación controlan que efectivamente los números sean los que declara.
Hubo numerosos intentos de sectores políticos y usuarios que, dudando de los números declarados, pidieron que se abran los balances y se corra el velo de lo que significa un mega negocio millonario a costa de los sectores más populares de la población misionera. No hubo caso.
Críticas y falencias
• Falta de refugios en las paradas: los usuarios deben esperar en la lluvia o el sol en muchos barrios.
• Falta de frecuencia: los feriados, fines de semana y horarios pico la gente viaja amontonada como ganado y muchos pierden los colectivos debido a que cruzan cargados al tope y no pueden subir más pasajeros. Eso causa demoras, incomodidades y problemas.
• Ampliación de recorridos: los barrios más alejados y los nuevos parecen permanentemente la indiferencia al pedido de sumar nuevas líneas. Nemesio Parma, Itaembé Guazú, la zona sur del Autódromo y los municipios de Garupá y Candelaria tienen permanentes problemas de este tipo que no son escuchados por la empresa.
• El precio de la SUBE: este año el Grupo está cobrando mil pesos, cuando la tarjeta nacional tiene un costo de entre 90 y 200 pesos como máximo.
• Descuentos: la SUBE nacional otorga descuentos cuando se utiliza con mayor frecuencia, buscando que el pasajero que viaja seguido sienta un alivio en su bolsillo.
• Pérdida de subsidios: Nación otorga subsidios a provincias por dos vías: una para equilibrar costos y otra para beneficiar a los usuarios, pero Misiones recibe sólo el primer concepto y pierde millones del segundo, que sólo llega a las ciudades con SUBE nacional.